¿Personas? No te engañes: consumidores

by Julen

El jueves pasado estuve en la presentación de «La empresa en la web 2.0» (descarga gratuita para móviles), el último libro de Javier Celaya. Compartió una agradable conversación con Nacho Villoch (blogosfera BBVA) y con quienes anduvimos por allí en La Casa del Libro en Bilbao. Entre otras cuestiones, estuvo rondando en el ambiente la cuestión de la privacidad. Asunto delicado en una sociedad que se mueve en curiosas contradicciones como la cohabitación entre LOPD y la transparencia irrefrenable a la que nos abocan las redes sociales.

Para mí hay un asunto que es el que realmente está detrás de todo este fenómeno de compartir información en las redes sociales y que es el que debemos tener en cuenta: la voracidad de las empresas para conseguir clientes. De un tiempo a esta parte es ya evidente que la herramienta que abre la lata del consumo es la oferta personalizada. La microsegmentación extrema: te doy lo que quieres y para ello necesito conocerte al máximo. Necesito información sobre ti, lo que haces, lo que no haces, cuándo lo haces, con quiénes, por qué sí y por qué no, dónde te mueves, dónde te paras, qué comes, qué bebes, cómo mueves tu dinero. Este es el gran problema: hemos sido reducidos de personas a individuos que podemos consumir.

Nordstrom y Ridderstrale acertaban cuando hablaban de los centros comerciales como las iglesias del siglo XXI. Pero los centros comerciales se han multiplicado hasta convertir la sociedad completa en un inmenso mercado. Internet está por todas partes, la información está por todas partes. Y eso es la materia prima que cualquier comerciante de postín necesita.

Que una foto mía esté ubicada dentro del perfil de un usuario en Facebook puede preocuparme más o menos, pero lo que es evidente es que nuestras huellas digitales son cada vez más. Y esas huellas conforman el sendero de nuestra existencia. Si quieres resistir vas a tener que salir del sistema y renunciar a buena parte de las tremendas zanahorias que nos han colocado delante. El viejo truco de la gratuidad ha barrido. Éxito tras éxito: la información se consigue poniendo a disposición artefactos gratuitos. Puede ser un teléfono móvil, una tarjeta de crédito, una cuenta de correo electrónico o un almacén de fotografías. Gratis, gratis, gratis, gratis. ¿Quién se resiste? Nadie. Nadie se siente engañado cuando no le cobran por el servicio que le dan: la trampa perfecta.

Así que el mundo está repleto de oportunidades de mercado. La economía de la abundancia: materia prima (información) a toneladas terabytes para ser convertida en productos irresistibles. La masa amorfa de datos de todos los colores está frente a nosotros. Y ahí están las personas los potenciales consumidores. Las empresas existentes y los emprendedores tienen frente a ellos El Dorado de cualquier negocio: una lista interminable de potenciales clientes. Sólo hace falta saber qué cojones están deseando comprar los muy capullos.

Maite Darceles, a cuenta del Foro Hobest, escribe un artículo muy recomendable: Desvelando lógicas. Entre otras cosas, nos comenta que las dinámicas van a repetirse en diferentes niveles: «las lógicas que guían el sistema en su ámbito mundial son también las que lo guían en ámbitos de comunidad o de organización, con lo que también nos abocarán al desastre». No sé si este pesimismo es una buena dosis de realidad para tratar de cambiar el rumbo del hiperconsumo, pero desde luego estamos asistiendo a dinámicas de crecimiento insostenible. Crecer por crecer, que, por cierto, es bien distinto que desarrollarse.

