Cálamo, algo distinto a la Fnac

by Julen


A final del año pasado estuve unos días en Zaragoza, la ciudad bloguera por excelencia. Y se me quedó un post durmiente, que ahora despierta.

Allá conviven Zaragózame, profesionales de la comunicación como Mariano Gistaín, el profe Fernand0, mi blogobrother medio japonés medio alemán, jubilados que bloguean, bloguellones y otras muchas cosas, Expo aparte.

Y además tienen una estupenda librería: Cálamo. Por recomendación de Txetxu Opinión con valor recuerdo que me di una vuelta por allí, en la Plaza San Francisco. Casualidades de la vida, había leído un correo de Txetxu después de haber estado un rato antes en la Fnac -disculpen que no enlace; creo que no les hace falta- de Zaragoza. Con lo cual, tuve la oportunidad de enfrentarme a dos modelos de negocio radicalmente diferentes en un corto espacio de tiempo.

El modelo Fnac de Zaragoza recorre un escenario ya previsto. En la planta de acceso estaba la cacharrería consumista. Los artilugios satánicos que tan bien se venden. Eso sí, allí hay dos plantas más, una por debajo y otra por arriba. En Bilbao sólo nos han regalado una más, en un primer piso. Escaleras abajo en la Fnac de Zaragoza encontré un surtido de libros relativamente amplio, comparando con la oferta de Bilbao. Supongo que es una simple cuestión de metros cuadrados.

¿Diferenciación? Ninguna. Allí están los libros que estadísticamente deben venderse porque el sistema se retroalimenta. Claro que entre ellos encontré una joya destacada en un expositor de los best seller: El varón castrado. Perdón de nuevo por no enlazar, pero es que se me ha olvidado sin querer incluso el autor. Interesante título que nos aporta datos que refutan la tesis de que la violencia de género de hombres hacia mujeres es una lacra social. Nada, nada, esto es como cuando escucho a algún descerebrado explicar por qué las bicicletas son un peligro para los coches y no al revés. Total, quienes vamos en bici solemos matar de vez en cuando conductores. No hay más que mirar los periódicos.

Pero, en fin, a lo que iba: el modelo Cálamo. Me lo ha recordado un artículo de Txetxu a cuenta de la participación de Paco Goyanes este miércoles pasado en el Encuentro sobre edición. Dice Txetxu que dice Paco:

– Más que especialización en temas, especialización en atender a un determinado tipo de cliente.

– No sólo existe la rentabilidad económica. También existe la afectiva y la social.

– No me gusta el término de librero tradicional en la medida que para mí tiene una carga de aburrido. Por ello no me gusta la ecuación tradicional igual a independiente.

– Una de las frases más estúpidas que he oído en mi vida: MÁS LIBROS MÁS LIBRES.

– Para qué voy a pelear por vender lo que otros venden mucho mejor que yo (los bestseller, por ejemplo). Quiero ser un librero creador de opinión.

Al margen de constatar la importancia de asuntos como orientarse a determinados tipos de cliente, buscar una oferta de valor o ir más allá de la rentabilidad económica, creo percibir un buen ejemplo de «sé suficientemente pequeño, pero de forma inteligente y enredada».

Cuando estuve allí en su librería, la primera cuestión que percibes es que es diferente. Por el tipo de libro que ves en las estanterías y quizá hasta por el espacio. Temas concretos, no hay de todo, zapatero a tus zapatos. Pero rodando por territorios en los que se observa un suficiente nivel de complicidad. Porque según qué tipo de libro ves puedes hacerte una idea de qué es lo que allí se pretende. Claro que hay que conectar con clientes. Por eso hay que generar lugares de encuentro más allá de aquel local: calamar, cursos de escritura… Ah, y un blog en el paritorio, ¿no?

Lo de la rentabilidad afectiva y social es algo que quienes somos pequeños no podemos olvidar. En tanto que vivimos de las relaciones que construimos, nos conviene ser conscientes de lo que ganamos en salud emocional. El mundo está frente a ti, al igual que lo está para una multinacional. Pero las relaciones que construimos cuando disponemos de pequeños negocios pasan obligatoriamente por personas que se convierten en clientes. Y quizá no sea lo mismo construir la frase en orden inverso: clientes que devienen en relaciones personales. No, no es lo mismo.

