Capitalismo: brazo, cerebro y ahora corazón

by Julen

corazonEs evidente que las grandes empresas necesitan la implicación plena de sus personas para conseguir sus objetivos. Al igual que un proyecto personal dispone del hecho diferencial de que nace de la decisión de la persona, los proyectos colectivos necesitan enganchar con lo inmanente de la persona. Pero el tamaño condiciona la implicación. En tanto que el proyecto crece la conexión de la persona se debilita porque pierde cercanía y se mueve hacia terrenos más abstractos. Sin embargo, la lógica del compromiso requiere un lenguaje de compromiso emocional también.

Hace ya unos cuantos años asistí aquí en Bilbao a una conferencia en la que Vodafone hablaba de la «pasión» como un valor que buscaban en su gente. Me sonó a chino mandarín. La pasión, un elemento muy habitual entre hackers, rodaba lejos de la conexión emocional con algo tan material como (ladrón) Vodafone. Porque apasionarse por una compañía que recibe numerosas reclamaciones de consumidores más parece una patología que cualquier otra cosa. El ejemplo de Vodafone me sirve para Endesa, Repsol o cualquier gran compañía.

La cuestión es que a esas grandes empresas de vez en cuando se les ve el plumero. Vamos, que las pillamos in fraganti, con las manos en la masa. No se comportan bien. Reconozco que no es blanco o negro. Habrá gente que se escaquee, pero el poder es tan asimétrico entre quien trabaja y quien emplea, que me temo que la lucha es muy desigual. Por eso tradicionalmente han existido los sindicatos: para defender a una parte de la (supuesta) agresión de la otra. Todo un sistema social que hunde sus raíces en lo más hondo de nuestra cultura.

Claro que hace años las grandes empresas necesitaban brazos. En la medida en que la tecnología avanzó pidieron cerebros, capacidad intelectual. Pero ahora piden corazón. En ¿Qué es la globalización? Ulrich Beck recoge estas palabras dedel periodista alemán Andreas Zieckle: «El capitalismo temprano se orientó a explotar el trabajo; el contemporáneo explota la responsabilidad». Y este es un terreno en extremo resbaladizo. Lo llevan a cabo combinando coaching para una parte de su gente y formulaciones emocionales de su visión, misión y valores para captar adhesiones. Las personas deben realizarse dentro del sistema económico para conseguir rendimientos excelentes de las organizaciones para las que trabajan. No hay alternativa: hay que pasar por inteligencia emocional desplegada al 100% en el trabajo. No puedes permitirte tirar por la borda una buena parte de tu vida.

Y es aquí donde todo cruje. La mayor parte de las empresas actuales no van a poder hacerlo. Porque se les va a notar que no hay autenticidad de por medio. Las personas siguen siendo el instrumento. ¿Cómo si no explicamos los despidos en tiempos de crisis? Están encarceladas en sus sistemas de gobernanza. Los números no salen. La decisión: grandes compañías automovolísticas reducen personal con cifras descomunales. Es la mejor evidencia del fracaso de un modelo falso: no van a poder argumentar nunca más que lo más importante son sus personas.

El «modelo corazón» tiene versiones muy elaboradas. Se despliega una combinación de tácticas sin precedentes. Google diseña hábitats donde quiere que seamos felices. Tu vida en Google. Tráete a tu descendencia aquí si hace falta. Vive 24 horas con nosotros. Tu felicidad pasa por compartir tiempo y espacio. ¿Para qué buscar fuera lo que tienes dentro? Incluso tendrás un día a la semana para tus proyectos personales. Necesitamos tu corazón, tus emociones, tu implicación vital: te queremos aquí y vamos a hacer lo posible para que no quieras salir de esta cárcel de muros imaginarios. Te enseñaremos a bailar como a un elefante. Y cuando ya no haya ataduras que limiten tu libertad no serás capaz de darte cuenta, no querrás irte.

A no ser que te echemos.

Por eso hay que buscar alternativas y construir otro modelo de relación entre las personas que nos permita generar riqueza. Y no digo que no haya buenas intenciones entre algunas empresas ya existentes. Eso sí, todo más inmanejable a medida que son más y más grandes. Así que mejor buscamos otras prioridades en empresas de dimensión humana.

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12 comentarios

M@k, el Buscaimposibles 29/04/2009 - 08:47

Creo que te equivocas, Julen: las empresas (hablando en general) no quieren más corazón, más pasión ni más implicación personal de sus trabajadores. Si así fuera, saben perfectamente el modo de lograrlo: mejores condiciones laborales, más sueldo, mejor trato, etc. La implicación, la pasión y los corazones que quieren (a ser posible en bandeja de «plata», en acepción argentina), son los de los clientes. Y no para ninguna historia de amor.

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Ainara 29/04/2009 - 09:58

M@k personalmente creo que para llegar a implicar al cliente es necesario primero implicar a los trabajadores: que desarrollen su trabajo con pasión, que se lo crean, hacerles responsables del proyecto para que lo hagan suyo. Y a esto únicamente se llega en climas laborales específicos como los que describía Julen en su post.

