copyrightLa propiedad es un concepto complejo con muchas aristas (ver definiciones en el diccionario de la RAE). «Apropiarse» de algo puede contemplar sensaciones tan contrapuestas como:

  • Desde un punto de vista individual: «Es mío, mío, mío y solo mío».
  • Desde un punto de vista colectivo: «Ahora que me siento propietario, me implico más en el proyecto»

Compartir la propiedad es una alternativa. Varias personas son copropietarias de una cooperativa, de una empresa, de un txoko, de un inmueble. Este tipo de propiedad es poderoso y al tiempo está sujeto a muchas tensiones: todos conocemos familiares que no se hablan a cuenta de propiedades compartidas. En situaciones de herencia ya sabemos que sale lo peor de cada casa.

La propiedad va pegada al código genético de nuestro mundo occidental. En general, es una propiedad que camina junto al poder material y social que otorga la posesión de objetos materiales: tierras, casas y otros elementos que generan la  típica satisfacción del estatus. Hasta cierto punto, este sentimiento de propiedad galopa sobre una enorme carrera de la rata.

Claro que la propiedad ha sido también origen de modelos opuestos: altruismo, caridad y otros sentimientos asociados a la «buena gente». La generosidad se agarra también al supuesto de la propiedad como estándar pero juega con ella de forma diferente a lo habitual. Demuestra que es capaz de compartir o de entregar sin esperar nada a cambio. No obstante, sigue partiendo de una asimetría cruel: es generoso quien tiene. Si no posees, me temo que no vas a a ser generoso nunca.

Pero cuando miramos la evolución de la propiedad tenemos que reconocer que nuestra sociedad se ha transformado. Hoy el conocimiento es eje vertebrador de nuestro avance. Conocimento como pensamiento, emoción y acción en palabras de Alfonso Vázquez. Hablamos, claro está, de personas. No hay que olvidar, por cierto, que hemos pasado por etapas históricas tan vergonzantes como aquellas en las que unas personas poseían a otras, sus esclavos. Y aún en pleno siglo XXI conviene recordar que ese modelo convive con nosotros.

Ahora bien, ¿qué lógica aplicar a la propiedad del conocimiento? ¿Acaso existe lógica que aplicar? Creo sinceramente que tenemos que modificar el ángulo de visión. Tenemos que enfrentarnos al conocimiento con una lógica basada en compartir como motor de crecimiento. Compartir no supone ninguna cesión de nada. Supone el alimento que generará nuevos alimentos para el espíritu. Es el combustible del progreso. Pero la lógica de la propiedad sobre elementos materiales sigue proyectando su enorme sombra.

¿Cómo nos apropiamos de nuestras empresas?, ¿con la lógica de la propiedad sobre los elementos materiales o con la lógica de compartir conocimiento? ¿Cómo debe ser el modelo a seguir para humanizar la empresa, para hacer que gire en torno a la persona y no en torno a la cuenta de resultados? ¿Acaso es imposible y tenemos que crear ex novo empresas que no se parezcan a las actuales? ¿Cómo gestionamos la propiedad en una empresa democrática? ¿Tiene sentido plantearlo? ¿Con qué lógica?

Recomiendo atención al proceso en marcha para construir una Asociación de Empresas por la Democracia Económica.

Otras reflexiones sobre la propiedad en este blog:  Propiedad, empresas cooperativas y Athletic de Bilbao. Otro artículo de interés: Trabajo cognitivo, cooperación, democracia, de Alfonso Vázquez.

Artículos relacionados

7 comentarios

josempelaez 26/03/2009 - 19:59

Me ha parecido muy relevante tu reflexión. El conocimiento no es comparable a los factores productivos clásicos que aún determinan el funcionamiento y la dirección de la gran mayoría de las organizaciones.

Entiendo que el conocimiento no debiera de ser un recurso escaso en una sociedad civilizada.

Responder
Alberto 27/03/2009 - 01:58

Hola Julien:
Estamos en la tercera ola, la del conocimiento. Ese es el principal activo de las personas hoy en día y más allá, el «saber hacer las cosas».
Con la llegada de internet se ha democratizado la información. Lo dificil es la transformación hacia el conocimiento, para llegar a la sabiduría.
Alberto

Responder
Javier Bárez 27/03/2009 - 14:40

Kaixo Julen:
Y ¿Cómo tratamos de estas cuestiones hablando de la Administración Pública?
¿De quién es la propiedad de la empresa?, ¿De quién es la propiedad del conocimiento?
Es interesante, en este ámbito, incluir a los/as ciudadanos/as puesto que podríamos darles la titularidad empresarial. ¿O no?
Javi

Responder
Unai 28/03/2009 - 23:20

Hola Julen, me gustaría compartir contigo lo que leí el otro día.

El conocimiento, en cuanto bien económico, es bastante especial. Una de sus principales características es que no hay rivalidad en su consumo: es decir, que el hecho de que alguien lo utilice no impide que otra persona lo use al mismo tiempo.
A su vez, se trata de un bien sobre el cual los derechos de propiedad no están perfectamente definidos, y eso significa que nadie puede ser dueño exclusivo de un conocimiento como si éste fuera un pedazo de tierra. La evidencia internacional muestra que los países que han alcanzado el desarrollo invirtieron una gran cantidad de recursos en la generación de nuevo conocimiento, descartándose la idea de que las actividades científico-tecnológicas son “pasatiempos de país rico”.
Una característica adicional de estos países es que muestran un patrón de distribución de la riqueza bastante equitativo y una explicación de ello podría ser precisamente que su estructura productiva se basa en sectores donde la tecnología y el conocimiento juegan un rol clave. ¿Cómo? Porque en los sectores que se basan en los recursos naturales la propiedad -de la tierra, el agua o los minerales- está muy bien definida y concentrada en muy pocas manos, lo que permite que la renta sea fácilmente capturable por los pocos dueños existentes. En cambio, en aquellos sectores intensivos en conocimiento, donde la propiedad de éste está más extendida (situación que se repite para todos los países, independiente de su estado de prosperidad económica), las rentas –que pueden ser muy importantes–se reparten entre más personas.

