Radio, conversación y otros tiempos

by Julen

Lo que nunca dije antes por aquí es que con 16 años tuve un programa en la radio. Era una de aquellas emisoras de FM que fueron naciendo en lonjas y demás cubículos. ¿Dónde? Portugalete, margen izquierda. El programa era de música. Como quiera que los veranos nos íbamos a Londres a recolectar novedades en aquel mundo pre-globalizado, sucedió lo que tenía que suceder: que conseguimos un programa en la radio donde dar salida a aquella pasión.

Con 16 años estamos situados en 1980. Ni siquiera habíamos podido contrastar si las predicciones de Orwell se cumplirían. Los discos eran de vinilo, a 33 rpm y a 45 rpm. Cogíamos el autobús que pasaba por Bilbao y en 24 horas te dejaba en Victoria Station. No estábamos en la CE de entonces. Así que pasaporte en ristre pasábamos por el interrogatorio de la emigración que llegaba del sur. Por una esquina, por donde decía: «Other countries».

El mundo en Londres era diferente. Allí en King’s Road o en el mercado de Kensington High Street nos dejábamos la pasta que habíamos ahorrado a lo largo del año. Hacíamos nuestros escarceos con el punk: comprábamos en World’s End, bailábamos pogo en algún que otro concierto y cosas por el estilo. Eran tiempos donde viajar a otro lugar tenía el sentido de encontrar lo que aquí no había. Oxford Street o Picadilly Circus eran pequeños bazares del mundo, pero aún no había arrasado la globalización. Todavía no se había implantado el modelo de calle comercial «que da igual dónde estés porque es lo mismo en todas partes».

Ayer me vinieron estos recuerdos. Ya sabéis que pasé un rato en Más que palabras. Me sentí en buena medida como un pulpo en un garaje. Es otro medio. Nada que ver con deslizar dedos por el teclado. El tiempo es el tiempo y hay un gran reloj arriba que es el gran dios. Ya he podido consultar con la almohada y me parece que -también- allí en la radio uno tiene que ser uno mismo. Perdón por la rererepetición. Sí, porque si no eres tú, si no hablas como lo harías en una conversación habitual, ese otro yo te delata. La impostura auténtica y el personaje autorreferenciado sólo es para grandes genios.

Claro que Más que palabras tiene un ritmo. Un ritmo al que, al principio, sólo puedes obedecer. Loreto Larumbe, por ejemplo, dibuja toda la primera parte del programa. Pero ese ritmo es el que acabas buscando también aquí en tu blog. Una cadencia, un motivo central flexible.

Tengo un campo nuevo de experimentación allá en la radio. Muy limitado, pero en el que te pasa algo tan curioso como que, ordenador en ristre, vía Google Talk sea Alberto quien me pregunte qué tal lo estoy pasando. Nada que ver con las ondas hertzianas. Simplemente, en otro registro, mantenemos una breve conversación paralela. Eso pasa quizá porque hoy en día «érase unos hombres a unos ordenadores pegados».

Allá en una tertulia de la radio, ¿ a ti se te haría raro conversar con un portátil enganchado a Internet delante de tus narices? En mi escasa capacidad multitarea, acceder a información útil y tomar notas son dos asuntos que van de la mano: ¿cómo? Necesito mi portátil enganchado a Internet delante de mí. ¿No es lógico? Javier Vizcaíno entrevistando a alguien y tú observando a través de la pantalla de tu portátil a esas personas a las que escuchas. A ver si voy a estar enfermo.

Ah, por cierto. Ni saludé a Ana Eizagirre. Fea cosa, perdón perdón. Maitane parece una máquina. Pero ya veremos cómo resulta tras pasar por Madalenas 😉

Technorati tags |

Artículos relacionados

3 comentarios

Telémaco 10/07/2007 - 23:20

¡Un programa de radio!…, ahora entiendo el dominio de la comunicación tan brutal que tienes.

Siempre he pensado que esto de la radio ,que por cierto me encanta, es una especie de anomalía porque lo previsible es que hubiese desaparecido barrida por la televisión que la engloba tecnológicamente.

Responder
Josu 12/07/2007 - 09:24

Joé Julen, semos almas gemelas o que?

Por esos tiempos que comentas, yo participaba con mis amigos en la radio libre de Bermeo (Itsuki irratia, que todavía funciona pero de manera más comercial) con un «magazine» los sábados por la mañana en el que incluso teníamos un concurso con llamadas de los oyentes. El programa se llamaba Nahaste-Borraste (y en su momento sirvió como inspiración al título de mi blog) y nos lo pasábamos de maravilla.

Respecto a Madalenas, tengo sentimientos encontrados. Durante muchos años he ido con la corporación municipal de Bermeo de aurreskulari a Elantxobe pero hubo unos años en los que verdaderamente era imposible hacer nada en Elantxobe y últimamente me reservo esa semana para hacer algún viajecillo con la familia (este año iremos a Galicia) creo que la cosa ha cambiado un poco y está mejor el asunto.

De cualquier forma, para mí lo mejor de esa fiesta está en Bermeo por la tarde. Ver llegar los barcos desde Bastarre, recibir a la corporación municipal con la banda de música en el puerto viejo, escuchar el zortziko de la Magdalena, subir a la plaza (durante el franquismo esta era la única manifestación autorizada 😉 ) , la romería de la plaza, los bailables, los potes de después,…. Uf que tiempos!!!

Responder
Virginia 15/07/2007 - 20:48

También coincidimos en esto. Estuve en una radio alegal como nos gustaba decir desde los 18 años hasta los 40 en que se cerró por falta de fondos.

Pero este julio me he reenganchado y estoy en el proyecto de crear una radio universitaria en Alcalá.

Responder

Responder a Telémaco Cancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.