Empresas aquejadas del mal de persona

by Julen

trash-peopleMuchas empresas han inoculado este virus. Es el genéricamente denominado «mal de persona». Consiste no sólo en que el virus, la persona, ha prendido con fuerza en la empresa sino que a través de una mutación se ha convertido en «persona desmotivada». En esa situación el problema para la empresa es que el virus muestra gran resistencia ante cualquier fármaco. Así, la salud de la empresa no empeora tanto por este virus, el de las personas desmotivadas, sino porque no hay forma de que abandonen el cuerpo que los ha alimentado durante tanto tiempo. El problema entonces no es que la empresa posea el mal de las personas desmotivadas sino entender por qué las tiene y por qué se resisten a marcharse.

Este mal de personas presenta también múltiples variantes. La más extendida suele ser la de la persona que «está sin estar». Este virus es complicado de detectar. No se manifiesta de forma evidente. Reside, deambula, sabe lo que hay que hacer para no ser descubierto. En la mayor parte de las ocasiones esta variante del virus actúa por mimesis: accede a una parte del organismo y sin más, actúa «como las demás personas». Aplica aquello de «donde fueres haz lo que vieres». El trabajo no es lugar para realizarse; así que allí sólo queda pasar el día de la mejor forma posible.

Otro caso es el de la persona frustrada. Este virus es muy habitual en grandes empresas. A pesar de que parece que hay oportunidades para todas las personas, en el camino el virus se encontró con algún tipo de injusticia percibida y mutó hacia la falta de rendimiento. Como quiera que la gran empresa es capaz de mantener elevadas bolsas de improductividad en su seno, el virus acaba decidiendo mantenerse dentro del sistema, desplegando su potencial dañino. El virus muere al salir del organismo empresa. Allá fuera se convierte en persona activa y responsable, aunque no siempre.

También existe el virus de la persona mal pagada. Hay quien suele ceñirse al asunto económico, pero esta mutación del virus presenta, a su vez, ciertos matices. En realidad, el virus debería llamarse persona mal reconocida. El virus detecta que no está siendo suficientemente atendido en sus necesidades afectivas y comienza una carrera sin freno hacia la pérdida de autoestima. La empresa suele conseguir con complejos sistemas de gestión que el virus se haga cada vez más virulento.

Contra este mal de personas, son conocidas las técnicas quirúrgicas. Suele aplicarse de forma habitual cirugía para extirpar la parte dañada. En ocasiones la intervención se disfraza con extraños rituales mediáticos. Tampoco es raro observar cómo el virus se defiende en desesperados intentos de conseguir atención de los medios. Suele recurrir a acciones violentas fuera del sistema empresa pero rara vez acaban evitando la cirugía. La empresa lucha contra el virus de la persona recurriendo al método más directo: extirpar aquello que suele considerar «lo más importante». Paradojas de la vida.

Las empresas que se quejan en demasía del mal de personas suelen presentar cuadros con peligro de derivar hacia la esquizofrenia. Parte de su sistema afirma oficialmente su orgullo por el virus: las personas son lo más importante. Pero otra parte de su anatomía sigue generando condiciones para que el virus se desarrolle. Como se indicaba antes, las condiciones de reproducción del virus son ya conocidas: retribuciones injustas, escasas oportunidades reales de desarrollo o sistemas de gestión que nadan en la desigualdad. En ocasiones el virus presenta alto poder de contagio: el contacto diario entre personas fuera del organismo empresa da pie a compartir experiencias ingratas en el ámbito laboral. La consecuencia de todo esto es un círculo vicioso donde empresa y persona salen perdiendo. Y el rey en el país de los ciegos es tuerto.

Por último, indicar que investigaciones recientes han encontrado remedio contra el mal. En realidad el descubrimiento ha puesto en valor lo que ya decía la medicina tradicional. Parece que no es necesario el uso de agentes químicos sino que la mayor parte de la curación tiene que ver con el «trato digno». Este remedio puede aplicarse por diferentes vías: eliminar contratos basura, conversar de igual a igual, favorecer la autonomía personal y profesional, desarrollar el trabajo en equipo y participar en el proyecto. Existen técnicas más avanzadas que están aún en fase experimental, como la de la empresa abierta. Pero, según parece, todavía no son aceptables por parte de muchos organismos-empresa.

Nota.- Las personas en red presentan una elevadísima resistencia a este virus. De hecho la ausencia de «empresa» tradicionalmente entendida impide la inoculación del virus.

