Idea radical: destruir empresas

by Julen


Va otra entrega de ideas radicales, matizando algo más la que ya presentaba en Romper las empresas. Esto me pasa por leer a Gary Hamel.

Desde la perspectiva de gestión actual, llegamos hasta donde llegamos. Hay límites muy difíciles de traspasar. El teléfono de la esperanza empresarial empieza a dar sólo dos consejos: emprender e intraemprender. ¿Qué? Proyectos antes llamados empresas. ¿Con ánimo de lucro? O sin él. ¿Para pervivir en el tiempo? O con fecha de caducidad desde el comienzo. El perímetro de seguridad de la mayor parte de las empresas actuales impide su transformación. Por tanto, no queda sino destruirlas y empezar de nuevo.

Desde el interior de la organización es más complicado emprender, pero puede hacerse. Alejarse a los márgenes del sistema y generar nuevas empresas (1) requiere soltar mucho lastre que se pega como lapa a la barquilla de despegue. No es fácil que el globo ascienda porque las cuerdas lo suelen tener bien sujeto a tierra. Incluso a veces son cuerdas extrañamente invisibles en forma de prejuicios y miedos ancestrales. Pero se puede intraemprender, no cabe duda. Eso sí, quizá destruyendo parte de la organización que le da cobijo.

Todo es mucho más sencillo cuando se sale del sistema imperante. Claro, eso supone riesgo, incertidumbre, ingresos que bailan mes a mes, asumir responsabilidades desconocidas. Frente a esta alternativa, parece que se impone el modelo de la (increíblemente asumida) seguridad. Las personas se sienten seguras cuando el reloj marca la hora de comienzo de la actividad laboral, cuando unos procedimientos dicen lo que hay que hacer, cuando un jefe/líder tolerante y amable piensa en nuestro desarrollo profesional. Es el modelo imperante: pórtate bien, que te daremos seguridad. Ha funcionado.

Pero el sistema se conduce hoy por unas carreteras desconocidas en buena parte. ¿Por qué trabajando en una gran empresa de automoción mi puesto de trabajo iba a correr peligro? ¿Acaso el reloj de la entrada, los procedimientos o los jefes han dejado de darme seguridad a propósito? No, me temo que simplemente ellos están sujetos a una incertidumbre que acaba llegando a donde estás tú. Y ahí te ves afectada por algo que no entiendes muy bien. ¿De dónde viene la agresión a mi puesto de trabajo, a mi persona, a mi seguridad? Cualquiera diría que viene del más allá, por aquello de lo desconocido. Perdón porque soy un deslenguado: al final, ni puta idea de dónde ha llegado el problema. No hay explicación, pero ha llegado. Bueno, sí que la habrá: a toro pasado, como casi siempre, habrá explicación.

Así que puestos a incrementar las zonas de seguridad personal, ¿por qué no destruir nuestras empresas y empezar a descender en el control hasta llegar a la persona? A mí tampoco me acaban de convencer del todo los planteamientos de marca personal que Andrés explica tan bien. Pero siempre puedes verlo como un juego. Eso sí, con visión crítica y capacidad de cambiar el rumbo cuando haga falta. Hay leyes del juego: pues juguemos con ellas. Esto nos permitirá subsistir y, si somos inteligentes, cambiar las normas convenciendo a quienes comparten juego.

La mayor parte de las empresas se han convertido en territorios tristes con prácticas feudales. Las empresas generan una entelequia de sí mismas, se autoformulan como proyectos visionarios plenos de valores profundos y quieren vasallos para su causa. Por supuesto que como la civilización ha avanzado, los vasallos del siglo XXI van a ser desarrollados, coucheados, formados y curvados profesionalmente. Eso sí, si la empresa va mal, da igual la razón, los vasallos serán sacrificados. Son prescindibles, como todo el mundo sabe a través de los miles de ejemplos que los periódicos insisten en mostrar.

Destruir empresas no supone necesariamente ir con un mazo a golpear paredes (2) o volver a la práctica de luditas o neoluditas. Es más simple: se trata de reconocer que las inercias de gestión de la mayor parte de las empresas actuales son un freno excesivo para, por ejemplo, desarrollar un modelo de empresa abierta. Por tanto, mejor si emprendemos por otras vías. Salimos del perímetro de cristal en que estamos encerradas y cambiamos las reglas del juego. Asumimos la creación de nuevos proyectos que, estos sí, por definición, nos pertenecen. Y, por qué no, pueden pertenecer también al dominio púlbico, al procomún.

No sé lo que conseguiremos, pero en mi caso y el de mi grupo de investigación de empresa abierta ahora mismo tenemos un par de proyectos sobre la mesa para hacer las cosas de otra forma. No serían posibles si no partieran de casi cero. Es la alternativa.

