Idea radical: olvida la estrategia y disfruta

by Julen

Tiempo que no llegaba una idea radical al blog. Vamos con la estrategia, el maná de la consultoría, el «arte de dirigir las operaciones militares», que dice la RAE.

La fuerza de los acontecimientos me lleva a creer cada vez menos en la estrategia empresarial. Ya sé que muchos consultores vivimos de estos asuntos. Sin ir más lejos, yo mismo tengo proyectos en marcha de este estilo. Pero tenemos que hacer un ejercicio de conciencia y separar el grano de la paja. Las cosas han cambiado y no se trata tanto de analizar cuanto de hacer. El camino se hace andando y aunque siempre venga bien un descanso reparador, no por ello las nubes dejan de avanzar o las olas de llegar a la orilla.

Si tuviera que buscar un símil para definir lo que entiendo por estrategia la primera imagen que me viene a la cabeza es el surf. Olas hay muchas y poco podemos hacer por generarlas (aunque ya hay generadores de olas). Lo importante es seleccionar la adecuada y reutilizar su fuerza afilando nuestras habilidades para mantener el equilibrio y girar hacia donde mejor convenga con el fin de avanzar. Si me apuran, lo que quedaría como estrategia pudiera seguir teniendo dos componentes: uno global que busca disponer de una visión suficientemente amplia del estado de la mar en la zona en la que vamos a surfear y otra más concreta centrada en nuestras competencias nucleares para acompañar, que no dominar, a la ola.

Creo que las horas que, en general, se destinan a los procesos de reflexión estratégica son una trampa. O quizá son simplemente una forma de generar un estado de ánimo colectivo de que «controlamos el barco». Pero es mentira. Porque mañana por la mañana pueden cambiar las condiciones de la mar y tu sesudo análisis no es sino la carta de navegación que te puede conducir al abismo.

No, la estrategia ya no es lo que era. No como fin. Ahora su papel tiene que ver con el proceso de construcción de ese estado de ánimo colectivo. Ahí puede seguir desarrollando su papel de pegamento para el colectivo de proyectos individuales que acoge en su seno. Esos proyectos son mucho más poderosos, uno a uno, que el conjunto. Porque la suma de las partes diluye responsabilidad. Aunque sea cierto que en ocasiones añade compromiso, en líneas generales, el tamaño disfraza ineficiencias por doquier. Son pequeñas lagunas que encuentran sin mayores problemas su hueco en el sistema de gestión de la empresa.

Me parece mucho más sano concebir el proceso de reflexión estratégica como un simple proceso de aprendizaje individual y colectivo. Un momento (mejor: una sucesión de momentos) donde adquirimos mayor conciencia sobre lo que sucede, donde descubrimos las poderosas relaciones causa-efecto entre nuestros actos y los resultados del conjunto, donde aprendemos de nuestros negocios. Es, como tal, una conversación mientras seguimos caminando, sin perder la mirada al frente. En ese proceso también tenemos que aprender a convivir con las nuevas reglas del mundo del siglo XXI. Me refiero a la información como la más valiosa de todas las materias primas con que trabajamos en las empresas.

La sucesión de momentos de aprendizaje colectivo en que se transforma la estrategia la desvincula del resultado final. Porque como tal sucesión es difícil que podamos hablar de «final». ¿Final de qué? De nada, de un proceso que no acaba. Pues entonces no es final.

Parece más sano realizar sesiones de reflexión periódicas, rápidas, ágiles, centradas en descubrir si las condiciones de la mar han cambiado o si hay alguna competencia nuclear fundamental para nuestro negocio que debamos incorporar porque, si no, corremos el riesgo perder el equilibrio. Es importante hacer fluir información, dispersarla por los recobecos de nuestra organización y dejar que las cosas sucedan. La gente cuando sabe qué está pasando toma sus decisiones… claro que siempre que tenga capacidad de tomarlas, que es otra de las tristes limitaciones de los sistemas actuales. Si no tengo capacidad de decidir, me paro, espero, que alguien ya la tomará por mí. Mientras tanto, las condiciones de la mar han cambiado y nos engulló la ola. Perdimos la oportunidad porque quien mejor sabía de aquella ola era quien estaba allí al lado. Sólo tenía que tener la autorización de surfearla.

