Quizá haya que tomar otro sendero

by Julen


Desde luego que cada cual decidirá según sus circunstancias. Hay quien hace quinquenios y quien aletea de flor en flor laboral. Yo soy de esa gente que cree en los ciclos, en los cambios más o menos profundos cada cierto tiempo. En mi caso, tras un par de años titubeando para entrar decentemente en el mercado laboral, aterricé en consultoría. Fueron 6 años en LKS. Luego me fui al otro lado: a la empresa donde sucedían aquellas cosas que yo redactaba en informes. Otros 6 años en Maier. Toda una sarta de experiencias en lo bueno y en lo no tan bueno, real como la vida misma. Ahora ya estoy en el sexto año de consultoría artesana. ¿Hay que cambiar y volar hacia otra flor?

Tengo sentimientos contradictorios. Hay muchos proyectos entre manos, muchas expectativas. Y también realidades. Un par de sueños (inconscientes) se han hecho realidad: tenemos un grupo de investigación en torno a «la cosa que sea la empresa abierta» y Aprendices es una comunidad atípica que representa mejor que cualquier otro ejemplo el poder del aprendizaje informal. Al mismo tiempo, veo a mi alrededor gente joven que interioriza infinitamente mejor que yo los cambios que se derivan de la web social. Me estoy haciendo un carcamal y sigo sintiéndome demasiado cascarrabias. Carcamal y cascarrabias.

A Koldo Saratxaga le escuché la expresión: «hay que airear las organizaciones». Es una expresión que enseguida me gustó. Traducida a mi negocio: tengo que airear mi actividad profesional, tengo que airear mi microempresa. No quiero que mi otoño se quede sin subir una tarde con la bici a las campas de Urbia o sin hablar con las vacas, las yeguas y los caballos. Si eso pasa, si pasa que no subo, entonces urge tomar otro sendero.

Por aquí sólo pasamos una vez. Hay un tiempo y no es cuestión de no confundir las prioridades. Quizá estoy demasiado apegado al hedonismo, pero de vez en cuando las señales de alerta se disparan. Y no por desconectarlas dejan de sonar en la conciencia.

Miras hacia atrás y descubres errores. Algunos más recientes, otros semiocultos en la espesura de una actividad demasiado frenética. Hay quien dice que no puedo estar sin hacer nada. En realidad, no puedo estar sin pensar, sin imaginar, sin darle vueltas a las cosas. Sé que me resulta muy difícil colocar la cabeza en modo pausa. Se reactiva de inmediato. No me digáis por qué, no lo tengo nada claro. Incluso no tengo nada claro si beneficia o perjudica insistir en la desconexión.

¿Debería pensar que el sendero que recorro empieza a repetirse demasiado? El paisaje se vuelve monótono. Demasiadas cosas predecibles. Nos movemos en un bucle que se realimenta a sí mismo. ¿Cuánto de aire fresco ha entrado en los últimos dos años? ¿Será que los ciclos se van reduciendo y lo que antes eran seis años ahora se quedan en dos o tres? ¿Todo es tan recurrentemente predecible?

En realidad el problema es que somos esclavos de nuestras competencias. Sabemos lo que sabemos y eso nos ata con grilletes invisibles a un redil profesional muy concreto. Es nuestra zona de seguridad, real o ficticia; es el lugar donde lo predecible juega en nuestro favor para dejar al margen incertidumbres que conducen al desasosiego. El miedo es libre.

Soy ciclotímico. Es de lo que tengo mayores certezas. En fase valle se me pone un nudo en la garganta, arden los ojos y miro sólo hacia dentro. Sin más, sé que es parte de todo esto. El camino tiene zonas oscuras. En fase eufórica surge la hiperactividad escondida. No hace falta que nadie anime porque, no sé muy bien de dónde, pero la energía afluye tormentosa. Entre medias, las zonas grises duran poco, aplastadas por el blanco y negro de los extremos. Pero, como decía, cada cual que barra en su casa razón y emoción, somos una inmensa diversidad.

Y mirando al futuro: si dejas el redil de lo predecible, ¿hacia dónde dirigir los pasos? No me siento incómodo con la incertidumbre, pero no conocer el destino genera naturales precauciones. Quizá haya a la vuelta de alguna curva un sendero entre las hayas con buena pinta para rodar por él. Sólo hace falta sentir que las primeras pedaladas provocan la secreción de endorfinas. Luego será cuestión de disfrutar del camino. Aunque no sepamos a ciencia cierta a dónde conduce.