La competitividad de las grandes empresas no puede hacer nada frente al máximo compromiso de una persona individual o de un equipo reducido. ¿Por qué mantener al monstruo de dos cabezas: la del couching y la del despido ante la crisis?, ¿qué respeto le debemos? Puedes esperar a que te llegue la hora o puedes anticiparte a que suene el reloj. No soy quién para dar consejos, pero sí que procuro huir del dicho de «consejos vendo y para mí no tengo». Yo hace tiempo que me tiré al monte. Y allí hay mucho por descubrir.

Ya sé que «destruir empresas» pierde en la batalla de la lógica por el empleo. Pero también es verdad que veo demasiadas personas luchando contra sus organizaciones. ¿No es una contradicción increíble?

__________

(1) Recuerdo que la acepción de empresa que asumimos aquí, tomándola del diccionario de la RAE, es: Acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo.
(2) Lo cual, en una magistral clase de hiperrealismo ya está sucediendo, dicho sea de paso.

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13 comentarios

Manu Fernández 31/10/2008 - 11:43

Julen, este post casi merecería un nuevo módulo para el nuevo curso del Método Tutankamon

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neocoach 31/10/2008 - 11:58

Terminar con la hipocresía y el doble discurso puede parecer una empresa condenada al fracaso, sin embargo creo que empiezan a estar dadas las condiciones para que a mediano plazo, estas estrategias empiecen a mostrar resultados muy alentadores en varios sentidos.

Creo que para esto sea viable, tiene que haber al menos, mínimos valores locales compatibles, algo que, a pesar de todo lo que se dice, puede ser aún muy díficil de encontrar.
Muy buen post, pero me quedaron muchas dudas acerca de los como
Como siempre,un gusto conversar contigo

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Ricardo 31/10/2008 - 14:03

Muy interesante y muy «radical» tu propuesta. Pero ya que nos haces ponernos el traje revolucionario… las empresas son el «cómo» y quizás antes de discutir el «cómo» merecería la pena discutir el «qué».

¿Porqué razón el desarrollo de la sociedad tiene que estar determinado por el modo de producción?. Ya puestos a hacer la revolución ¿porqué limitarnos a «refundar» y reorganizar el sistema económico y las formas de producir?.

Si la revolución industrial nos diseccionó a los individuos en productores y consumidores. Y después, en la tercera ola, al sistema económico le interesó convertirnos en prosumidores para mantener su desbocado crecimiento… quizás ahora que nos han vuelto a «recomponer» podríamos intentar reestructurarnos de otra manera muy diferente….

No es del todo cierto que la inseguridad ante la incertidumbre y ante el cambio nos bloquee. Únicamente nos sentimos «inseguros» ante el cambio cuando estimamos que dicho cambio puede tener graves consecuencias. Cuando existen riesgos inasumibles de que el cambio provoque que caigamos rodando por la pirámide de Maslow hacia abajo, especialmente cuando subimos por la misma sin estar atados a una cuerda que limite la caída.

Pero ¿porque no darle cuerdas a todo el mundo?; si fuese así… ¿no habría muchos más emprendedores? ¿No lo sería casi todo el mundo? ¿No desaparecerían de una vez por todas las prácticas feudales?.

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Carme 31/10/2008 - 18:43

«Ya sé que «destruir empresas» pierde en la batalla de la lógica por el empleo.»

¿Quizás habría que darle una revisión a eso de la «lógica por el empleo»? ¿Quizás del mismo modo que se podría revisar el PIB? Digo esto porque me he acordado de que cuando llevamos los niños a la guardería el cuidado de los mismos forma parte del PIB, es decir de las actividades «productivas» del país. Ahora bien, cuando los cuidamos en casa no. ¿Dónde está la contradicción? ¿Está en nuestras actividades o está en el modo en que las medimos?

Por otro lado, cuando leo las propuestas de organización abierta no lo entiendo como algo que acabará con las empresas tradicionales, sino como otra posibilidad de organización que a mi modo de ver encajará muy bien con ciertas personas, no todas, pero quizás muchas más de las que pensamos 🙂

De este modo, leo el post y le veo toda la lógica, parece muy radical, pero no lo es tanto. Mucha envidia sana con los proyectos que hay sobre la mesa. No creo que la empresa tradicional vaya a desaparecer de un día para otro, pero lo que sí creo es que la organización abierta le quitará todo el protagonismo 🙂

¿Dónde se pide lo que queremos ser de mayores? Es que me quiero pedir ser como Julen.

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ALyCie 31/10/2008 - 19:27

Si la mayoría de las empresas se colapsan solas. Hay que intremprender mucho para que no se pisen los cordones de los zapatos y lo peor, es que ni agradecido, ni pagado.
La soledad del corredor de fondo.
¡Salud, en tiempos de crisis!