Así que cuando buscamos el horizonte estratégico, en realidad estamos buscando una cierta fuerza común para manejarnos en la incertidumbre. La estrategia reduce artificialmente la incertidumbre, le coloca collar y bozal y piensa que el perro se amansa. No, tan sólo es la ridícula forma en que limitamos las opciones. Claro que cuando decimos «incertidumbre» es sinónimo de «amenaza». No pensamos que la incertidumbre es un estado permanente sino que es algo contra lo que luchar. Datos y más datos contra la incertidumbre. Pero, insisto, sirven para calmar las conciencias de forma artificial. Las aguas seguirán bajando revueltas aunque nuestra reflexión estratégica incorpore decenas de tablas y gráficos. Esa información se mueve y nosotros tenemos que dispersarla porque si se queda en el informe final de poco habrá servido.

Otra cuestión que me tiene atrapado es la expectativa que generan estos procesos. En general, se espera la llegada del nuevo redentor. Como consecuencia de la reflexión vendrá a la tierra un conjunto de estrategias que nos permitirán ser competitivos hasta que llegue el siguiente momento de reflexión. Una vez que las estrategias han sido explicitadas habrá que predicar la buena nueva al resto de la organización. Documento en una mano y cargados de fe en la otra explicaremos a nuestra plantilla cuál es el camino que conduce a la tierra prometida. Hay que seguir el manual de instrucciones que hemos confeccionado. Primero A, luego B y luego C. No nos puede faltar ningún tornillo: las piezas encajan al usar las herramientas correctas y seguir los pasos minuciosamente. No hay pérdida, todo queda explicado en el manual. Lástima que los manuales de instrucciones nunca se entiendan y que casi siempre nos acaben sobrando (o faltando) piezas.

La fe mueve montañas y habrá quien esté cargado de argumentos para contradecirme. Por supuesto, la cabezonaría puede con cualquier manual de instrucciones. Si nos hemos gastado una pasta en contratar a un consultor para que nos acompañe en el proceso, el manual de instrucciones cuesta demasiado como para despotricar de él. Así que, tras análisis de éxitos y fracasos, tras análisis interno y análisis externo, tras incorporar las mejores fuentes de información, el manual de instrucciones dice que las estrategias son, por este orden, tal, tal y tal. A partir de aquí el equipo directivo (que no el resto de la empresa) cuenta con la guía para pilotar la nave durante los próximos cuatro años. Si llega gente nueva, no hay problema, el guión ya está escrito, los actores y actrices pueden cambiar.

Sé que la lógica dice que la estrategia serena y da confianza. Pero también sé que si la miras demasiado y te la crees a pies juntillas, aumenta el riesgo de fracaso. Demasiadas ranas se han cocido sin oponer resistencia porque la temperatura del agua cambiaba poco a poco. Eran cambios reales, pero el manual decía que no, que había una forma mejor de hacer las cosas. Ya le dedicamos tiempo, ¿te acuerdas? Tiempo y dinero, poderosas razones para hacer caso a lo que dijimos entonces.

Miro mi humilde negocio de consultoría artesana. ¿Tengo estrategia? Son cinco años largos y la actividad ha ido mutando, ha fluido hacia ¿donde yo quería? En parte sí, en parte no. El viaje continúa y se abren puertas. Tan importante es decir que sí como decir que no. Pero a cada paso ves puertas nuevas y la reflexión es constante. Miras a tu alrededor y ves otras personas, otros negocios. En la medida en que dejes que corra el aire por el interior de tu organización estás mejor preparado para cambiar. ¿Hacia dónde cambiar? Deja fluir la información y olvida la estrategia.

Ritmo, ritmo, cadencia, las piernas sueltas, no le metas demasiada carga, la mirada al frente, no busques abajo en los pedales, respira bien, controla tu respiración, concéntrate en el movimiento de tus piernas, las rodillas arriba. Vale, es mi clase de spinning. Pero lo mismo me da: olvida la estrategia. O si quieres acepta la única posible: disfruta con tu negocio, disfruta con lo que haces, disfruta dando pedales y mira lo bonito del paisaje que vas encontrando.

