El nuevo modelo de gestión de MCC

by Julen

Mondragón Corporación Cooperativa está en pleno proceso de divulgación de su nuevo modelo de gestión (por cierto no sé si este curso que enlazo es un curso abierto o sólo para gente de MCC). El caso es que es una costumbre que desde sus servicios centrales se generen pautas sobre cómo gestionar las empresas que conforman el grupo. Supone siempre una tarea delicada en tanto que las cooperativas se rigen por un principio de soberanía a través de sus asambleas generales de socios. Pero, a fin de cuentas, también es lógico que esta corporación empresarial quiera tener ciertas pautas comunes de gestión para sus empresas.

Desde fuera escucho a mucha gente hablar de lo complicado que a veces resulta acceder a MCC. Me refiero sobre todo a quienes no son proveedores y quieren serlo. En mis más de 12 años dentro de MCC nunca he tenido esa sensación de cerrar puertas a nadie desde mis responsabilidades. Claro que si desde fuera se repite la queja, seguro que hay una buena parte de razón en ello. Desde tu propia casa nunca obtienes la perspectiva de quien vive en la acera de enfrente.

MCC ha trabajado oficialmente desde planteamientos muy cercanos a EFQM a través del modelo anterior, que ahora quiere sustituir. PDCA en estado puro. Ha habido cooperativas que han entrado fuerte en ese juego, otras que no han puesto mucha carne en el asador y otras se han quedado bastante al margen. Claro que a cualquier grupo empresarial le interesa disponer de una vara de medir que sirva para la mayor parte de sus unidades. De esta forma pueden trazar líneas comunes y comparar prácticas. No obstante, ese modelo, más cuadriculado, parece haber agotado sus días. Sin embargo, en una primera lectura superficial del modelo, creo que siguen muy presentes los aspectos de evaluación (o autoevaluación), en una clara obsesión por disponer de medidas. Es decir, que seguimos anclados en que «lo que no se mide no se puede mejorar». Casualidad que Ramón Sangüesa hoy mismo nos ponga sobre la mesa unas interesantes reflexiones en 108 por ciento:

Bob Sutton, profesor de Harvard y consultor en la línea de Karl Weick, matiza en su blog el entusiasmo generado por la gestión vía datos y hechos (en buena parte creado por su propio libro). En concreto, se centra en los problemas de trabajar con la mente en lo cuantitativo y discute cuándo puede ser útil irse a lo cualitativo:

  1. Cuando no sabes qué medir: en mi experiencia, mucha gente sigue creando indicadores para dar a entender que sí saben qué medir aunque no tenga ni pajolera idea de adónde quieren ir y, por tanto, cómo van a medir su progreso.
  2. Cuando puedes medir pero la comunicación del dato medido no transmite nada que motive a tu equipo. Un punto más para el story-telling, el paseo por la planta, hablar con la gente, especialmente «los de abajo» y los de «fuera» (clientes, proveedores, etc.).
  3. Cuando lo que se puede medir, no cuenta para nada, que es lo que ocurre más veces de lo que cualquier directivo estaría dispuesto a admitir pero como es fácil medirlo y el jefe de sistemas de información dice que está tirado (y propone catorce indicadores más)….se pierde lo distintivo.

El modelo de gestión de MCC pretende ayudar a que las empresas del grupo sean competitivas y hacerlo, al mismo tiempo, con un «estilo» acorde a la filosofía cooperativa, que se basa en los principios básicos cooperativos: educación, soberanía del trabajo, carácter instrumental y subordinado del capital, organización democrática, libre adhesión, participación en la gestión, solidaridad retributiva, intercooperación, transformación social y carácter universal. Un buen problema es que estos principios, para la ciudadanía media de una cooperativa, son casi desconocidos. No sé si por complejos, si por ásperos, o si simplemente porque no interesa este discurso. La realidad es que esos principios para el socio medio (si es que esa figura existe) son conceptos lejanos.