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Jose Miguel Bolivar 31/10/2008 - 22:08

Me ha encantado tu post. Creo que no es una propuesta radical, de hecho me parece incluso algo conservadora. Lo que sí pienso es que la sociedad en líneas generales aún no está preparada para esto. Pero eso es algo que se arreglará con el tiempo (menos del que muchos puedan creer).

JM

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Lula Towanda 01/11/2008 - 10:37

Hay que romper el feudalismo laboral con sus reinos de taifas y la dirección por objetivos individuales que solo fomenta el egoismo.
Sobran jefes y falta colaboración y transparencia.
Puede que la crisis ayude a limpiar las empresas de las garrapatas que no aportan nada.

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Odilas 01/11/2008 - 16:55

La libertad es la gestión de las necesidades, decía siempre un viejo amigo.

Hay una perversa relación simbiótica entre empresa y empleados: EStos abrazan la causa cual vasallos obedientes (como dices), a cambio, las empresas, no sólo les dan seguridad económica, también un poco de anestesia para no pensar en el potencial que tienen como individuos, como personas. Ese descubrimiento es fascinante y esencial pero también un abismo al que no es fácil enfrenterse.

Hay mucho qua hablar del CÓMO. Supongo que los que vais en la avanzadilla lo tenéis más claro. En cualquier caso, gracias por el chute Julen.

Y mucha suerte en esos proyectos.

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Carme 02/11/2008 - 19:02

@AlyCie ¡qué gracia me ha hecho tu expresión! 🙂

Bueno, yo creo que aunque al principio alguien puede esperar agradecimiento, pronto asumes que no, que el monstruo de dos cabezas no te agradecerá nada, ni a ti ni a nadie (vaya paradoja, porque mientras la cabeza discurre en este sentido, el corazón camina en sentido inverso).

Ahora bien, el tema de que te pague lo que te corresponde creo que no sólo es de esperar sino que lo tenemos que exigir. En realidad es lo único que entiende, pues ya sólo faltaría eso.

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Julen 03/11/2008 - 07:17

@manu fernández, quizá el Método Tutankamon esté plagado de ideas radicales, ¿no?
@neocoach, ¿cómo? Desde mi punto de visto la esperanza está en el intraemprendizaje y el emprendizaje. Empezar otra vez. Desde la casilla cero.
@ricardo, dices lo mismo que yo, si te entiendo bien. Para mí, la «empresa» está empezando a dejar de tener sentido con las prácticas habituales. Gary Hamel dice que hay que cambiar radicalmente el management. Si te subes un peldaño, lo que te cargas es el management y detrás las empresas. Y lo que tenga que llegar, que llegue. No sé si serán empresas u otra cosa. El futuro no está inventado.
@carme, de mayores espero que seamos lo que hemos construido. Estoy muy de acuerdo contigo en que quizá nos sorprenderíamos de cuánta gente hay dispuesta a hacer las cosas de otra forma, de una forma alternativa a lo que ofrecen la mayor parte de las hoy llamadas «empresas».
@alycie, el problema es que cuando tropiezan se cargan a mucha gente con ellas, ¿no?
@jose miguel bolivar, la sociedad en su conjunto puede que no, pero la innovación sucede en la periferia, no en el centro ni teniendo de acuerdo a mucha gente.
@odilas, la avanzadilla no es tal, son simples personas que se acercan porque quieren hacer las cosas de otra forma. Es así de sencillo. Es gente que sale de la anestesia.

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y.noda 13/11/2008 - 23:47

De nuevo comparto con lo que dices.
Lo que sucede es ¿qué pasa si independientemente de buscar la seguridad, realmente te identificas con la empresa y quieres trasformaslo hacia la cultura de la innovación abierta, pero que eso supone «luchar» contra la masa?
Eso es mi reto.
Igual conseguimos algo a través de redes y comunidades que comparta la nueva forma de trabajar, pero también es posible rendirme y ser una más de la masa o de huir hacia una empresa nueva.
Desde luego, rendirme sería una pérdida o fracaso para mí.
Así que confío en mi empresa, en las personas que aún sienten que el trabajo forma parte de su felicidad y de su desarrollo personal, que somos capacer de provocar cambios necesarios.
Ante todo, ilusión y confianza.

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Premios al esfuerzo personal 2008 | Personas Proyectos Pasiones 18/06/2012 - 07:48

[…] menudo a “personas luchando contra sus organizaciones”. Y escribió bajo un título provocador “Idea radical: destruír empresas” un alegato a la dignidad, la responsabilidad y la libertad del ejercicio profesional, apuntando […]

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Innovación, ciudad, tecnología, valores (II) 16/05/2014 - 10:30

[…] sólo estamos tratando de inventar. Julen contaba muy bien hace unas semanas esta intuición en Idea radical: destruir empresas. Si nos situamos en el campo de la innovación democrática, estaremos hablando de esa tercera […]

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