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19 comentarios

Alorza 17/09/2008 - 07:17

Más claro, imposible. Eso es lo bueno de las ideas radicales. Además, estoy de acuerdo.

Algo así quise exponer yo mismo en mi post «mejor panificar que planificar«.

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Julen 17/09/2008 - 07:21

alorza, jaja, es que las penas con pan son menos, ¿no?

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Yoriento 17/09/2008 - 07:36

Otra forma de verlo, «disfruta cambiando la estrategia», o también «las penas con planes son menos» 😉

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Aitor Bediaga 17/09/2008 - 08:22

Quizás la estrategia sea una herramienta para «pararse a reflexionar». Pero con lo que se meueve el mundo hoy en día no es lógico pararse a pensar solo cada 3 años… y el resto de los días a seguir a pies juntillas el plan.

El acto de reflexión debería ser continuo, quizás cada 6 mese para ver el estado de la mar y poder girar el rumbo de nuestro barco.

Lo que no cabe duda es de los beneficios de disponer de una estrategia clara. Yo soy de los que creo que tener una estrategia es imprescindible para una organización, pero no en mantenerla como la Biblia, sin actualizaciones. Yo creo más en una estrategia en fase Beta, en permanente actualización, con revisiones cada 6 meses…

Se echaban de menos estas ideas radicales…

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Consultor Anónimo 17/09/2008 - 10:08

Yo estoy en la línea de Aitor. Una cosa es no creerse la estrategia como «biblia inalterable que se define cada 5 años», y otra olvidarse totalmente de echar un vistazo de vez en cuando a lo que tenemos alrededor.

Usando el símil náutico, imagina que vas en una chalupa en medio del mar. Olvidarse de la estrategia es estar metido en el barco sin ningún elemento de navegación, sin tener claro a dónde se quiere ir, ni si se está yendo correctamente, ni si viene una tormenta o nos acercamos peligrosamente a unos arrecifes. Solo remamos, y remamos. Tareas y cortoplacismo.

Frente a eso, yo creo que es necesario de forma regular (incluso probablemente de forma contínua) seguir recordándonos a dónde queríamos ir, viendo cartas de navegación y usando el GPS para saber si estamos yendo hacia ese sitio, revisando la embarcación para asegurarnos de que tenemos todo lo que vamos a necesitar, viendo la información del satélite para ver cómo avanzan las tormentas, escuchando las historias de otros navegantes que nos cuenten qué hay más adelante…

Esa abstracción del «día a día» para tener una perspectiva amplia siguen siendo, en mi opinión, muy necesaria. Podemos cambiarle el nombre, si quieres, pero para mí sigue siendo estrategia.

Obviamente, lo que no tiene ningún sentido a estas alturas de la vida son los planes quinquenales, las estrategias millonarias diseñadas por McKinseys y demás que pretenden congelar el devenir de la empresa durante largos periodos de tiempo.

En definitiva, que lo que necesitamos no es olvidarnos de las reflexiones estratégicas, sino al contrario introducirlas mucho más en el día a día.

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Carme 17/09/2008 - 13:37

A la velocidad que va todo, parece que el futuro no se alía con los equipos en que unos piensan y otros hacen, por mucho que le cambiemos la frecuencia. Los que aprendan a pensar y hacer todos, tendrán ventaja, no?

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Sonia 17/09/2008 - 16:50

Hola,

Estoy de acuerdo con la línea planteada por Aitor y el ¿»consultor anónimo?». La estrategia no es un fin ni tampoco debe ser lo que encorsete nuestras acciones. Pero sí que debe tenerse en cuenta para «no perder el norte». Al menos tenerlo por ahí, sin tenerlo de frente, pero tampoco sin descuidarlo del todo.

