Eficiencia de personas y de equipos

by Julen


En los comentarios al post sobre el gremio abierto de consultores artesanos, Joserra nos escribió esta reflexión, llena de lógica:

Me choca un poco: «la unidad de mayor eficiencia posible: la persona.» Siempre he pensado que un pequeño equipo, peude hacer más que la suma de sus partes… con lo cual, ¿no diríamos que es más eficiente?
O las ventajas de un equipo (de un equipo de verdad, de esos que funcionan) no crees que superen a la eficiencia de una sola persona?

Y como aquí hay mucho donde rascar, he preferido escribir un post dedicado a esta cuestión. Allá va.

En primer lugar, creo que el trabajo en equipo está endiosado. Valeeeeee, tranquilidad, tranquilidad. Me explico. Por una parte, pocos equipos veo trabajar como auténticos equipos. La mayor parte de esos supuestos equipos son comités.

Disculpad, que no sé de dónde he sacado esto que expongo a continuación (si alguien conoce la fuente, le agradecería que me la indique), pero siempre me ha parecido una sabia distinción:

Equipo: un conjunto de personas que se reúnen porque sus talentos son necesarios para realizar una tarea, resolver un problema o sacar adelante un proyecto. Si el equipo gana, ganan todos. Si el equipo pierde, pierden todos. Hay un propósito común y un espíritu de colaboración.
Comité: Un comité es un conjunto de representantes reunidos porque hay un tema o un interés que exige que se reúnan. Tienen que encontrar una solución aceptable. Se basa en concesiones recíprocas. Tienen que existir, pero para las personas no son interesantes.

Yo veo empresas llenas de comités y apenas con equipos. Veo personas que tienen que reunirse porque… tienen que reunirse, porque el sistema dice que hay que reunirse. Este me parece el escenario habitual.

Vale, vale, pero no es una razón. Es sólo la realidad. Ahora bien, admitamos que un auténtico equipo produce más que la suma de las partes. ¿Cómo se llega a conformar el equipo? Hasta ahora, el modelo mental a manejar para que el equipo sea equipo es: hay que reunirse, hay que compartir tiempo y espacio, hay que volver a reunirse, hay que decirse las cosas a la cara, hay que volver a reunirse. El equipo crece por las interacciones que genera en su seno.

Bien, bien, pero ¿no contamos ahora con nuevas forma de interactuar, que pueden complementar al modelo de reunión va y reunión viene? El mundo se mueve de tal forma que separa físicamente cada vez más a las personas. Hacer una reunión cuesta un riñón. No hay forma de que hacer coincidir todas las agendas. El modelo de trabajo en equipo bajo el mismo techo y a la misma hora está en crisis. Así que hay que buscar alternativas. A lo mejor la «unidad persona» merezca otro tratamiento.

Otra cuestión: siempre me ha interesado el concepto de «transactive memory» (que no sé muy bien cómo traducir). Es una cualidad de las personas que se da en grupos humanos de tamaño reducido y con fuertes vinculos afectivos. Supone algo así como una distribución de los recursos: yo me acuerdo de tal cosa y tú de otra, y todo ello desde un plano tácito. Hay química y nos repartimos el pastel. Una deducción de esta cualidad humana: cuando formas parte de un equipo, si observas competencias que complementan la tuya, te quedas tranquilo porque sabes que «eso ya está cubierto».

Cuando has llegado a la unidad última (en realidad la primera) de eficiencia, la persona, y la has separado del conjunto, no queda más remedio que recuperar facetas que hasta entonces quizá hemos desatendido en nuestro repertorio de conocimiento. No hay «otra parte del sistema» con la que complementar conocimiento. Así que espabila y aprende, que ahora depende de ti.

Una vez que has llegado al final del camino y estás sola o solo, entonces el trabajo en equipo cobra otra dimensión. Sin más, ahora «te hace falta». Es decir, no puedo trabajar solo; necesitas colaborar, hacer red, y, a veces, participar en equipos. Pero la vivencia del equipo es completamente diferente desde la persona -me hace falta- que desde la organización -tienes que participar en ese equipo. No hay color.

No sé si el resultado del equipo es netamente superior al que se conseguiría sumando rendimientos individuales. Hay dos problemas en esta comparación: que es complicada en sí misma porque habría que aislar muchas variables y que el tipo de actividad a llevar a cabo condiciona. Desde mi punto de vista, la literatura de gestión ha magnificado al equipo. Quizá no sea malo, pero, ¿cuántos equipos son realmente equipos?, ¿se dan las condiciones en las empresas para que los equipos se desarrollen como tales?, ¿hay tiempo? Y si esto no fueran condiciones actuales, ¿qué hacer?