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23 comentarios

juannillo 27/09/2008 - 08:59

Gran post! Y gran reflexión. Yo creo que muchos nos hemos hecho reflexiones parecidas en algún momento… pero tan bien exteriorizadas más bien poquitos.

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Josu O. 27/09/2008 - 09:32

Bide bat hartu edo beste bat hartu zu beti aurrera!

Ánimo Julen!

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Javier Leiva 27/09/2008 - 09:40

Excelente. Tengo características muy parecidas, pero tu lo has expresado mejor que si lo hubiera intentado yo.

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Txetxu 27/09/2008 - 09:42

Las competencias también se generan en relación y en ella se contextualizan y pueden tomar nuevas formas y nuevos rumbos.

¿No habrá tras la artesanía una pizca de soledad introspectiva?

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iñaki 27/09/2008 - 10:00

Haz una oposición ;-).

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Penélope 27/09/2008 - 10:09

Me encanta que vivas tu ciclotimia con esa naturalidad. Supongo que se trata de madurez emocional. A mí me hace sentirme mal, a veces, muy muy mal. Hace que me sienta un fraude cuando me comprometo a hacer cosas en momentos eufóricos y de hiperactividad donde la energía fluye y fluye y fluye… pero de pronto se desvanece por completo y no hay manera de recuperarla y me siento presionada por todo lo que iba a hacer, dije que haría y quiero hacer. Espero algún día -más pronto que tarde- no esconderme tras una máscara para escribir esto. Gracias por el post. Por cierto, me parece que la ciclotimia se acusa más cuando trabajas más en solitario y puede quedar más compensada en trabajos en equipo, ¿qué te parece?

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Anna 27/09/2008 - 10:29

Una gran reflexión. Parece que necesitas un cambio espontáneo, sano, para tomar oxígeno. Yo, al contrario y como decía Unamuno, intento iniciar el viaje no para buscar el destino sino para huir de donde parto. Seguramente, una postura bastante equivocada…

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gustavo 27/09/2008 - 10:56

Nuevo aire? mmm… a mi me ocurre que me aburro del «siempre lo mismo», me gusta aprender y leer, me encantan las conferencias y me ocurre que también tengo el sentimiento del «nuevo aire».
Me ocurre fundamentalmente cuando el entorno suena a canción conocida en sus primeros dos acordes.. me aburren!!

Quizá necesites nuevas ponencias, nuevas disertaciones donde cambiar el recurrente discurso del entorno.
Romper ese unísono sería arte del bueno, y mis oídos no se aburrirán del sonido..

Refundémonos otra vez, o al menos, intentemos.

Saludos!
Gustablog

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mkl 27/09/2008 - 11:40

Un buen amigo me decía que, de vez en cuando, hay que enviarlo todo a tomar… ¿Todo? Casi todo, o una buena parte. La bici te da esa perspectiva, moverse con poca carga. Poco más te puedo decir, una mudanza de tiempo en tiempo te aligera lo que se acumula sólo por el tiempo que ha pasado. Mis ciclos de curro suelen ser de 3 años (o múltiplos 😉 ), así que entiendo tu reflexión, creo…

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David Sánchez Bote 27/09/2008 - 11:55

Quien sabe, quizás estaría bien tomar una cerveza (o una coca cola light) un día de estos y hablar por hablar

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Aitor Bediaga 27/09/2008 - 12:51

Yo también pienso que esto va por ciclos y que de vez en cuando está bien asumir nuevos retos dejando atrás experiencias siempre enriquecedoras. Por eso yo creo que a veces tenemos que salir de la estar orbitando sobre el mismo astro para poder identificar nuevos astros por los cuales empezar a orbitar. Siempre me ha gustado ver nuevos mundos!

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Anonymous 27/09/2008 - 13:36

hola,tengo los mismos años que tu,hombre no somos lo que dices(para nada).tu tienes una gran madurez.lo de koldo es verdad(puedes estar en segunda fila no en el frente siempre,pero estar)hay un momento para todo,el fin del camino creo que tu lo conoces bien aunque creo que tu y yo no lo veremos(si es lo que creo que piensas).a todos nos pasa lo mismo muchas veces a todos (no solo a ti).una vez que me diste la mano te pregunte¿tu no duermes?….
dijiste ya tomaremos una cerveza….
bueno tranquilidad.
sl2.
pd en un comentario de estos(hace tiempo)te dije algo…
contestaste estoy saboreando ese azucarillo(tendras siempre muchos para ti)

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Ivan 27/09/2008 - 14:56

Gran Post Julen,sabias y sinceras reflexiones,creo que es bueno sentir eso dentro,salu2,Iván

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Jose del moral 27/09/2008 - 14:58

Da gusto leerte. En cualquier caso, yo creo que no hay verdades absolutas, ni tampoco caminos perfectamente trazados. Sigue tu instinto, con calma y no te preocupes más de lo debido. Iremos donde tenemos que ir. De un día para otro las cosas pueden cambiar. Quizás estás tratando de racionalizar el futuro y eso no es matemático, como bien sabes. Buena suerte!

