Fabbing: la vuelta a la taladrina

by Julen

Muchas de las empresas que piso se dedican a la «fabricación y venta». Las estadísticas de empresas distinguen entre quien fabrica y quien comercializa. Así hay fabricantes y fabricantas por un lado, y por el otro comercializadores y comercializadoras. Incluso, aunque en un grupo más heteredoxo, las hay que diseñan. Y hasta se llaman ingenierías.

Por tanto, el mundo empresarial se separó -para que lo entendemos los inmigrantes digitales- en diseño, fabricación y venta. Para más cuadratura del círculo, hemos llegado a afinar con el servicio al cliente, más allá de la venta. Parece éste un invento muy americano donde el cliente siempre lleva la razón y, por tanto, se merece un trato preferente. Aunque, claro está, en la cadena laboral trófica, hay que tener mucho cuidado con este insaciable depredador.

Pues estábamos con esto cuando he podido leer a máquina Freire (con cariño) Redes, comunidades y web 2.0: viejos acrónimos para nuevas métricas. En este artículo comenta Juan Freire algunas reflexiones de John Hagel -apunta este nombre- acerca de cómo medir en las empresas y comunidades de hoy en día. Además, introduce también su habitual divergencia para enlazar con la cultura del diseño. Esto porque se pregunta por el tipo de conocimiento que generamos hoy en día, de acuerdo con argumentaciones de Ramón Sangüesa, tecnofobias de por medio.

Por lo que a mí respecta, ando inquieto con el fabbing. Esto me pasa porque esnifo demasiada taladrina. Tornos, fresas, prensas, punzonadoras, cizallas, centros de mecanizado y otras máquinas salvajes. Sitios de hombretones donde los calendarios de chicas en bolas convivían con los planos impresos de las piezas a fabricar. No sé si enfermo o no, pero el submundo del taller se ha merendado a toda una generación -si no dos- de hombretones en este país. Ellos han venido al mundo a fabricar artilugios de metal, hostias. Como Dios manda, manchándose las manos y de vez en cuando con algún que otro juramento. Que aquí ya no se trabaja como antes, cojones.

En esto que llegaron los ordenadores. Bueno, no al taller. Llegaron al otro lado de los cristales, a la oficina técnica. La gran diferencia es que tras el cristal la bata es blanca mientras que a este lado es azul. Allá no hacen relevo, aquí sí. Allá piensan, aquí hacemos. Bueno, allá piensan que piensan, aquí es donde hacemos. Porque anda que si estuviéramos pensando todo el día… a ver quién cojones sacaba las piezas para montarlas en el puto camión.

Pues bien, blanco y azul se funden. Los ordenadores ya están dentro de las máquinas. Un gran problema es que las manazas de los hombretones son demasiado burdas para la finura de un teclado, un ratón o cualquier otro interfaz pensado para gente fina. Así que éste fue un primer problema. Pero los tiempos han avanzado. Y dicen que ahora hay nativos digitales. Básicamente chavales que no tienen ni puta idea de cómo trabajar con un torno. Así nos va.

Cuento todo esto sólo porque necesitaba una introducción para contextualizar el fabbing. Desde el mundo de la grasa y la taladrina vamos a ver cómo somos capaces de entenderlo, si es que podemos.

Para que nos vayamos situando, los principios para comprender la jugada se mueven bajo estas coordenadas:

Y hasta aquí puedo contar. Porque esto es sólo una introducción más. La diarrea mental la dejo para otra mañana. Espero que del mes de julio. Tengan ustedes buen día, sean nativos o inmigrantes digitales, tecnófilos o tecnófobos, que de tó tié qu’aver en la viña del señó. Disfruten.

Ah, por cierto, que esto del fabbing me temo que no es sino la vuelta a la artesanía en red. Ya me irán entendiendo.

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3 comentarios

Lula Towanda 03/07/2007 - 13:55

Hay cosas que nunca cambian: El calendario en la pared pasará al fondo de pantalla de PC.
Otras en cambio sí: El teclado será negro para que no se noten las huellas de los dedos trabajadores y la teclas se adaptarán a las manazas de los hombretones.

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Julen 06/07/2007 - 05:42

lula, vamos XXXXL… digo lo del teclado, nada referido a las chicas del calendario o… bueno, quizá también… qué cosas.

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Impresión 3D, impresión aditiva y no sustractiva | Consultoría artesana en red 30/09/2013 - 04:24

[…] liderados por centros tecnológicos de vanguardia. Me viene a la cabeza, por ejemplo, un artículo: Fabbing, la vuelta a la taladrina, de 2007. Algunos años después, resulta que puedes irte a un centro comercial a comprarte una […]

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