Metodología para transitar hacia organizaciones 2.0

Como trabajo como consultor es lógico que reciba peticiones un día sí y otro también acerca de metodologías. Parece que si haces consultoría eres el rey de la metodología (rima estúpida). «Metodología» es palabra más larga que «método» y, por tanto, propia de consultores. No sabes de nada (versión light del «no tienes ni puta idea») pero acabas aconsejando a muchas organizaciones sobre cómo hacer esto o aquello. Así son las cosas.

Lo de «construir» metodología con el cliente está bien en la teoría, pero la mayor parte de las veces no lo van a entender. Estás para decir cuál es el plan: primero A, luego B y después C. Y si no hay plan, ¿para qué te vamos a pagar? Que venga otro, que consultores hay debajo de cada piedra.

En los últimos tiempos me preguntan por cómo transitar hacia organizaciones 2.0. Vamos, lo que quieren saber es cómo hacer para que una empresa salga bien parada en esta nueva forma de aparecer ante el mundo vía blogs, wikis, rss e historietas parecidas. Yo, muy digno, me planto y digo que no sólo son tecnologías y herramientas, sino que son modelos mentales. Y así vamos saliendo del paso, tratando de dibujar algo mínimamente coherente.

Lo fácil es quedarse con las herramientas y decir que ahí está el asunto de lo 2.0: iniciamos la carrera armentística 2.0 vía blogs por ejemplo. Y el señor proveerá. Ya encontraremos las piedras en el camino. Lo mismo con los wikis y con el resto de equipación para las nuevas guerras del siglo XXI. Perdón por la terminología. Encima lo dice aquí uno que ni es hombre ni ná, que no hice la puta mili. Cobarde objetor.

Pero al final uno entiende que el cliente tiene la razón (es para dejarle tranquila la conciencia). Y que metodológicamente algo hay que parir, sirva luego para el vilipendio de la comunidad o como argumento de que eres el gurú de los gurús. Porque si has puesto sobre la mesa una metodología de transición hacia lo 2.0 vas a salir en el telediario de la noche. Me refiero a los telediarios de las teles 2.0, claro, ombliguismo mediante, por supuesto.

En fin, que me tiro a la piscina y que propongo metodología. ¿De dónde sale? De mis andares por aquí y allá, de mis fracasos, de mis escasos éxitos, de mi intuición, de lo que leo en diagonal, de lo que leo con más tranquilidad. Esta metodología es vuestra en un 99% porque la supongo como deducción lógica de lo que venimos hablando por aquí.

De momento no entenderás nada, pero ya lo iré explicando. Abrimos serie de posts sobre metodología de transición hacia escenarios 2.0 para empresas y organizaciones en general. Queda largo, pero ya lo iremos explicando. De entrada, sólo digo que partimos de cuatro premisas:

1. Es tan importante trabajar la capacitación tecnológica como cuestionar los modelos mentales de gestión que imperan en la organización.
2. La cualificación necesita acompañamiento personal: hay que impulsar procesos de mentoring, coaching, tutorización o como lo quieras llamar.
3. La transición combina al mismo tiempo un mapa lógico de acciones 2.0 y la irreverencia de conductas emergentes: las paradojas de Handy también sirven para esta metodología.
4. Las personas son la clave y hay tres roles a atender: quienes detentan el poder constituido de los sistemas de información en la empresa, quienes detentan el poder constituyente (early adopters) y quienes tienen ascendencia sobre sus pares (sean directivos o no).

El siguiente día va el dibujo completo de la metodología. De momento sólo escribo esto para calentar motores. Me encantaría que me metieras caña y criticaras hasta que te salga la bilis por las orejas. Bueno, también puedes criticar con una sonrisa, que relaja más y no provoca estreñimiento.

Por cierto, que voy a tener la oportunidad de contrastar la metodología con algún que otro cliente. Y como de bien nacidos es ser agradecidos, desde aquí, de veras: gracias por la confianza. No sería nadie sin ustedes.