parallel_worldsParece que una de las tendencias para el futuro es nuestra portabilidad (palabra que aún no aparece en el diccionario de la RAE, por cierto). No ya la de contenidos o números de teléfono, sino la nuestra, la de quienes somos, la tuya y la mía: nuestras identidades van a ser portátiles. Y esto parece que es positivo. Vamos a poder portar nuestra identidad. Seremos pedazos de bytes de quita y pon. Podrás estar en esta red social o en la otra. Podremos portar tu identidad porque colgará de ti aunque no quieras.

No sé si te pedirán permiso o si el permiso ya ha sido concedido y da igual lo que refunfuñes. Por tu bien, para que no te cueste tanto, tu identidad será portátil. Lo pedimos a gritos: eso de estar retecleando señas de identidad por aquí y por allá. Mejor usamos los gestores de portabilidad identitaria.

¿Cuánta de tu identidad está vagando por la red?, ¿cuánta de ella puedes controlar? La identidad de dominio público es toda una realidad. Pero ahora ya no puedes ser quien querías ser en la red. Estás sometida a un montón de visiones simultáneas mediatizadas por el Gran Hermano. La máquina recorre tus trazas y devuelve una identidad a partir de tus fragmentos. Tú puedes insistir en juntarlos para proyectar una imagen única y bajo tu control. Vas de quicio si crees que la controlas.

Estamos siendo reducidos a una doble fagmentación, propia y ajena. Generamos voluntariamente pedazos de información: escribimos un artículo, subimos una fotografía, colocamos no sé qué estupidez en el muro de no sé quién, apoyamos una causa, pagamos con una tarjeta de crédito una compra, decimos que leemos tal libro o que escuchamos tal música. Son nuestros fragmentos, cada vez más rastreables. Pero luego llega la fragmentación ajena. Alguien recoge trozos dispersos de tu discurso: ve tu foto, lee uno o dos párrafos en diagonal de algo que has escrito, recupera lo que dijiste en un acto público, te observa en un video en el que saliste bien guapa, etc, etc. Y tu identidad se recompone desde esas visiones. Una especie de tensión dialéctica donde la identidad se diluye al tiempo que se expande.

Y no hay que olvidar que tenemos OpenID, la nueva Administración de Identidad descentralizada en la red de redes. ¿Quieres tu identidad? Adquiérela sin pólizas ni largas colas ante la sede de la policía que te corresponda. Identifícate ante el mundo con una url. Eres un pedacito de código que viene y va por el ciberespacio. Zarandeada por las mutlitudes. ¿Quién eres?, ¿puedes ser tú misma o eres lo que dicen que eres? Información derivada de un 360º inmenso: puedes obtener feedback desde la red de redes a través del Gran Hermano desde los cuatro puntos cardinales. Busca en la caja tonta de Google tu identidad. O defiéndete del sistema y cambia tu nombre por algo así como Javier García, José Fernández o Manuel Martín. De momento Google se truena y no es capaz de distinguiros. ¿Vulgaridad como arma de autodefensa? La multitud siempre fue una estrategia de defensa para muchos animales. Allí el anonimato forma parte del juego.

Artículos relacionados

5 comentarios

m@k el buscaimposibles 09/01/2009 - 08:34

Me niego,Julen,yo no soy esos bytes,no ya sólo porque crea que tengo alma inmortal,es que sin llegar a ese nivel,soy persona,y no estoy hecho de bytes,sino de muchas otras cosas.No me gusta este discurso porque atribuís las cosas dei ser al verbo hacer:en realidad no hablais de identidad,sino de reputación.Si usases esa palabra estaría plenamente de acuerdo.

Responder
Ibai Peña 09/01/2009 - 09:28

Tras algun tiempo fuera de orbita, vuelvo para compartir este link, donde parece que google quiere realizar algo parecido, pero conectando el entorno web con la vida real a través del telefono móvil.

http://and.roid.es/google-ofrecera-llamadas-de-movil-gratis-en-espana.html/

Y aquí si que no veo autodefensa posible. Una vez pasado por el aro, «para toda la vida» (suena a boda y todo…).

Responder
Uxio 10/01/2009 - 00:24

Vaya crisis identitaria que tenemos de repente por el hecho de fragmentarnos voluntariamente en la red. Hay parte del discurso que, con todo el cariño, suena casi «reacionario», como de miedo de granjero del medio oeste americano. uy uy uy que esto que nos gustaba tanto se nos escapa de las manos… Yo francamente vivo muy tranquilo, con mis fragmentos esparcidos porque creo que soy esos trozos y muchos otros, en la red y fuera de ella. Y además espero de mi existencia un seguir fragmentándome al infinito. Y no por ello creo que mi «identidad» al igual que mi «personalidad» sea tan atomizable, ni tan fácilmente reconstruida desde fuera.

Responder
Loretahur 10/01/2009 - 22:59

Pues su identidad portátil ya puede ser reflejada con OpenID. Instalación satisfactoria en este blog 😀

Responder
Julen 11/01/2009 - 20:29

@Mak, tu identidad hace tiempo que se ha fragmentado, lo quieras o no. La teoría de la identidad gira en torno al verbo ser, pero el problema es que «ser» hace tiempo que ha perdido inmutabilidad. ¿Eres ahora lo que eras hace diez años? Entre el hacer y el ser se recrear nuestra identidad y, además, el supuesto plano digital se ha fundido con cualquier otro plano. Por tus actos te conozco y, hoy más que nunca, por la huella digital que vas dejando. Ya hablaremos.
@Ibai, de nuevo la palabra mágica: GRATIS. Qué simples somos.
@Uxio, seguro que buena parte son mis propias neuras, pero también es verdad que somos objetos de deseo en cuanto información porque eso se traduce en perfiles de compra. Estoy leyendo «La sociedad del riesgo» de Ulrich Beck. Algún día de estos comento alguna cosa a este respecto. De todas formas, enhorabuena por tu tranquilidad 😉
@Loretahur, OpenID es sólo una parte de todo este entramado. Y no sé muy bien, más allá de lo técnico, lo que realmente supone desde el punto de vista de nuestra identidad. Pero lo iremos viendo, poco a poco.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.