Más allá del producto

by Julen

El día de la asamblea general de Innobasque tuve la ocasión de charlar un rato con Aingeru Aizpurua (conoce un día de su agenda), Leyre Madariaga y Ainara Alonso, tres compañeras de escenario en el acto Basque Innopolis ’08. Recuerdo cómo Aingeru decía lo que ella había peleado para dignificar el trabajo de una fundición, que es el mundo en el que se mueve. Por cierto, qué alegría ver a una mujer también en esos berenjenales. Fue una conversación de media hora previa al acto, pero me ha estado dando vueltas por la cabeza de vez en cuando estos días.

He conectado esa conversación directamente con un artículo de Luis Cañada que leí hace tiempo y que ya he comentado aquí: Sobre el valor añadido en productos maduros. Me imagino que son circunstancias parecidas las que unen a una fundición y un fabricante de cadenas. Hacer sentir orgullo por el producto es complicado.

Por otra parte, en nuestros análisis de empresa abierta hemos mirado mucho a casos como el de Mozilla o el de Lego. En una entrevista con la presidenta de Mozilla (otra alegría ver ahí a una mujer) ella insistía en el orgullo de trabajar para hacer libre a Internet. Por su parte, los robots Mindstorms de Lego tienen enganchadas a muchas personas que han hecho de su hobby una auténtica pasión que llena buena parte de sus vidas.

Así que, al final, fabricando cadenas, fundiendo para el sector eólico, generando un navegador gratuito y de código abierto o haciendo disfrutar como enanos a quienes construyen robots, el punto en común de todo ello es conectar emocionalmente producto/servicio con las personas que trabajan en ello. Todo es más sencillo si somos capaces de construir esa conexión emocional que va más allá de cualquier plan de reconocimientos o cualquier política de incentivos salariales.

Pero, ¿cómo se genera orgullo por el producto o servicio final? Para mí hay que mirar a la forma en que evolucionan los estilos de vida o incluso la sociedad en su conjunto. Hay que aprender sociología y psicología. Esta conexión es demasiado importante para dejarla en manos de las presiones de la cuenta de resultados mensual. Hay que levantar la mirada y ver qué pasa ahí fuera, en la sociedad que nos rodea. Las cosas han cambiado y la empresa necesita resituar su papel en ella. Y ahí le queda mucho por hacer, más allá de la responsabilidad social corporativa, mucho más allá.

Ahora hay más información por todas partes. Las empresas no pueden ocultar sus vergüenzas si es que las tienen (la mayoría las tienen). Las personas van a saber cada vez más en qué tipo de empresa están trabajando.

El enfoque de Mozilla llega al extremo de que su propia definición de hacer libre a Internet provoca adhesiones a la causa en forma de voluntariado. No hay intercambio económico de por medio. ¿Imaginas TS Fundiciones con gente que llega voluntaria a trabajar? Es inimaginable, ¿verdad? ¿Lo es? Quién sabe lo que puede pasar.

En mi caso, por ejemplo, un negocio pequeñito y artesano de consultoría, muchas veces me asalta una idea: estoy dispuesto a «trabajar» (tenga esta palabra el significado que tenga) gratis para mucha gente. ¿Por qué? Porque si conecto emocionalmente, sé que hay otras recompensas que voy a recibir. Así de simple. Si suavizamos el argumento, puede querer decir que las tarifas de consultoría varían depende quién es el cliente y la conexión emocional que establecemos. Y esto ha sido, es y seguirá siendo así; lo digamos con la boca grande o con la boca pequeña.

Pero creo que TS Fundiciones, Vicinay Cadenas o cualquier empresa con productos maduros o procesos de trabajo socialmente considerados «penosos» (es una expresión que siempre me ha llamado la atención) tienen que reinventarse a sí mismas. Pueden mirar al sector al que se dirigen y ver en las energías eólicas una razón para enganchar con un futuro más limpio. Pueden mirar a la seguridad que sus productos deben proporcionar en altamar cuando mucha gente depende de que ese producto sea fiable. Hay que buscar una conexión emocional. Si no, esto no va.

Así que, cuando alguien llegue a estas empresas y se le explique a qué se dedican, creo mucho más lógico empezar a hablar de un futuro de energías renovables o de la seguridad en altamar, si fueran los casos.

Un par de ideas radicales conectadas con esta reflexión en este mismo blog:

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