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neocoach 17/09/2008 - 18:25

Seguirte el ritmo de este blog, es arrollador, tanto por la calidad y cantidad cómo así también por la profundidad de sus post.
Yo también voy a dedicar un post muy relacionado sobre este tema que se llamará juego vs competición: algunas pautas para un diagnostico de aprendizaje grupal.
Me faltaba cómo un empujón para hacerlo y este post lo ha dado
Saludos

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Joan Gou i Campamar 17/09/2008 - 19:14

preciado Julen, te leo a menudo pero hago pocos comentarios, sencillo no tengo nada que decir, solo aprender.
Pero hoy me has sacado de mi capacidad de contencion a la replica.
Como te leo, mientras leia este post comparaba mentalmente con los demas de Open Bussines y se dan de patadas entre si, llego a la concluison que las vacaciones te quedaron cortas.
Mi maestro Alfonso Duran Pich cuando asistia a sus clases discipulo de Drucker (el) ya definia a la empresa de forma mas concreta pero que tu en este articulo me has recordado de forma subliminal, el decia,
“la empresa es un proceso de ajuste a un entorno cambiante, que trata de maximizar los intereses de las partes implicadas en su desarrollo”.
En cualquier caso, felicidades por la reflexion y el post.
seguire atento a tus recomendaciones.
Kaixo, igual nos vemos por Bilbo he de venir a fin de mes.
Joan Gou

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Joan Gou i Campamar 17/09/2008 - 19:24

Si me permites, la recomendacion, es un libro divertido de management.

LA EMPRESA: UN STREPTEASE
DURAN PICH, ALFONSO
Editorial : GESTION 2000

Gracias por permitirme el consejo.

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Carme 17/09/2008 - 20:47

neocoach, ya dirás donde lo publicas y así poder leerte.

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Julen 18/09/2008 - 06:18

yoriento, ya veo que da mucho de sí la sabiduría popular 😉
aitor, la estrategia está endiosada. Creo.
consultor anónimo, te digo lo mismo que a Aitor, creo que le concedemos excesiva importancia. Hoy la competitividad viene de otros asuntos.
carme, hacer es fundamental. Y hacerlo disfrutando más aún. Eso sobrepasa de largo a la mejor de las estrategias.
Sonia, que me repito: que no es para tanto. Que es más sencillo.
neocoach, pues ya leeremos tu reflexión.
Joan, pues a ver si nos vemos. Gracias por tus continuos halagos y por la recomendación del libro.

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ricardo_amaste 19/09/2008 - 10:15

REFLEXIÓN EN ACCIÓN!
MARTXA ETA BORROKA!
DERIVAR A LA DERIVA!

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Dioni F. Nespral 20/09/2008 - 11:44

Interesante. Hace ya 9 años en los States (ya sabes como es esta gente) analizabamos unos cuantos chalados aquello de la Dynamic Strategy, algo similar a lo que comentas tan acertadamente.

En efecto, no hay estrategia concebida como mantra que valga. Sin embaro, es un referente que no debe dejarse de mirar cada dia. ´
Es condición necesaria, pero no suficiente.

¨Hoy, podriamos decir que el futuro está en la Evolving Strategy. Pero lo digo y seguro que me caen mil capones. Que si consultor, que si gaitas. Hace 8 años recuerdo un interesante debate que tuve con los «de la planificación y la estrategia inamovible»… Pues ahora no lo tendría. Allá cada cual con sus cosas.

Se me nota que he apagado casi definitivamente mi labora consultora…..pero esto es otro tema…

Gracias por tu reflexión. Me hace pensar. Es como ir al sioólogo sin pagar…;)

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Kike 29/09/2008 - 21:48

He pensado aprovechar que nos conocemos de la época de las 5S de los centros de FP; colaboraste con nosotros en las 5SD, ¿recuerdas? Además, me apetece entrar en el mundo este que me marea un poco (blog, web 2.0 etc) y me anima a escribir algunas dudas respecto a tu idea radical sobre estrategia.

Comentas que “no se trata tanto de analizar cuanto de hacer”. Sin embargo, llevo muchos años trabajando con los centros de FP y mi impresión es justamente la contraria; que improvisamos mucho en los centros y aún más en Lakua. Yo veo un déficit de análisis antes de hacer un plan de cualquier tipo.