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jifamiliar 29/04/2009 - 10:19

Pasión, ética hacker, muy difícil de aplicar a lo que es, en realidad, una relación comercial entre empleado y empresa. ¿A todo el mundo le puede llegar a emocionar algún trabajo? ¿Que le puede motivar a un trabajador para implicarse / comprometerse emocionalmente con su empresa? ¿Dinero? Esto del dinero es muy poco emocional. ¿Trato y condiciones laborales? Ayudan a estar a gusto, que ya es bastante, pero de ahí a emocionarse … Y ojo con la manipulación emocional; hay mucho psicólogo aprendiz de brujo; pero es como una droga, aunque funciona al principio, al final es peor.

Además, no sé si me gustaría una sociedad cuyos miembros tuvieran todos ellos como principal fuente de emoción / compromiso su trabajo.

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josempelaez 29/04/2009 - 12:19

Bueno, amigo colega 😉 , tras haber pasado por unas cuantas empresas de gran tamaño, me parece que hemos terminado en la misma onda. Me ha gustado el viaje del barzo al corazón pasando por el cerebro (aunque ya sabemos que el alma también está en el cerebro).

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Alberto 30/04/2009 - 04:09

Julen, un post de antología; prosa e ideas juntas. Para guardar, la reflexión. A lo mejor es una visión de futuro de las empresas.
Gracias por el regalo.
Alberto

PD yo también les dejé un regalo en mi blog, me gustaría me visitaras

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fernando_mh 30/04/2009 - 22:41

¡Plas, plas, plas…! (aplausos)

Muy oportuno, Julen. Gracias por compartirlo.

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ALyCie 01/05/2009 - 08:19

Las empresas pretenden exclusivamente la maximización de beneficios económicos y para ello, ya no basta el trabajo, además, hay que ser supermanes, en motivación, esfuerzos, formación y recursos, para que socios, accionistas y patrones puedan vivir en una vida de lujo y derroche.
HAY que cambiar el modelo.

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Ivan 01/05/2009 - 10:43

replicar esto en todas las empresas parece inviable,lo que creo es que siempre se puede aplicar en algunas,pero claro depende de las personas una vez +,de la pasta de la que esten hechas ellas y las relaciones humanas que surjen entre ellas
pero a nivel total y global no lo veo posible
por otro lado,no se el % de gente que curra en lo que apasiona, 1% ?igual hasta me he pasado…

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Nacho Muñoz 02/05/2009 - 13:52

La verdadera función de los directivos que se encargan de las personas en la empresa (¿RRHH) desde mi punto de vista es la siguiente:

Incrementar el rendimiento económico de la empresa a través de las personas, incrementando la satisfacción (y por qué no, el orgullo) de las personas por pertenecer a la empresa.

Sólo a través de una oferta de emociones a las personas en su hábitat profesional por parte de la empresa, y el posterior consumo y disfrute de esas emociones, puede hacer transformar a las personas en profesionales comprometidos con una misión empresarial estrategicamente asociada (siempre, las empresas no son ONG´s) al incremento de los beneficios.

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Jesús Fernández 02/05/2009 - 17:52

Creo que olvidamos que muchos de quienes deciden los despidos cuando llega algo como lo que está cayendo… son personas que honestamente no ven otra salida. Quizá la haya, pero no la ven…
Aunque sigan convencidos de que el único activo realmente valioso de su empresa son precisamente las personas… deciden prescindir de parte de ese activo porque simplemente no pueden o no saben conservarlo.
Eh… no me atosiguen… que ya sé que hay personas que «no son humanas»… o su condición de tal es poco menos que despreciable.
¿Que no son pocos?: no son todos. Ni son mayoría.
Las empresas no piden nada. No tienen cara. Lo piden personas que tratan de impulsar cambios en el trabajo de la forma que mejor creen… a veces con la oposición interna más dura. Las gigantescas multinacionales pueden asumir este tipo de estrategias como tácticas de productividad, pero… según bajas de tamaño y aun siendo empresas grandes, más se trata de una pelea de desgaste entre convicciones y no-convicciones.

Puede que en el futuro hablemos de una noción muy distinta de empresa, más local y global a la vez, más pequeña (mucho más pequeña), con un futuro más dependiente de lo que cada ser humano que trabaja en ella (si no es ella) decida.
Pero si con este batacazo, no cae el modelo actual de empresa de forma estrepitosa (y empiezo a pensar que no), me temo que tendremos que pensar en otra cosa por muchos años. ¿Qué tal aumentar poco a poco la libertad… dentro de la empresa?

Esto es complicado. Demasiadas aristas, como sueles decir, Julen…

Yo, de momento, me declaro ingenuo: yo sí me creo la famosa frase de que «el trabajo es la principal fuente de transformación de la sociedad Y DEL SER HUMANO»… Procuro disfrutar del mío y dedico parte de mi tiempo a que otros lo consigan… aunque no pueda hacerlo para todos.

Creo que profundizar en el trabajo en libertad es posible para al menos parte de quienes trabajan (trabajamos) en empresas ya quizá demasiado grandes… y una de las pocas salidas que nos queden para estos años, aunque esté difícil.

¿Si en mi empresa no hay hoy «autenticidad», estoy condenado? Pues me niego a ser pesimista.

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Consultoría artesana en red » Inteligencia competitiva 2.0 a pie de calle, reloaded 27/11/2011 - 08:56

[…] Capitalismo: brazo, cerebro y ahora corazón […]

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Reflexiones: el principio cooperativo de la solidaridad retributiva | inquietos 14/07/2015 - 09:28

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