Curavacas, Espigüete y románico

by Julen


Un fin de semana aislado de la civilización (impresionante lo de alojarse en un parador sin posibilidad alguna de conectarse a Internet) da para reposar el ánimo. Abril se ha empeñado en dejar fríos tardíos y bien que hemos visto la nieve cerca. Las comarcas del norte palentino acogen cumbres de más de 2000 metros y allá arriba estaba el blanco cautivador de la nieve.

Pero más abajo de las cumbres, agarradas a la tierra, se multiplican las iglesias de un románico rural, de pueblo pueblo. En mayo volveré a trabajar con la Fundación Santa María La Real: será una sesión de formación de 12 horas relacionada con el conocimiento. Así que he aprovechado el fin de semana para empaparme un poco más de los aires del románico, pero del románico de pueblo, del que vive alejado de las catedrales de ambición.

No sé si los canteros sólo cortaban piedra en aquella época o si ya estaban imbuidos del espíritu de las grandes obras. Desde luego que, fuera lo que fuera lo que estimulaba su trabajo, fueran hackers de hace diez siglos o sufridos currelas, las obras han quedado para la posteridad. Y ahora la zona las luce con apoyo de instituciones que se arriman a la sociedad del ocio para presentar el tesoro de sus pueblos. Trabajo bonito el de la Fundación, que nació impulsada, entre otras personas por el célebre Peridis.

Mi sesión de trabajo lleva por título «Conocimiento abierto». Y ya es casualidad que leyendo su folleto «románico y territorio», encuentre en el primer párrafo las dos palabras. Quizá por aquí comenzaremos a trabajar allá en mayo.

La idea

El gran tesoro de las comarcas del entorno de Aguilar de Campooo es su pasado, rico en historia y en tradiciones y germen de un patrimonio monumental que ha sabido compenetrarse con un paisaje de indudable belleza. Esta tierra es conocida sobre todo por sus innumerables monumentos románicos, verdaderas piezas de un museo que es todo el territorio y que por su gran valor cultural requieren de una cuidada conservación, restauración, estudio y promoción, facilitando su acceso y conocimiento. Ésta es la idea básica sobre la que se fundamenta el ROM, una institución abierta y dinámica, cuyas salas son nuestros valles y cuyas piezas son nuestros monumentos y la vida que ha habido y hay en su entorno.

«Institución abierta», ¿sólo una coletilla que no dice nada? «Facilitando su acceso y conocimiento», ¿algo evidente que no requiere mayor discusión? Le daremos un par de vueltas buscando qué se puede aportar desde la perspectiva del conocimiento abierto: románico y territorio. Iglesias en los pueblos, nieve allá arriba en el Curavacas y el Espigüete. Nos vemos de nuevo a mediados de mayo.

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3 comentarios

aitortxu 14/04/2008 - 07:45

Un poco offtopic. Aislarse entre montañas es un reseteo como pocos, 100% recomendable. Hace unos años pude hacer el primer descenso del Curavacas en Telemark, es un «peaso» de experiencia. Si te gusta la montaña media. Pásate por allí. Algunas nociones: http://www.curavacas.com.

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esperimentua 15/04/2008 - 07:32

Me parece de sentido comun que si uno se va a descansar no se lleve el portatil.
Es de analizar que en esta sociedad moderna nuestra, las vacaciones produzcan mas estres que la actividad laboral.

Buena elección.

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Julen 16/04/2008 - 05:09

aitortxu, me llevaré la bici alguna primavera o verano de estos para andar por allí. Gracias por la referencia.
esperimentua, no comparto tu punto de vista. Para mí un portátil es una herramienta de comunicación, algo que sirve para interactuar con otras personas. Creo que la forma en que cada cual consigue paz y tranquilidad es diferente. Para mí no tiene por qué excluir a la tecnología. Como siempre, depende del uso que le des.

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