Gitano rumano, moro y nacionalista: recursividad vasca

by Julen


Javier Vizcaíno hablaba hace poco de Titulares… y suplentes. Venía a cuenta de este titular:


Alguien podrá decir que si el párroco es cordobés por qué no decir que el detenido es rumano. Y fíjate tú que aquí entramos en arenas movedizas. Quizá convenga que leas también el post Loretopetik (XV) Manda la violencia de Mikel Iturria.

Calificar al individuo como «rumano» aporta información, no cabe duda. Pero ya se sabe que las palabras «denotan» y «connotan». Y aquí es relevante. Porque puede parecer que los rumanos se clasifican en dos grupos: quienes delinquen y quienes no lo hacen. Mucho lastre para una comunidad, ¿no? Lo mismo pasa con los gitanos. La clasificación simple: chorizos unos y posibles chorizos otros. Si, además, unes la fuerza de los calificativos, ya ni te cuento: gitano rumano. Sólo falta añadirle el clásico «puto» por delante, que da mayor énfasis de estupidez a quien lo pronuncia y tenemos la guinda del pastel: «puto gitano rumano». Así desde luego que se perpetúa la especie.

Me acordé de este asunto cuando estuve empapándome del último euskobarómetro (pdf de 6,82 Mb descargable) el fin de semana pasado. Para quienes no seáis de por aquí, sabed que es un estudio acerca de la opinión pública vasca que elabora periódicamente el Departamento de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco. El informe en sí son más de 70 páginas, con la densidad típica de los datos estadísticos. Reconozco que avancé más allá de los titulares por primera vez. Mucha información para asimilar. Por eso, los datos necesitan interpretación. Pero cuidado, porque jugamos con fuego. Las interpretaciones son una consecuencia de los datos… o bien pueden predecirlos o al menos provocar una forma de extraerlos. Recursividad en estado puro (humilde homenaje a Telémaco).

Todo esto previo filtro de quien los lee. Porque resulta que la interpretación de los datos se nos presenta en gran medida bajo la simple separación «nacionalista» – «no nacionalista». Claro que esto puede parecer lógico en este lugar que habitamos. Los problemas se perpetúan de generación en generación. Nacionalistas y no nacionalistas. Una forma de interpretar el universo. La estadística nos agrupa respuestas según seas lo uno o lo otro. Elige el lado.

Por tanto, para ser más coherentes quizá debamos avanzar un paso al frente y apostar definitivamente por titulares del estilo:

  • Detenido en Andorra un nacionalista relacionado con el atraco a una joyería.
  • No nacionalista imputado por un delito contra la salud pública.
  • La sección de balonmano contará con una joven nacionalista titulada en Educación Física.
  • Un no nacionalista se encadena a las puertas del gobierno militar.


Quizá no sea mala idea porque, a la larga, veremos que nacionalistas y no nacionalistas fornican por igual, compran pan integral en similares porcentajes y habitan en general los mismos huequecitos de la larga cola. No penséis que unos son verdes y los otros azules. Ni mucho menos.

No sé si la superación del conflicto pasa por comprender que nacionalistas y no nacionalistas son personas. Como los gitanos rumanos y los moros. Personas a fin de cuentas. Y cuanto más queramos interpretar el mundo desde el propio punto de vista, nacionalista uno y no nacionalista otro, más complicado resultar escapar del círculo vicioso. Porque buscar en las estadísticas lo que une a una parte es lo mismo que buscar lo que une a la otra. Escarbar en las diferencias sólo produce más de la misma mierda. Cada vez que encuentras un buen argumento pro-nacionalista acabas de encontrar su simétrico al otro lado. Y cada cual pone de su parte para que el círculo vicioso se perpetúe.

Por cierto, que en las empresas nos pasa lo mismo. Interpretamos muchas veces desde los paradigmas que conocemos y esto impide ver posibles soluciones. No es fácil colocarse con otro ángulo de visión, pero al menos hay que reconocer las limitaciones del actual.

Ya veis el daño que hace repasar el euskobarómetro con detalle. Y ya que me lo he leído, tres asuntos que han captado mi atención:

  1. Existe mucho o bastante miedo a participar en política (30%), pero en los últimos tres años se ha reducido ese miedo en un 29%. ¿Botella medio vacía o medio llena?
  2. 55% descontentos con el sistema democrático… in presionante.
  3. Valoración de la Justicia: 3,2. Mucho más in presionante.

Lo dejo, que desvarío con recursividad:

Technorati tags |

Artículos relacionados

2 comentarios

r 25/07/2007 - 10:33

También hay otro aspecto que se publica o no en función de su contenido: la profesión.

Cuando el que mata a su mujer es un militar/policía/guardia civil siempre se menciona la profesión. Cuando es carnicero/soldador/administratico, no se menciona.

Si el pedófilo es religioso, también. Si es abogado, casi nunca.

Creo que, de forma más o menos voluntaria, se recrean determinados tópicos: gitano ladrón, rumano mafioso, policía violento, etc…

Responder
Telémaco 25/07/2007 - 22:49

Es por lo que no me gustan las etiquetas…

…aunque pensándolo bien lo que no me gusta no son las etiquetas sino la metonimia, por la tendencia que tenemos de confundir el símbolo con la cosa simbolizada…

… o confundir una herramienta con el mal uso que se haga de esta, por ejemplo las etiquetas con el mal uso de las mismas.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.