Estos días en que he disfrutado del Bierzo, la Maragatería, los Ancares y la Cepeda, también me ha dado tiempo a recordar cómo era el trabajo en las minas. Porque ahí en León hay mucha mina de carbón. De pequeño recuerdo a mi abuelo contar historias de duros días de trabajo en Gallarta, aquí en la zona minera de Bizkaia. Mineral de hierro. Toque de sirena antes de la voladura.

Allá en León es el carbón el protagonista de la mina, después de que pasaran a mejor vida aquellos días de extracciones auríferas. Los romanos se hicieron famosos en las Médulas. Aquí en la zona minera de Bizkaia, por contra, era -ya no es- el hierro.

El carbón es oscuro y sucio. La tierra se ennegrece y el polvillo gris se pega a toda superficie disponible. El año pasado allá en el norte de Francia, en Pas de Calais, lo pude ver en curiosas montañas artificiales. Claro que Lawarde disponía ya de su centro histórico minero. Ahora es el sector servicios el que aflora tras los duros días de extracción, tragedias incluidas. Nada que ver la profesión de mostrar lo que fue con la de bajar a los túneles para meter dinamita. Aquí más humilde, tenemos el museo minero de Gallarta. Pero ahí en Montealegre, provincia de León, todavía hay minas de carbón en activo. Aún no ha llegado el tiempo de los museos. La arqueología industrial espera.

Por las noches se veían las luces. Yo suponía que el trabajo sería 24/24, 7/7. Así de simple. La tierra estaba allí para comérsela. ¿Para qué desperdiciar tiempo? Hablando con la chica que atendía en la casa de turismo rural, le pregunté por la gente que trabajaba en aquella mina que se veía en el monte de enfrente. Esbozó una pequeña sonrisa. ¿Ahí? Eso sí que ha cambiado. Ahí trabajan el de la pala y el del camión. Según parece, es lo que hace falta. Me imagino una pala enorme y un camión enorme. Antes no sé cuántas personas, unas para extraer y otras para transportar.

Aunque supongo que habrá más gente trabajando en las minas, la chica lo simplificó bien fácil: el de la pala y el del camión. Esto creo que supone un incremento espectacular de la productividad en la mina. La cantidad extraída por persona y hora se ha disparado. Incluso se habrán reducido de forma espectacular los ratios de accidentes laborales. No hay gente. Bueno, sí. Hay gente, pero cuanta menos mejor.

El trabajo en la mina ¿no merece personas? Todos sabemos de tragedias en la mina. Entonces, mejor sin personas. Explosiones de grisú, derrumbes o desgracias de las que nunca se llegó a conocer el porqué. Así que ahora en las minas ya no hacen falta personas. Y fíjate que cuando marchas de allá sigue encogiéndose el corazón. Los pueblos se mueren sin gente. Las minas se mueren sin gente. El comercio no tiene sentido. El de la pala y el del camión. Quizá un buen día quede una sola persona haciendo solitarios y luego queden ya sólo las máquinas, con rebelión o sin ella.

Nota.- La foto es de Gallarta, de hace unos cuantos años, cuando existía el pueblo. Si a alguien le interesan fotos antiguas de ese Gallarta que ya no existe, tengo unas cuantas.

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3 comentarios

Black Hole 12/08/2007 - 20:14

El carbón fue sin duda el motor de toda la zona del Bierzo… Es más, rara era la familia que no estuviera formada en su mayoría por mineros. Hasta Ponferrada tenía hasta hace unos pocos años una gran montaña de carbón…

Sin embargo carbón queda ya poco por la zona y el sector minero se ha pasado a explotaciones de pizarra, con lo que las montañas empiezan a transformarse en auténticas montañas grises sin vegetación alguna…

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Txetxu 13/08/2007 - 05:47

No tiene mala pinta en centro de Turismo Rural. Tomo nota del mismo

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Julen 13/08/2007 - 07:59

black hole por donde yo viví de pequeño también había mucha gente que trabajó en las minas. Pero aquí se cerraron hacia los años 70. Los trenes mineros se extinguieron y con ello se cerró una página de la historia, me temo.
txetxu, tampoco era ninguna maravilla. No sería de las que recomendaría o, al menos, haría algunas matizaciones.

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