Imprevisible

by Julen

incertidumbreMe siento cómodo en la incertidumbre. Pero también me gusta jugar a la planificación. No tanto porque crea que tengo capacidad de predecir nada especial sino porque me obliga a aprender de lo supuestamente planificable. A fin de cuentas cuando juegas a decidir el futuro estás practicando también pasado y presente. Son las bases de la planificación y van unidos a la predicción.

Reconozco, no obstante, que puede resultar complicado convivir con la incertidumbre. Quisiéramos siempre que lo que está por llegar cayera una y otra vez de pie. Pero es fácil caer en la cuenta de que el mundo se convertiría entonces en un lugar menos atractivo. ¿Qué sentido tiene insistir en dominar el futuro? Allí habitan los grandes retos, el placer y el dolor, las grandes gestas y los más sonoros fracasos. Así que mi única predicción juega a lo imposible, aunque trate de disfrutar con el intento.

Ahora bien, la predicción va a continuar siendo una obsesión para los humanos. Porque ahí están colocadas las ilusiones de muchas personas: en el futuro. Queremos que se cumplan nuestras profecías y todo el mundo sabe que sí, que las profecías tienden a su autocumplimiento. Sólo basta con la fe. Sólo basta con ella y con fuerzas incomprensibles que habitan en algún lugar de nuestro ser. Imprevisible, incomprensible, pero sucede.

En el futuro habita buena parte del presente. Porque éste se extiende con ambición hacia allá. Toma la referencia del pasado y aprieta los dientes para que siga sucediendo en el futuro lo que acontece hoy. Son las obras inconclusas, las que saben que su sentido está en el futuro. Ese lugar donde nuestra miseria desaparece. Ese lugar que se crea en nuestra imaginación y al que podemos moldear a gusto. En el terreno de los sueños, lo imprevisible juega al gato y al ratón con lo que sucederá.

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