La imagen está tomada por b_kzn de la exposición Trash People de en la Piazza del Popolo en Roma. Esta colección de 300 piezas fue confeccionada por el artista alemán HA Schult a partir de 35 toneladas de desperdicios urbanos e industriales.

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9 comentarios

Carme 10/07/2009 - 11:19

Julen, me han encantado los dos posts.
Intentando hacer un poco de memoria, creo que la aciertas cada vez que usas la medicina en tus posts. Mira que hace tiempo, pues aún me salta la carcajada cada vez que recuerdo el post del médico que trabajaba demasiado 😀

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josempelaez 10/07/2009 - 12:23

Julen, ¿has visto el The Generation M Manifesto? El mozo ha escrito también otras cosas que creo que te van a interesar si es que aún no las conoces.

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Noe 10/07/2009 - 14:18

Coincido con Carme. A mí también me han gustado mucho los dos posts, aunque me pierdo un poco en la alegoría.

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Lula Towanda 10/07/2009 - 17:41

Además hay pandemia y el virus de las personas se extiende peligrosamente.
Ahora que estoy rememorando mis memorias laborales me doy cuenta que estos virus no existían pero estaban latentes.

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Ivan 12/07/2009 - 14:19

Gran post Julen,bastante representativo del panorama
y de lo puteada desmotivada que esta la gente

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Soni 13/07/2009 - 07:48

Muy acertado y me ha gustado mucho. Veo que la parte en la que el virus afecta a las mujeres, que sufren este mismo virus en todas sus facetas, no se ha mencionado, ni tampoco uno de los mayores efectos de este virus en las mujeres… el «glass ceiling», pero me imagino porqué: se necesitaría dos posts más sólo para hblar de esa faceta del virus.

De todas formas, pienso también que el antídoto lo tiene la sociedad en la que vivimos, una sociedad donde todavía se premia al vago, al improductivo (aunque metea mil horas en la empresa para ser bien visto por los jefes y compañeros), al que engaña, al que no sabe trabajar en equipo, al que roba, al que miente, al que poco a poco va perdiendo «defensas» (valores), y hace que el virus se propague.

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Julen 14/07/2009 - 06:44

Gracias por los comentarios.. Los dos artículos son las dos caras de la misma moneda, una especie de círculo vicioso donde se refuerza lo negativo. Pero el matiz que introduzco es que la mayoría de las empresas ejercen un poder excesivo. No es una relación de igualdad. Como institución merece la pena ponerla en cuestión y recrearla. Las condiciones actuales en el siglo XXI lo permiten. Permiten diseñar escenarios nuevos. A por ello vamos.

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Consultoría artesana en red » Empresas conscientes ante Internet 29/06/2011 - 06:22

[…] La segunda de las variables es la opción consciente que quieras tomar. Puede ser más proactiva o más reactiva hacia Internet. Y esto puede tener que ver con una mezcla de actitudes, aptitudes o hasta incluso de desengaños previos ante falsas promesas. Parece lógico pensar que estarías desperdiciando potencial si la opción consciente es proactiva pero el sector en que desarrollas la actividad principal aún no ha sido “traspasado” radicalmente por Internet. No parece algo habitual, pero es el caso contradictorio al que se enfrentan muchas empresas: buena parte de su colectivo desarrolla prácticas sociales en Internet que no se corresponden con la actitud de su organización. La consecuencia: conflicto e insatisfacción. Personas desmotivadas… que ¡como no quieran marcharse, vaya lío en el que te meten! […]

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Trabajo es trabajo. « productor de sostenibilidad 10/02/2012 - 19:55

[…] No me gusta hablar de trabajo fuera del horario. Hasta el extremo que algunas personas de mi entorno me han llegado a preguntar si me dedico a algo "chungo", que si era espía o algo peor. Y mira que mi ocupación aborda asuntos interesantes. Y me siento orgulloso de según que metas alcanzadas por cuenta ajena. De vez en cuando generalizo a "consultor ambiental", por aquello de la creatividad y en un intento de difuminar los contornos, pero no hay manera. El trabajo es el tiempo que vendo a cambio de dinero, contrato mediante. Y eso tiene unas implicaciones concretas: condiciona tu relación con la empresa, con sus clientes, los recursos disponibles, la organización… Por muchas películas que nos queramos montar: trabajo mata y no se hace solo. […]

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