Responder
Julen 29/03/2009 - 09:33

@josempelaez, el conocimiento compartido debería ser la base del desarrollo de toda la humanidad. ¿Exagero?
@Alberto, para llegar a la sabiduría hay que recorrer muchas etapas de compartir, ¿no? Parece paso previo, condición necesaria y casi casi suficiente.
@Javier, me temo que la propiedad de la Administración Pública es de todos. Y ahí, en ese «de todos» puede radicar parte del problema: se convierte en un «de nadie».
@Unai, gracias por compartirlo. Yo escribí por aquí algunas cosas respecto al Coeficiente de Gini. Si no se distribuye bien, me temo que estamos ante nuestro propio fracaso.

Responder
Odilas 30/03/2009 - 19:46

Tenemos un problema y cercano.
El conocimiento, abierto, compartido, remezclado…poner toda la literatura que ya sabemos, es la clave del progreso, tanto económico cómo social.
PEro qué pasa con aquellas empresas y organizaciones que basan sus activos en la propiedad de una determinada área de conocimiento. Aquellas que compiten en el mercado con el conocimiento que ellos tienen y otros no.

Ejemplo: Estoy a punto de abrir un proceso de creación de una metodología que necesito para mis proyectos. Lo tendría que hacer igualmente, pero ya que invierto neuronas, que el esfuerzo sirva para otros. No tiene sentido que perdamos más tiempo del necesario.

Por otro lado, asumo que sé menos que otros, y que saldrá un mejor producto cuanta más gente participe. Un mejor producto para todo el que quiera utilizarlo!

Hablando del tema por aquí y por allá, me encuentro con agunas personas que ya me dicen que no podrán participar, que personalmente lo que quiera, pero que tendrían un problema con su empresa, porque ese servicio lo ofrecen y lo consideran un activo comercial.

En su sistema, yo entiendo sus reticencias, pero no dejo de ver las ventajas colectivas de hacerlo juntos. Pero si todo se comparte, qué difernencia a una empresa de otra…Las personas ;-)?

Responder
Juan Bernardo (montejb) 08/04/2009 - 21:04

El contexto del modelo socio económico en que nos desenvolvemos corresponde al siglo pasado y una significativa parte de los problemas actuales vienen derivados por el desacoplamiento del progreso y avance en el conocimiento y tecnológico con un modelo obsoleto y unos referentes caducados en cuanto a definiciones y usos.

Veamos pues.

Conocimiento:

El conocimiento formal e informal es dinámico, flexible, y caduca en el tiempo, a base de incorporase paulatinas aportaciones que ajustan y corrigen la utilidad general a la particular. Necesariamente se requiere compartir con los demás el propio conocimiento y el de los demás y este proceder de necesaria e ineludible colaboración es lo que facilita su ampliación y mejora de utilidad universal y particular. No existe un solo conocimiento que pueda prescindir de otra sugerencia y aportación de conocimiento.

Propiedad:

Tal cual la entendemos y nos han enseñado, simplemente ha caducado.

Entiendo, que de lo único que podemos ser dueños en verdad, es del uso y aprovechamiento, no de las cosas en sí mismo. Por ejemplo, no podemos ser dueños del aire, salvo el que respiramos para transporte del oxigeno en nuestro organismo, tampoco podemos ser dueños de la energía solar, salvo la que podamos aprovechar para cuanto queramos, siempre que nuestro conocimiento nos permita ingeniar y crear dispositivos para su aprovechamiento. La vivienda en que vivo, lo esencial es el uso y disfrute y las comodidades que me ofrece por sí misma y por el entorno en que está localizada, siendo irrelevante en cuanto a la esencia, la propiedad en cuanto a un nivel homologable de calidad y condiciones, si se construyeran y distribuyeran viviendas suficientes y accesibles para cualquiera, su valor e interés de propiedad sería cero, con lo cual, desaparecería su propiedad tal como la conocemos. Retomando el aire como referencia, parecido sucede con los caminos, carreteras y calles, su propiedad es irrelevante, lo esencial es que nos permite acercarnos y desplazarnos libremente, así pues su uso es lo esencial. Para casi todo lo demás ocurre parecido, adecuando la definición actualizada que le corresponda.

Así pues, en verdad pienso como más razonable, que de lo único que podemos y somos dueños es de nosotros mismos y del conocimiento mutable, acumulable, propio y agregado de otros, en cuanto seamos capaces de ir asimilando y aprovechando para utilidad propia y la de los demás.

En principio, a ver y debatir, la aproximación expuesta y de concurrir, aunar conocimientos y afinar objetivamente este apartado, podemos seguir y empezar en otros anexos.

Como referencia ver y comentar; Diseñando el modelo de organización en el blog
http://montejb-quisiera.blogspot.com/2009/04/disenando-el-modelo-de-organizacion.html

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.