Optimismo, insisto

by Julen


Puede sonar a moda y a lectura de típico librillo de aeropuerto, pero os animo a leer sobre optimismo y en general, sobre actitudes mentales positivas. No sé por qué, pero, entre los muchos comentarios que van quedando en este blog, hay algunos se van agarrándose a algunas partes de mi cerebro y quizá también del corazón. No sé.

Uno tuvo que ver con la idea radical de romper las empresas y lo escribió Telémaco, quien, por cierto se ha reincorporado al hogar blogosférico:

La posición de las personas en la organización ha empeorado ostensiblemente porque la fuerza de las personas reside en su unión y ahora al ser grupos pequeños el equilibrio de poder se ha roto y el ambiente laboral … en fin no voy a dar ejemplos de las cosas que pasan porque no las creerías 🙁

El otro es de Sopa de Letras y tuvo que ver con mi artículo Emprendedores de laboratorio, donde él comentaba (hilando con un post que escribió en su blog: Desmitificando la cuarentena):

Creo que el comentario ‘Así que quizá sea más fácil emprender cuando has llegado a los 40’ encierra una maldad que está justificada en ‘vender’ una alternativa a la pérdida del empleo a los cuarenta que resulta dramática, habida cuenta de que este colectivo es de los que se terminan engrosando gran parte de los ex-trabajadores en riesgo de exclusión social. […]
Todo ello es cierto, pero emprender a esa edad supone un cambio radical de perspectivas, un fuerte desembolso (a menos que decidas abrir una tienda de chuches, un quiosco o un bar, lo cual también resulta caro en mayor o menor grado) y una gran incertidumbre. La gran mayoría de los que pierden empleo a esa edad no están capacitados para soportarlo. Al menos, yo conozco a un puñado de ellos (los cuento con los dedos de una mano) que han sido capaz de salir adelante montando negocios propios. Me faltan dedos en los pies y manos para contar los que han fracasado.

¿Por qué se me han quedado esos dos comentarios agarrados a alguna zona de mi cerebro? No tengo respuesta. ¿Por qué los he vinculado entre sí? Tampoco lo tengo muy claro. Pero me apetecía hablar, otra vez, del optimismo. Y sí, claro que tiene que ver, que me haya fundido recientemente el famoso libro (en su día dije «librillo» y hubo quien se ofendió, con su razón) de Viktor Frankl El Hombre en busca de sentido (que ya comenté en Logoterapia y blogs) y también el medio best-seller de Luis Rojas Marcos La fuerza del optimismo.

Aquí he escrito mucho sobre las empresas y las personas. Desde luego que mucho más de lo que creía que podría escribir algún día. Pero llegó el blog y se quedó a vivir conmigo, junto a otros del barrio. Y ahora que miro para atrás, si un mensaje me gustaría dejar claro es que las personas somos lo más importante de toda esta fiesta. Y, además, tenemos una inmensa capacidad de hacernos felices o infelices. Me refiero a nuestra capacidad para proyectar profecías que en su inmensa mayoría podrían cumplirse.

Soy consciente de que necesitamos a los demás, Telémaco. Soy consciente de que necesitamos recursos y apoyo, Sopa de letras. Pero antes de nada, soy consciente de que la principal causa de mis éxitos y de mis fracasos soy yo. No se me ocurre otra forma de decirlo.

Google me dice que hasta ahora había escrito 22 artículos en este blog en los que incluía la palabra «optimismo». Con éste serán 23. Y espero que vengan muchos más. Si por mi fuera, en el currículum escolar colocaba una asignatura que fuera «Optimismo». Y en sus clases habría prácticas de risas, ejercicios para descubrir nuestras fortalezas, un taller de esperanza y, por supuesto, evaluaciones continuas de amabilidad.

No es que las secciones de autoayuda de las librerías me deslumbren. Eso sí, hay que ver cómo crecen. Pero cada cual tiene que bucear un poco para encontrar sus fuentes de optimismo y sus detonadores de esperanza. Todos sabemos que las malas noticias son las que captan mejor nuestra atención, pero aunque también hay que quejarse y meter el dedo en el ojo cuando las cosas van mal, no debemos olvidar que nosotros somos quienes lo filtramos todo. Por eso quizá convenga tener en cuenta a mano la psicología positiva y echar mano de la resiliencia o el estado de flujo para mejorar nuestras propias expectativas.

Y fíjate que seguramente esos dos comentarios que cito me han hecho leer algo más de estas cosas. Deben ser complejos mecanismos los que se ponen en marcha. Porque releyendo lo que he escrito no tengo claro un argumento para este artículo. Tan sólo que seáis optimistas, que merece la pena.

Otro día comento algo del libro de Rojas Marcos.

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11 comentarios

tic616 04/09/2007 - 20:32

Estamos en septiembre, mes de esperanzas, promesas a uno mismo, nuevos objetivos y proyectos, buenos deseos, … que los abordemos con optimismo, ese es un gran consejo.
Gracias Julen

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Javi V 04/09/2007 - 21:38

¡Enmienda a la totalidad! El optimismo lo carga el diablo. No hay como pensar «todo va a ir bien» para asegurarse un fostión de tres pares. Y, como siempre, más durá será la caída…
De todas formas, mil gracias, Julen. Me has dado la idea para el próximo mi apunte en el blog, cuyo título será «El pesimismo mágico».
Abrazos!!!