En líneas generales, lo que dice Txetxu que decía Paco me parece un ejemplo más de que hay un espacio por ocupar desde lo pequeño y diferente. Empresas que pueden ser de una persona, de cuatro o de quince. Empresas que ocupan espacios donde son hipercompetitivas y donde las relaciones con clientes son mucho más agradables. No es contradictorio. Porque están en buena parte construidas desde la complicidad y la especialización. Hay unos huecos impresionantes donde disfrutar. Es intuición y es profecía. Pero todo el mundo sabe que si lo deseas de verdad, los sueños se transforman en realidad.

Sólo he estado una vez en la librería Cálamo, pero reconozco que es una buena forma de pasar una tarde. Ya volveré por allá. Todo sea por pasear de nuevo por esta blogociudad del Ebro.

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6 comentarios

Sopa de letras 16/07/2007 - 16:45

¡Vaya descubrimiento! Llevo más de cuatro años en Zaragoza y mi vida de comprador de libros se concentraba en la FNAC, Corte Inglés y las librerías Central y General… Pasaré a visitarla.

Respecto del modelo de negocio de FNAC–en cuanto a libros–estoy absolutamente de acuerdo contigo: ‘best sellers’, novedades por doquier, clásicos que se venden bien, oportunidades que tienen que hacer hueco a los anteriores y poco más.

Cuando vas a tiro hecho con tu copia en papel de la captura que has hecho del ISBN a buscar algo que te interesa, la respuesta es simepre la misma: «No lo tenemos. Podemos pedírselo y enviarle un SMS cuando lo recibamos»…

Cuatro reflexiones:

– El éxito de FNAC ha obligado a los libreros tradicionales a apuntarse al carro de ese tipología de libro aunque con mucho menos oferta y estanterías, lo que también es una pena.
– Para los que buscan ese tipo de lectura, el FNAC es el edén.
– Es probable que también favorezca la afición a la lectura (el mezclar cultura y ‘chuminadas electrónicas’ inducirá a más de uno a ‘probar qué tal’ con un libro).
– El que no busca superventas, clásicos o novedades sino algo específico, tiene dos alternativas: recorrer librerias (lo cual, con tiempo es una verdadera delicia) o apuntarse al SMS (que también está bien).

Enhorabuena por la bitácora–que leo regularmente–y un abrazo

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unjubilado 16/07/2007 - 19:13

Los jubilados que blogueamos, a veces no nos enteramos de muchas cosas, sin embargo, pese a conocer la FNAC, voy a otra librería, que me suelen decir lo mismo, «no lo tenemos pero se lo encargo», me llaman por teléfono (eso de los e-mails debe de ser muy moderno) e incluso a veces me hacen un 10% de descuento.
Saludos y gracias por acordarte de este viejito.

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txetxu 16/07/2007 - 20:36

¡Que a gusto me voy de vacaciones!
Mañana, citando, pero te lo copio enterito, aunque ponga el enlace.
¡Feliz rodilla!
Yo por Irati iré despacito

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Julen 17/07/2007 - 04:29

sopa de letras, gracias por las flores. Respecto a Cálamo, de veras que merece la pena. No te defraudará.
unjubilado, ahí os tengo, guardaditos en una esquina del corazón. Los buenos recuerdos hay que ubicarlos bien.
txetxu, repite por Irati, que no es mal sitio. Si mis planes no fallan y me porto bien con mi rodilla quizá pueda hacer una semana en bici por la Maragatería.

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Tochismochis 21/07/2007 - 20:29

(Perdon por el comentario sin acentos, teclado aleman)

Tu si que sabes tocar la fibra sensible, blogobrother… hace un par de semanas pasamos por alli camino de una teteria que esta al lado. Como dices, es un lugar diferente…

Grüsse aus Berlin (impresionante)!

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…aquí seguimos | cambiando de tercio 24/10/2011 - 07:02

[…] Sólo he estado una vez en la librería Cálamo, pero reconozco que es una buena forma de pasar una tarde. Ya volveré por allá. Todo sea por pasear de nuevo por esta blogociudad del Ebro. (Julen Iturbe [2007]) […]

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