Sin embargo, MCC insiste en esta línea de dotarse de modelos de gestión propios que pretenden unificar una forma única y propia de gestionar. Complicado intento, pero en el que persevera. Desde Mondragon Unibertsitatea colaboramos en esa definición junto a otras partes «pensantes» de la corporación.

Comento todo esto porque puede ser momento para hacer una reflexión crítica del nuevo modelo de gestión de MCC. Ni de lejos me las tengo de supergurú capaz de dictar sentencias: «esto bien», «esto mal». No, no es eso. Tan sólo se trata de que, por mi actividad profesional, muy cercana a este mundo cooperativo, me va a tocar «sufrirlo» (para lo bueno y para lo malo) de cerca. Así que mejor le voy dando vueltas para que no me coja desprevenido. Espero ir desgranando algunas cuestiones en próximos artículos.

De entrada una crítica general, tan sólo sea por una mínima coherencia con los principios de empresa abierta que aquí manejamos: este modelo de MCC es un modelo bajo llave, cerrado a cal y canto, que apunta a un tipo de empresa tradicional en su concepto. Las personas han ido al centro, pero tras una primera lectura, me temo que porque no podía ser de otra manera para mantener una mínima coherencia con los principios básicos que he enumerado antes. El modelo parece abrirse tímidamente a un mundo que se ha descuadriculado hace tiempo, que cabalga deprisa y que necesita de permanentes fases beta para reajustar errores. Pero en esencia, me parece demasiado cerrado.

El principio básico de libre adhesión sugiere, desde luego, un modelo abierto, aunque matizado bajo la expresión de que esta experiencia de gestión está «abierta a todos los hombres y mujeres que acepten estos principios básicos». Y, además, sigue manejándose demasiado con el concepto del «puesto de trabajo» ya que requiere, además, que las personas acrediten idoneidad profesional para ellos. Pero ese «puesto de trabajo» cada vez es menos cualificación y más actitud o, mejor dicho, tanta cualificación como actitud. Lo que sabes para acceder a un puesto tiene fecha de caducidad cercana. Y el puesto de trabajo hoy pudiera ser el cuello de botella para que las personas desplieguen su capacidad.

En fin, sólo es un primer esbozo porque quiero dedicarle un tiempo a este asunto del modelo de gestión de MCC. Creo que puede ser útil compartir algunas de sus características. No voy a descubrir grandes misterios, pero sí espero que quienes trabajáis en gestión de las organizaciones, podías compartir puntos de vista.

Si te interesa saber más sobre las cooperativas de MCC, puedes obtener ciertas respuestas de este apartado de su web oficial: consultas más frecuentes. Y, por cierto, nada de RSS ni cosa parecida para suscribirte a las noticias de su web. Supongo que estarán en ello. Digo yo.

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4 comentarios

Sergio Monge 12/09/2007 - 16:23

Confirmado. El vínculo se ve desde fuera.

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Julen 12/09/2007 - 16:37

No me refería a eso, Sergio, sino a si en ese curso se puede inscribir alguien que no sea de MCC. Supongo que no, pero no entiendeo que aparezca una convocatoria abierta. Gracias por estar tan al loro 😉

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Josu 12/09/2007 - 22:19

Yo también he «sufrido» los modelos de gestión de MCC y creo que en un momento en el que la innovación y la creatividad son valores a promover, los modelos corporativos resultan bastante rígidos, «controladores» y complejos.

Creo que las cosas pueden ser más sencillas.

En cuanto al tema de la obsesión por medir estoy totalmente de acuerdo contigo.

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Julen 13/09/2007 - 04:54

josu, al menos vosotros habéis sido capaces de hacer más liviana la medición a través de vuestros soportes digitales. Ayer me decía un directivo de una cooperativa al preguntarle por el nuevo modelo que la herramienta para evaluar le parecía un lío… ¡si yo no le había preguntado por la evaluación sino por el modelo!

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