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Germán 04/09/2007 - 23:10

Yo soy un optimista incorregible, tal vez un poco demasiado. Leí el libro de Rojas Marcos y me gustó bastante. Creo también que es un libro para optimistas, los pesimistas dudo que lo lean.

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Joserra 05/09/2007 - 08:12

Llevaba un tiempo pensando en ese libro, y ya me has dado el empujón definitivo para comprarlo 🙂

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Julen 05/09/2007 - 08:42

tic616, ahí le has dado. Ánimo, que son pocos y cobardes.
javi v, como te decía por otro lado, es lo que pasa cuando eres de Bilbao y tienes alta la autoestima je je.
germán, ya sabía yo que tú eras de los míos 😉
joserra, el libro de Rojas Marcos se lee en un voleo. El de Viktor Frankl es algo más crudo sobre todo si entras en la parte de logoterapia.

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Telémaco 05/09/2007 - 12:13

En cuanto a elegir estrategia «vital» estoy de acuerdo contigo, y no tengo la menor duda de que el «optimismo» es la mejor opción sin ninguna duda (no deja de ser curioso pensar esto cuando estamos comenzando septiembre con su depresión postvacacional asociada).

Sin embargo en cuanto a análisis del estado actual del mundo laboral, de las tendencias que me parece observar y de los efectos que razonablemente se pueden esperar de determinadas reestructuraciones empresariales … me gustaría poder mantener el optimismo pero mi amígdala cerebral no está de acuerdo.

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Yoriento 05/09/2007 - 15:15

Hola Julen, como dijo JAVI-V, ¡enmienda a la totalidad¡
No me resisto a comentarte sobre estos dos temas, el del optimismo-pesimismo, y el de la felicidad-autoayuda, que son dos etiquetas muy utilizadas en Yoriento.

Mi postura es muy crítica (sin perder el humor, espero) con los enfoques habituales de estos temas. Pero como criticar el optimismo como actitud (no como emoción) y la psicología (supuestamente) positiva, no es politicamente correcto, soy breve y te dejo con algo que he escrito en uno de esos posts.
Oye, mi intencion no es romper ninguna magia, pero no puedo evitar comentar¡ Paz¡¡ 🙂

(…)El buen pesimista no desea las adversidades, pero las espera porque no es un ingenuo armado sólo con buenas intenciones. Prepararse para lo peor te permite disfrutar de lo mejor, al mismo precio y con un esfuerzo similar. “El optimismo generalizado no tiene sentido, y el pesimismo no es lo que nos han contado”.

(…) La esperanza mal entendida y las expectativas basadas en emociones sólo valen para sentirse alegre UN RATO (por eso es tan fácil de vender y de comprar), pero no necesariamente para tener una alegre vida, más bien al contrario.

(…) Vamos a romper otra leyenda, más global que urbana: esa que afirma que los pesimistas (bien entendidos) somos aburridos, melancólicos y mustios.

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jofegaber 05/09/2007 - 16:31

Como siempre un excepcional articulo.

Hoy me hacia falta mas que nunca recordar el optimismo y el sonido de una risa.

Gracias Julen!!!

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Lula Towanda 05/09/2007 - 19:47

Estoy de acuerdo buscar las cosas positivas. Aunque cueste encontrarlas, hay que buscarlas porque como las meigas, haberlas, haylas.
Vivir la vida arrastrando las vendas no tiene ningún sentido. Ahora, de ahí a leerme un libro de autoayuda media un abismo.¡Con la cantidad de literatura que me queda por leer antes de devolver la cuchara!

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iturri 05/09/2007 - 22:40

Saludos:

Yo estaba esta mañana debatiéndome entre la apología del optimismo de Julen y el contrapunto pesimista de Javi Vizcaíno, cuando me han dicho que una buena persona que se cruzó en mi camino allá por el mes de mayo de 2006 fue apuñalada el pasado martes en su tienda de Epinay sur Seine, en la periferia de Paris.

He escrito de ello en mi blog.

Lo siento Julen, pero hoy no soy nada optimista.

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Julen 06/09/2007 - 06:13

yoriento, cualquier persona que trabaja con expectativas sobre el futuro, como el caso de un orientador, tira de optimismo cada día. Un futuro negro sólo es una posibilidad con la que hay que contar para adecuar el nivel de optimismo a desplegar en cada caso. Lo siento, te he tocado con mi varita mágica y te has convertido en optimista je je.
jofegaber, ríete, ríete, verás lo sano que resulta. Hasta vives más, no digo nada…
lula, es que quienes escriben libros de autoayuda están muy necesitados de vender. Aquí en la Casa del Libro tienen toda una estantería. Hay auténticas joyas. No veas lo que te ríes. Punto guasa irónica.
iturri, lo siento. Como te decía en tu blog, eso es jodido. Pero esto es lo que hay. La muerte de alguien querido debe ser de lo más duro que nos toca afrontar como humanos. Ánimo.

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