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+G-R 27/09/2008 - 15:10

Estos no son tiempos ordinarios,y en tales tiempos no basta seguir el camino.Es necesario saber a donde conduce y,si no conduce a ninguna parte,seguir otro camino.La búsqueda de otro camino involucra una reflexión incómoda para la gente atareada que se considera práctica…Pero lo práctico para un viajero que no está seguro de su camino no es el avance más rápido posible en la dirección errada,sino la manera como podría encontrar el camino correcto.

es de Richard H.Tawney,1920

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M@k, el Buscaimposibles 27/09/2008 - 15:44

«Quizás haya que tomar otro sendero»… o hacerlo, ¿no? Porque alguien tiene que ir dibujando la curva hype hacia la asíntota de lo nuevo.

Encima este otoño… que en unos aspectos es invernal, y en el climático veraniego.

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Carme 27/09/2008 - 16:25

¡Ole, Maestro, qué bien escribes y qué delicia leerte!
Ante todo decirte que yo no te veo en absoluto nada de lo que dices estar convirtiéndote, ni muchísimo menos, y muy importante, no me veo yo tampoco :-P, que estamos cerca de edad 😉
La reflexión, excelente. Allá donde vayas, te acompaño, cuenta con esta lectora-aprendiz.

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Odilas 28/09/2008 - 16:30

Hola Julen, me ha emocionado tu post. Supongo que porque, estética literaria aparte, hay la belleza de fondo de cualquier reflexión íntima, valiente y sincera.

Yo creo que las grandes decisiones no se toman con la razón, en contra de lo que nos enseñan desde pequeños. ES un proceso mucho más intuitivo, emocional, primitivo…

El problema de los ciclotímicos (me sentí algo más acompañada cuando te lo leí por primera vez) es que siempre decidimos en alguno de los dos estados y eso influye tanto en las opciones que escogemos como en las expectativas que generamos sobre las mismas.

Mi granito, mi experiencia, por si te sirve: Yo tomo una decisión cuando esta ha resistido varios ciclos. Cuando la puedo observar y defender (y amar) desde el cielo y desde el infierno.

Suerte y un abrazo

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José Medrano Martín 28/09/2008 - 17:16

Valiente reflexión sobre la temporalidad de las actividades y trabajos. Creo que a la mayoria nos pasa esto varias veces al año. Al finalizar el año o el curso escolar en Junio, siempre nos planteamos qe hacer si ya no podemos aportar mas o aprender algo mas. Al final a algunos nos pensas los condicionantes para tomar decisiones, que en el fondo es otra decision aunque sea contra natura.

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Julen 28/09/2008 - 18:59

Gracias por las palabras de comprensión que habéis escrito. De veras que hay momentos en que hace falta tomar alguna de las alternativas que van surgiendo. Quizá es lo que alimenta el curso de nuestras vidas: los cambios, pequeños o grandes, que introducen energía en nuestro paso por aquí. En fin, llega otra semana, a la vuelta de la esquina está otro lunes con una larga lista de compromisos. Suerte que los tenemos porque si no, su ausencia sería peor de llevar, no me cabe duda.
En fin, poco a poco quizá vayamos modificando el centro de la diana a la que apuntamos. Tiempo al tiempo, mientras lo tengamos.

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Lula Towanda 28/09/2008 - 22:29

No hay nada como ser dueño de tu vida y elegir tu camino. Si puedes, hazlo.
A mi me sobran los ocho últimos años profesionales. Menos mal que el destino le va a poner remedio.

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Germán 28/09/2008 - 22:36

La realidad no se mueve en ciclos fijos ni el pasado es una clave definitiva para entender el futuro. Tampoco creo que el destino dependa únicamente de nuestra voluntad.

Una amiga me dijo que no había que automaltratarse: no te llames carcamal, que no lo eres.

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Yoriento 29/09/2008 - 23:08

Hacia donde dirigir los pasos… O dejarse dirigir por ellos, durante un ratito, sin perder de vista el camino principal, a ver qué pasa 🙂

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