La invasión de los ladrones de almas

by Julen

ladrones-cuerposLa invasión de los ladrones de cuerpos es una película clásica del cine de ciencia ficción dirigida por Don Siegel a partir de la novela de Jack Finney. Los alienígenas se aprovechan de una poco sensible comunidad para robar cuerpos y apoderarse de sus almas. Parece que nadie quería reconocer que estaba ocurriendo, que aquello no podía suceder. La película avanza creando más y más inquietud, incluyendo la escena que quizá podáis recordar en la autopista donde el protagonista corre angustiado pero nadie le hace caso.

Pues quizá así llegan los nuevos monstruos empresariales. Se disfrazan de «experiencias» estupendas: desde tomar un café, hasta conducir un coche o comprar unos calzoncillos. Son experiencias que tratan de traspasarnos como seres humanos, de enganchar con nuestra emoción, con lo más íntimo de nuestra existencia. Esa conexión es la clave: conseguir que tú seas yo mismo; que tú, empresa, me alcances en lo más hondo de mi corazón y me proporciones una experiencia vital difícil de olvidar. Es la meca de la orientación al cliente: eres parte de mí.

Vaaaaaaale, ya sé que exagero. Que nadie está pensando en los hijos de nuestros hijos, que nadie utiliza publicidad requetelaborada para dirigirse a mi mundo de instintos básicos, que nadie quiere apoderarse de mi capacidad de decisión, que nadie rebusca en las posibilidades de mi compra compulsiva. Eso no existe. Es mi capacidad extrasensorial.

Y todo esto tiene una parte estupenda: son los mejores ejemplos de marketing que podemos colocar en nuestras clases de MBA. Los ensalzamos y los presentamos como referencia. La «experiencia» de uso triunfa en los mejores cines empresariales: sea Lego, Starbucks o BMW. Son la referencia. ¿Estamos invadidos por los ladrones de almas?

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3 comentarios

Carme 08/01/2009 - 20:04

Sólo decir una cosa: tengo pendiente matricularme de marketing y ahí está pendiente y creo que será la última asignatura de todas.

Años atrás no entendía por qué con algunos comerciales parecía como si no me escucharan y no entendía dónde estaba el problema y por qué era tan complicado entendernos. Pero cuanto más voy leyendo y más me informo y documento sobre el marketing, poco a poco voy comprendiéndolo: no es que parezca que no me escuchen, es que no me escuchan.

Ahora bien, si lo que voy a comprar cuesta mucho dinero, me miro al marketer y me digo que si se creen que le voy a dar mi dinero, que me ha costado años ahorrar, se creen que se lo voy a dar a alguien que no me escucha cuando le hablo, van listos.

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Julen 09/01/2009 - 06:24

@Carme, el problema es que muchas empresas se han saltado la línea que separa la venta con el engaño. La obsesión por vender las ha conducido a aquello de que cualquier medio sirve. Y no puede ser así.

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Aitor Bediaga 09/01/2009 - 13:03

Siempre me he preguntado si es posible revestir a productos industriales de esa experiencia. Y creo sinceramente que es posible. ¿Podemos hacer lo mismo con las lavadores o frigoríficos? Indudablemente SI. Si no, ¿como es posible esto mismo en las máquinas de coser? Ver http://www.coseconalfa.es

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