Empresas centradas en la persona

La segunda pregunta que hacemos en el World Café del jueves es: ¿Qué cambios deberían darse en nosotras/os como individuos y en nuestras organizaciones para que sean empresas centradas en la persona? Aquí va mi propuesta. Bueno, cierto que podría echar mano de mis ideas radicales, pero voy a tratar de simplificar centrando la atención en sólo dos aspectos.

El primero es la concepción del tiempo en una era en la que decimos que el conocimiento es la diferencia que genera competitividad. Personas y organizaciones vivimos esclavas del tiempo. Las personas están siendo agredidas por el asalto constante de estímulos. El tiempo parece ser el mismo pero no lo es, porque la densidad de estimulación ha crecido. Y donde antes parecía haber tiempo, ahora no lo hay. Además, la hiperconectividad a la que nos vemos expuestos por ejemplo con el teléfono móvil, puede suponer otro lastre. Hace falta colocar límites y al mismo tiempo relajarlos. Paradoja.

La gestión del tiempo está encarcelada por la idea de que hay que hacer más en menos tiempo. Además, la inercia nos mueve: las cosas se hacen en tanto tiempo porque así nos dijeron que tenía que ser. Pero en nuestra actividad laboral desplegamos sólo una pequeña parte de los recursos que poseemos. Así que ahí, en todas esas actividades de trabajo suele anidar gran potencial de mejora. La empresa colocaba los estándares y nosotros nos amoldamos a ellos. Así me has dicho que lo haga, así acomodo mi ritmo. Es ley de Parkinson: todo trabajo tiende a extenderse en el tiempo el tiempo que le asignes.

Pero el tiempo de trabajo y el tiempo de no trabajo se han fundido en un único plano porque ahora consiste, en buena parte, en pensar. Somos personas pensantes dentro y fuera del trabajo. Pero los rigores de una gestión del tiempo limitada por las empresas (el calendario, la jornada) nos hace daño, mucho daño.

El segundo elemento sobre el que quiero hacer hincapié es la actual concepción ética del trabajo: es un castigo. Disfrutar en el trabajo es de tontos. Trabajo es trabajo: diferente de tu vida privada, personal, íntima. No está bien pasarlo bien trabajando. Ese tiempo de trabajo debe ser minimizado. Es una conquista social: la jornada de trabajo debemos reducirla. ¿Y si lo paso bien?, ¿entonces también debo reducirla? Sí, eres idiota. ¿Es que no prefieres disfrutar de la vida? Claro… eso se hace fuera del trabajo.

En el fondo, hablamos de la necesidad de una ética hacker del trabajo. Pero esto es casi ciencia ficción hoy en día. No se dan las condiciones en la mayor parte de los casos. Lo reconozco. Es así de simple.

Así que mi aportación es sencilla. Para que tengamos empresas centradas en la persona debemos modificar la concepción del tiempo y desarrollar una ética hacker del trabajo. Y sí, me he levantado pesimista: lo veo muy complicado.