A la puta calle

by Julen

En Camera Café Antúnez usa esta expresión a menudo, aunque Victoria y Julián son quienes llegan a un curioso acuerdo tras hacer realidad el despido: se necesitan. Ayer en el Foro Hobest, en el fondo, estuvimos analizando la cuestión. En palabras gruesas: ¿qué haces cuando una persona está jodiendo un equipo? Claro: a la puta calle. Pero: ¿es así de simple?

Los problemas en los equipos surgen en buena parte de la complejidad de relaciones personales, intereses y expectativas que se despliegan. La trayectoria de cada persona está repleta de percepciones. Cada cual estructura un esquema de valores que responde a sus experiencias pasadas y a sus expectativas futuras. Simplificar y ver en una persona la causa de los males de un equipo es asunto delicado.

Hace ya más de ¡¡tres años!! que escribí en este blog un artículo aportando reflexión al respecto: ¿Qué hacemos con los malos? Y algo más adelante otro a cuenta de una entrevista que escuché en la radio. Un miembro de una ONG explicaba cómo llevaban a cabo la selección de personal: Nadie no vale. Resumiendo, el debate tiene que ver con las reglas de las que se dota un equipo o una organización para tratar las diferencias y, al mismo tiempo, con reconocer que las variables en juego son muchas como para que la salida de una persona no sea tratada desde el consenso.

En el proyecto cooperativo de los exploradores electrónicos el derecho a la segregación está en la base. Primero debemos reconocer que un proyecto individual puede tomar vida propia independiente cuando lo considere oportuno. Es el punto de partida. Pero ¿cómo se enfoca cuando el proyecto parece que quiere continuar dentro de otro mayor y, al mismo tiempo, parece estar torpedeándolo? ¿Cómo tratamos la diversidad que ataca el conjunto? Complicada respuesta.

Mi intervención fue ayer en una línea muy clara: en un equipo o en una organización surgen patologías y hay que tratarlas desde un punto de vista profesional. En ocasiones se requiere una intervención terapéutica. Y mejor si se lleva a cabo con un enfoque sistémico. No parece lógico considerar que hay un problema con una persona concreta. Aunque esto no suponga que el bisturí, llegado el caso, no pudiera ser la solución. Claro que ese bisturí necesita un consenso en la toma de decisión. Y no lo percibiría como un fracaso, sino como fuente de aprendizaje para el futuro.

En cualquier caso, sí parecería importante marcar pautas para la forma en que se abandona un proyecto. Parecería que es ahí donde la colectividad demuestra su madurez. Y todo esto considerando que aunque el papel lo aguanta todo, el dolor y la frustración son expresiones humanas asociadas al fracaso de una relación. Y ahí el papel es siempre es papel mojado.

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10 comentarios

Javier Bárez 27/03/2009 - 14:55

A la puta calle, creo que puede ser el recurso fácil de líder cobarde e inepto.
Entender que todas las personas tienen su valía y su capacidad es un requisito inicial.
La habilidad del líder está en saber implicar y motivar a todas las personas de su equipo y/o empresa. Ese trabajo «emocional» es una de las habilidades más demandadas en la actualidad. Lo otro es proyectar hacia los demás las propias debilidades e incapacidades.
El «todo el mundo vale para algo» , sólo hay que saber «sacárselo» es en sí, el primer pensamiento positivo que añade valor a las personas y por ende a las organizaciones.
Javi

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arl 27/03/2009 - 15:27

A la puta calle» es del vago y del conciencia de que un directivo no es más que un proletario de la gerencia y tiene que mezclarse con esa «pobre gente» a la que no respeta, en ningún aspecto, y con la que a lo sumo se hace una foto, como las damas de alta, media-alta y etc. alcurnia cuando van a hacer fotos de sus caridades a países en vías de desarrollo: conteniendo la respiración para que no les llegue el hedor de la miseria durante los segundos de la foto.
Las complicidades y los amiguismos perpetúan esta especie de zánganos, igual que las endogamias perpetúan apellidos
Pero yo venía aponer este enlace a una antigua entrada de este blog, que tiene materia para el optimismo y para el futuro
http://blog.consultorartesano.com/2005/04/estupida-campana-de-gauss.html

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deiane 27/03/2009 - 19:59

Gracias a este post he descubierto el «¿Qué hacemos con los malos?» y el «Nadie no vale». Geniales!!