Cuando Castells habla de «individualismo en red» está reconociendo que la sociedad dispone de otro tipo de pegamento para enlazar las conductas de las personas. No digo que los auténticos equipos de toda la vida, reunión va y reunión viene, no sigan siendo un referente de resultado, pero que las personas son unidades de rendimiento que en la actividad laboral despliegan una pequeña parte de su potencial, me parece evidente. De ahí mi reflexión de que la persona es potencialmente una «unidad productiva» que ni de lejos ha aportado lo que debiera en la inmensa mayoría de empresas.

Pues hasta aquí llego, de momento. Acabo de releer lo que he escrito. No sé si estoy aclarando o liando el asunto. Tengo que darle otro par de vueltas. No sé si estoy diciendo incoherencias. Eso sí, siempre he pensado que una cama se hace mejor entre dos. Es el mejor ejemplo que conozco para dejar bien parado al trabajo de equipo frente al individual. Os dejo, que me lío.

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8 comentarios

amalgamadeletras 24/02/2008 - 12:23

Creo que el concepto de equipo, como bien dices, nos aprisiona. Si los equipos pueden funcionar, colaborar y crear al margen de la presencia física, ¿porqué hemos de reunirnos? Un líder gestiona el talento y genera entusiasmo… nunca he leído que sea necesariamente en una reunión física.

Si tenemos una persona que es experta en contabilidad de costes, otra sabe buscar ofertas y proveedores y una tercera que está imbuida de conocimientos técnicos sobre cómo realizar una obra, ¿no tenemos ya un equipo capaz de llevar a buen término cualquier obra pequeña? El líder puede “amalgamar” (lo siento el ego sale a veces) todo ello y darle forma: motiva y mantiene viva la llama del entusiasmo, reparte funciones, establece y vigila los hitos, etc. de forma independiente. Bien es cierto, que la interacción física es necesaria en muchas ocasiones como cuando algo realmente tapona el avance. El equipo, en un entorno “open” y/o abierto, ¿no debería ser entendido como suma de talentos coordinados por un líder? Entonces necesitamos sumar talentos. Sumar talentos es diferente de reunir talentos. Digo yo…

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Javier Vizcaíno 24/02/2008 - 21:41

¡Interesantísimo! Da para varios libros.
En lugar de entre equipo y comité, yo distingo entre equipo y agregado. Esto último viene a ser, como indica su nombre, una simple yuxtaposición de personas. Curiosamente, si la labor que deben hacer es divisible en partes y no requiere de dotes creativas, puede dar el pego y pasar como trabajo grupal.

Coincido en que está endiosado el trabajo en equipo, pero también pienso que hay tareas que necesariamente deben hacerse en grupo. El resultado será interesante si se consigue que cada integrante del grupo tenga claro qué se pretende hacer y -más importante- que sea lo suficientemente generoso como para entregar, si es necesario, un poco más que los de alrededor. Si el engranaje funciona, este esfuerzo será compensado por los demás en el futuro.
Tengo la suerte de trabajar con un equipo que se entiende a las mil maravillas. La información fluye entre ellos (ellas y él, en realidad) y la colaboración no hay que pedirla, porque sale espontáneamente. Creo que la clave está en el tipo de personas que conforman ese grupo y en lo que les importa la labor que realizan.
Sin embargo, es un equilibrio muy delicado. He visto a mi alrededor -y he sufrido alguna vez- magníficos grupos que se pudren por la actitud de una sola persona. La solución, me temo, tiene que ser quirúrgica.
Tras tomar una decisión así de dura hace unos años, descubrí otra cosa: las matemáticas engañan. Un grupo más numeroso no trabaja más ni mejor.

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Edu William 25/02/2008 - 10:44

Y es que a mi personalmente me parece que un equipo suele tender a ser cerrado. Estoy totalmente de acuerdo en la unidad mayor de eficiencia en la persona. Quizas habria que adaptar el concepto equipo y tender a un modelo de red dinamica con enlaces más o menos fuertes dependiendo de proyectos. Personalmente a priori me parece mucho más eficiente.

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Jorge S. King 25/02/2008 - 11:18

Que buen post Julen, muy interesante. Este y el que has escrito reciente mente «Capacidad personal por encima de la empresarial«, me han servido mucho, y pienso que a todos los de tu barrio. Muchas gracias.
Saludos Santiagueños

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Alorza 25/02/2008 - 12:45

Das en la diana.

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