De hecho cuando vi tu artículo sobre el PDCA me dieron ganas de hacer un comentario porque al final, influidos desde luego por EFQM, hemos cambiado lo del PDCA por el IPAE (analísis de Información, Planificación, Acción, Evaluación).

Tu idea del surfear la ola, adaptarse, ser flexible, me gusta pero ¿en qué playa surfearemos?, ¿qué tipo de olas queremos?, ¿con cuáles podemos?…

Lo que más me atrae es estrategia “como proceso de construcción de ese estado de ánimo colectivo”, de esa visión compartida por todos. Si para algo debiera servir la reflexión debería ser para eso pero no veo ninguna “sistemática” para lograr eso; ¿tienes alguna experiencia o idea para ayudar en ese sentido?

Mi última reflexión es sobre los resultados. ¿Puede pensarse en una estrategia, si la entendemos como intención compartida, sin pensar en los resultados que se buscan? ¿Sería suficiente con “hacer fluir información y dejar que las cosas sucedan -la gente cuando sabe qué está pasando toma sus decisiones-” como dices? ¿Qué significaría en la práctica “siempre que tenga capacidad de tomarlas”? ¿Qué tiene poder de decisión? ¿Qué tiene la competencia necesaria?
Kike Intxausti

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Julen 30/09/2008 - 05:03

ricardo, deriva hace tiempo que he cogido jajaja.
dioni, no te preocupes, que no cobro por sesión 😉
kike, gracias por comentar por aquí. Es evidente que hay que contextualizar. Quizá las empresas han evolucionado hacia el otro extremo que comentas (en las cooperativas de Mondragón es evidente): demasiado análisis sesudo dentro de cuatro paredes mientras el mundo ahí fuera fluye deprisa. La lógica nos dice que hay que pensar las cosas, pero si alargas el tiempo que dedicas a «pensar» entonces quizá se nos pasa el arroz. No obstante, seguro que en tu entorno las circunstancias mandan y a lo mejor hay que pararse más a pensar y teorizar; no digo que no haga falta en según qué coyuntura.

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Joan 13/07/2009 - 08:49

La estrategia no es más que una sistemática basada en el análisis de las circunstancias y la planeación de qué hacer.

El problema es, que en muchas ocasiones, la planificación termina siendo un documento más en nuestra estantería, cuando debe ser un documento vivo y flexible a las circunstancias del entorno. Se trata de saber a dónde queremos llegar, y cómo hacerlo ante la realiad de los recuros de que se disponen.

Lo que no podemos hacer, es ponernos a planificar en base a realidades difusas e inexactas y previsiones basadas en percepciones. Por otro lado, la crísis actual es una crísis financiera principalmente, y ante una falta de liquidez previo al plan, debemos tener un modelo de negocio que nos permita sobrevivir sin una excesiva dependencia del endeudamiento bancario.

Concluyenfo, soy un creyente de la estrategia empresarial y de su utilidad, especialmente en tiempos de crísis, pues la figura de apagafuegos nunca nos permitirá ver el claro:

«No existen vientos favorables para aquél que no conoce el rumbo».

Un saludo

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Ramón 02/07/2014 - 10:55

Hola Julen,

creo que has puesto sobre la mesa uno de los puntos de dolor actuales de la gestion empresarial. No es la primera vez que un cliente me dice que los planes estratégicos se han convertido en bonitos papeles de colores que se quedan rápidamente desfasados.

Si que diré que es importante mantener el foco sabiendo que somos y a donde queremos ir como organización. Pero a la vez debemos ser conscientes del entorno empresarial que nos rodea y como nos afecta.

Como dices: «la información es la más valiosa de todas las materias primas con que trabajamos en las empresas» y creo que las empresas deberían crear flujos continuos de información con el fin de proveer una adecuada velocidad de circulación de datos y contenidos para alimentar a la planificación estratégica pero también a otras partes de la organización.

Planificar a 3 o 4 años es un error en el mundo de la información en tiempo real.

Un saludo
Ramón

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