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Carme 27/03/2009 - 21:26

Voy a imaginar que no existe un líder, voy a imaginar que hay tantos líderes como personas.
Quiero imaginar que «a la puta calle» no lo dirá nadie a otro que no sea a sí mismo, cuando crea que en otro proyecto podrá aportar más y avanzar mejor.

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Yuri Noda 28/03/2009 - 01:20

Estoy de acuerdo que la solución «a la puta calle» es la solución fácil… o ¿no?.

Digamos que…. yo he observado equipos-grupos donde hay una persona concreta que está actuando incorrectamente (o simplemente no hace nada). Está dañando el funcionamiento y el rendimiento del equipo. El colmo es que todos sabemos de quién se trata.
Literalmente he escuchado más de una ocasión «como bien sabemos quien es..»… Pero lo sorprendente es que nadie, pero absolutamente nadie tiene valor para decir «a la puta calle». Por contra, siguen aguantando y quejando en voz alta pero sin dar el nombre. Personalmente, hay veces que la actitud «a la puta calle» puede ser más honesto, valiente y responsable.
Eso sí…. con mucho tacto. Porque no nos gusta nada caer mal por nada del mundo.

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Julen 29/03/2009 - 09:26

@Javier, no obstante, yo creo que «a la puta calle» refleja una situación de poder de una parte respecto a la otra. Esta es la parte más delicada por cuanto no creo que quien lidera deba asumir el 100% de la responsabilidad de un fracaso. Son las consecuencias de ese fracaso el verdadero problema.
@arl, gracias por apuntar el post de la campana de Gauss. Insisto en lo que le comento a Javier: el problema de esa maquiavélica distancia, que tú también apuntas, entre unos y otros.
@Deiane, gracias. Espero que sirvan para abrir mentes.
@Carme, como tantas otras veces, apuntas bien.
@Yuri, creo que tiene que ver también con la madurez del grupo. Parecería lógico pensar que el problema es compartido. La asertividad debe ser compañera de viaje de un equipo.

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silvia_ncuentra 01/04/2009 - 18:26

A quienes leemos a Julen desde no hace mucho nos hacéis un favor comentando posts antiguos tan buenos como «Nadie no vale» o «Qué hacer con los malos: te los quedas». Retornar hasta 2005 es impensable en todo su explendor, pero así, de un modo guiado, con pildoritas, es un camino agradable de recorrer.

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Consultoría artesana en red » Philips, cuando 74 millones de euros no son suficientes 19/10/2011 - 05:32

[…] que nos permitirá remontar todavía más en el ranking Interbrand o el que sea está tomada: ¡a la puta calle 4.500 individuos! Ay, qué contento se iba a quedar Antúnez. Mira que tiene imitadores a gran […]

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Sobre empresas y sectas o por qué me da miedo | Consultoría artesana en red 02/10/2014 - 05:32

[…] Ya, claro. Como siempre, exagero. No hay coaching de por medio, ni valores, ni propaganda. Las empresas son entidades neutras donde la gente va a trabajar y le pagan. Y si no hay trabajo, que diría Antúnez, a la puta calle. […]

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Trabajar de ocho a tres, lo último en productividad | Consultoría artesana en red 29/12/2014 - 06:30

[…] Así que la nueva lógica dice: de ocho a tres y sin que te permitas distraer la atención. Bueno, sí, pero será en los 23 minutos conseguidos tras la negociación colectiva de turno. Nada de otras cosas. De ocho a tres solo hay trabajo. Es el sacrificio que como raza humana realizamos en el altar de la productividad. Solo seremos profesionales, almas entregadas a trabajar y solo a trabajar. Y si caemos en la tentación de desviar la mirada hacia la fruta prohibida, entonces… bueno, entonces ¡a la puta calle! que diría un Antúnez encendido en aquella joya que fue Camera Café. […]

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