En origen nada puede ser tan complicado. Nuestra mirada descompone y reorganiza trazos. Allá donde no había ahora hay; porque proyectamos quiénes somos. La imagen no decía nada en particular, pero fuimos nosotros quienes le dimos un sentido insospechado.
Es la fuerza de la imaginación y es el peligro del activismo. Interpretar el contexto, ver más allá de lo que los trazos muestran. Con persistencia, tratando de sobrepasar la objetividad. Nuestros deseos impregnan la escena. Entonces deja de ser lo que es para ser lo que nos parece que es. Pero en esa proyección nos jugamos buena parte de seguir siendo quienes somos, porque así sabemos que seguimos vivos.
Todo era sencillo. Pero le aplicamos análisis, pasional o estrictamente racional. Descomponemos, dibujamos relaciones, establecemos vínculos entre nodos aparentemente lejanos. Lo sencillo se refunde en la mirada de quien concentra su visión en los hechos. La profundidad de esa mirada conduce a una neurosis incipiente: la distancia se ha reducido hasta tal punto que objeto y sujeto están fundidos. El objeto se recrea y en él existe lo que queramos. Imaginación y locura se dan la mano.
Participamos en una carrera de causas, de porqués, de conexiones, de hipótesis. Mostramos nuestra inteligencia descubriendo que lo sencillo no lo es. Podemos explicar de forma alternativa lo que funciona: porque sí. Comenzamos con simples porqués, porqués, porqués. Entonces éramos niños. Luego aquel juego perdió alegría e ingenuidad y se reconstruyó bajo la forma de una enfermedad obsesiva. Necesitamos comprender. El yo adulto arrasó e invadió el juego de niños. Sencillo y simple, los dos perdieron la batalla en un mundo que, oficialmente, se hizo complejo. Lástima.
3 comentarios
Como es habitual, estoy de acuerdo y yo también echo de menos la frase «porque sí», cuando todos sabemos y es una pérdida de tiempo rebuscar fundamentos. Porque a veces, admitir el «porque sí» es mucho más natural y menos manipulado, que interpredas datos, encontrar causas..etc.
Como dice John Maeda en «Las leyes de la simplicidad»- concretamente en la ley 10 ‘la única’- «.. La simplicidad consiste en sustraer lo que es obvio y añadir lo específico..», requiere pensar.
Dedicar tiempo en recabar datos, fundamentar, justificar, buscar causas hipotéticas…. se gasta tiempo y recursos y no siempre es el sinónimo de aplicar la inteligencia.
A veces acomplejamos lo sencillo, por no ser capaz de explicar con una simplicidad.
Un saludo
en la infancia tampoco era todo tan sencillo. recuerdo como especialmente incómoda la pregunta «y tú ¿de quién eres?»
para un hijo del éxodo rural la pregunta no tenía una respuesta única ni sencilla. no era lo mismo si te lo preguntaban en el pueblo en el que había nacido tu madre que si te la hacían en el de tu padre. si salías con la bici y llevabas hasta el pueblo de donde venía tu abuelo o a aquel otro de donde era el marido de tu tía…
ahora, cuando todo es más complicado y uno se gana la vida como mercenario, me gustaría haber aprendido a responder con un «y tú ¿quién eres tú?»
Es verdad que los complicados somos nosotros, que ya no preguntamos por qué solo con la intención de aprender o como un juego. Mi padre a veces contestaba «por que estás en mi casa» Y no necesito remontarme a la infancia, esta mañana ante una pregunta, que yo creía amable, me han respondido ¿y quién eres tú?, me ha hecho pensar…, pero es viernes, por un finde sin complicaciones!!