El lógico pánico a la transparencia

by Julen

miedo2Es el factor fundamental, el gran obstáculo, el miedo atávico. ¿Me estás queriendo decir que todos pueden ver esto? Pero… ¿eso quiere decir que cualquiera puede ver lo que hago? Nuestras empresas trabajan, evidentemente, con otro paradigma. Lo hemos dicho aquí de mil formas y colores. Pero pasa el tiempo y seguimos enfrentados al mismo gran problema.

Además, ahora hay nuevos argumentos: la privacidad está siendo traspasada por los dardos bellamente emponzoñados de las redes sociales. El intento de Facebook de quedarse con toda nuestra información o el omnipresente poder de Google en nuestras vidas están levantando barreras aún más altas. Compartir, compartir, compartir. Sí, pero ¿a beneficio de quién?

Hemos pasado de ser «productores de información» a ser «disparadores de consumo». Una buena minería de datos interpreta nuestra información y nos la devuelve en forma de irresistible fórmula de «compra porque sé que eso te gusta». La información traspasa la línea y se convierte en publicidad sutil, dirigida a ti como individuo único, como persona específica. Sabemos lo que te gusta, cuándo lo consumes, cómo lo consumes. Sabemos de ti más de lo que crees y vamos a utilizarlo para moverte como una marioneta en el mercado del consumo desbocado.

Así que, ¿por qué las empresas y las personas van a querer jugar a la transparencia? Es posible que su argumentación contra ella tenga cada vez mejores argumentos. ¿Voy a transparentarme para ser mejor objetivo de quienes quieren hacer negocio conmigo? Así no juego.

Necesitamos herramientas y educación para controlar mejor nuestra privacidad. Cada vez que la ingeniería social consigue colarme unas condiciones de uso sin que las lea debido a su farragosidad, cada vez que eso suceda, habrá nuevos argumentos contra la transparencia. Porque ya no es condición de salud de un sistema; no si no se consigue dotar a la persona de herramientas para cerrar aquellas puertas que estime conveniente.

Lo contrario de opacidad empieza a no ser transparencia. Lo contrario de opacidad es simetría, son derechos de privacidad, es educación. Vale, también es transparencia. Pero sólo cuando va acompañada de otros ingredientes. No me sirve la transparencia completa si no es un acto voluntario y del que conocemos las consecuencias.

La empresa abierta tiene un nuevo enemigo: los cada vez más numerosos ejemplos de mal uso de la información que volcamos en ese inmenso saco sin fondo que es Internet. Cada mal uso es un nuevo obstáculo.

Esta reflexión me llega de un proyecto en curso y de un buen libro que he citado en varias ocasiones últimamente por aquí: el de José F. Alcántara, Versvs’ Blog,  sobre La Sociedad de Control.

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5 comentarios

Josu O. 21/02/2009 - 10:41

Pero en este mundo globalizado, ¿quién controla al controlador? Google y Facebook tienen más información nuestra que la propia policía ¿Estamos protegidos por la ley?
¿Existen espacios oscuros en la red donde solo unos pocos tienen acceso?

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ALyCie 21/02/2009 - 17:55

Tiene gracia que hablemos de transparencia sólo a un lado de la nube (cloud computing)

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Julen 22/02/2009 - 05:45

@Josu, O., el controlador sigue ganando en información. Y te dice que no te preocupes, que no borres nada, que hay sitio para todo lo que producimos. Suena a jugada maestra.
@ALyCie, eso es, lo dices muy bien: a un lado, sólo a un lado. Juego asimétrico.

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Francisco 23/02/2009 - 08:58

Decisión y responsabilidad.

Dos términos que van unidos, pero no se suelen ejercitar unidos.
Desde el nacimiento del «estado de derecho», la gente cree que tener derecho es un estado natural, y no algo que uno se gana y continua trabajando.

Si uno decide compartir su información, ser transparente, también debe ser responsable de a quién y bajo qué condiciones comparte, saber si podrá o no eliminar suficientemente esa relación, y ser consecuente con esas limitaciones. La época del «consumidor desvalido» ha acabado. Es hora del consumidor responsable.

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¿Abrir la empresa? Ya te la han abierto desde dentro | Consultoría artesana en red 02/10/2014 - 05:32

[…] como una auténtica amenaza. Que el mundo sea -hasta cierto punto y con matices- más transparente da dolores de cabeza. Y genera oportunidades de negocio. Depende del color del cristal con que lo […]

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