Txetxu Barandiaran, por su parte, se pregunta ¿Debemos consumir? Me quedo con una cita que extrae de Vida de consumo de Zygmunt Bauman: «Como resultado de esta tendencia se ha ensanchado la brecha entre el poder de actuar, que ahora se ha deslizado hacia los mercados, y la política, que si bien sigue siendo del dominio del Estado, es despojada progresivamente de su libertad de maniobra y su poder para fijar las reglas y arbitrar el juego.» Los mercados entran en la escena y arrasan con el estado. La misma tesis de Naomi Klein cuando habla de la «administración hueca«. Aquí o vendes bien o fracasas. Más madera para mantener la economía de consumo.

Somos carne de análisis de mercado. Tenemos información dispersa aquí y allá. Cada vez más. Van a venir a por nosotros. Quizá disfrazados de red social, quizá conduciéndonos a un territorio donde información y publicidad se han fundido en un todo indisoluble. Sólo nos queda la responsabilidad, la lógica, el sentido común, el pensar antes de hacer, la precaución. Todo ello en una justa dosis que es muy difícil de determinar. Cada caso es diferente. Tenemos que mirarnos y decidir hasta dónde abrimos el grifo. Eso sí, sé consciente de que el grifo lleva abierto mucho tiempo.

Otras entradas relacionadas con esta temática:

La foto está tomada de http://consumeycalla.wordpress.com

Artículos relacionados

6 comentarios

ALyCie 21/12/2008 - 23:35

De personas a consumidores y en breve víctimas del sistema.
Pasaremos a un sitema mas sobrio, que no austero.
¡Salud!

Responder
Julen 22/12/2008 - 05:46

No sé muy bien dónde terminaremos pero desde luego que la sociedad de consumo en la que vivimos no creo que sea el mejor de los lugares donde yo al menos querrá ubicarme. «Austeridad» es un término que utilizo de vez en cuando: http://blog.consultorartesano.com/2008/03/gratis-y-abundante-adios-a-la-austeridad/a>

Responder
Links (Diciembre 18th - Diciembre 22nd) | Buanzolandia 23/12/2008 - 01:02

[…] ¿Personas? No te engañes: consumidores – Somos carne de análisis de mercado. Tenemos información dispersa aquí y allá. Cada vez más. Van a venir a por nosotros. Quizá disfrazados de red social, quizá conduciéndonos a un territorio donde información y publicidad se han fundido en un todo indisoluble. Sólo nos queda la responsabilidad, la lógica, el sentido común, el pensar antes de hacer, la precaución. […]

Responder
loretahur 24/12/2008 - 00:41

Que estamos en una sociedad movida por el consumismo, no tiene discusión. Que estas fechas esto se multiplica por ocho, tampoco. Pero las redes sociales no provocan esto. Como tú bien dices, con ellas se ha logrado la microsegmentación. Cosa que personalmente agradezco, porque no nos vamos a engañar: las empresas buscan vender. Pero eso pasa ahora, hace 5 años y hace 100. Que ahora filtren a sus posibles clientes es de agradecer. Ojalá no me llegase el spam del viagra porque se supiese que ni soy hombre ni tengo una edad de necesitarlo 😉

Responder
Consultoría artesana en red » Redes sociales en las sociedades de control 05/01/2009 - 06:22

[…] David de Ugarte nos pone otra vez la reflexión sobre la mesa: ¿Redes sociales o redes de control social? Tiene que ver, cómo no, con la masificación de las redes sociales basadas en Internet entre una ciudadanía que pudiera no ser consciente de lo que hace. Simple, simple: zanahoria social para alimentar de datos al monstruo del que luego se extraerá información para que sigamos siendo, más que personas, consumidores. […]

Responder
Consultoría artesana en red » Más Internet cuanto más pequeño 29/11/2011 - 06:50

[…] En esta multitud de pequeños espacios es donde somos humanos con todo nuestro potencial. La gente tiene cara, tiene nombre, sonríe y llora. Pero hay que reconocer que hoy en día Dunbar casi no soporta ya tanta presión. Las redes sociales en Internet han reventado su número mágico. Más amigos, más amigos, más contactos, más y más. Cantidad. Consume más, aunque no sea mejor. […]

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.