Punto y seguido en trabacaciones

by Julen


Estoy en mi periodo trabacacional de junio. El tránsito desde mi ocupación anterior a la actual de artesano en red tuvo lugar un 1 de junio de 2003. Han pasado cuatro años. Estoy dándole vueltas.

Cada vez más creo que la competitividad no puede ir despegada del placer. Hace ya mucho tiempo hice mis confesiones de artesano. Y ahora me apetece volver con ellas. Lo mismo, pero con cuatro años transcurridos. Un poco, sólo un poco, más de horizonte.

Estoy emigrando. Vengo de un campo profesional y serpenteo ahora por otro diferente. Es tierra de mestizaje. Personas, tecnologías, empresas. Eso sí que sigue como siempre. Pero hay muchos matices. La red es ya una realidad. ¿Dónde estoy? En un lugar de una red distribuida que abarca un inmenso territorio. Soy suficientemente grande y suficientemente pequeño. Suficientemente aislado y conectado.

Miro cómo fue aquello cuatro años atrás. Menos mal. Si quieres disfrutar de nuevo, piensátelo: una alternativa es recomprar tu tiempo. Suspendido el contrato de alquiler de mi tiempo de trabajo, ya no hay disculpas para mirar a otro lado. La responsabilidad es plena. No hay excusa; eres quien dice ser, pero también eres lo que haces.

Mi consultoría se ha ido moviendo en estos cuatro años. Proyectos relacionados con la organización, con cambios para afrontar los objetivos de otra manera. Y por allí pasan siempre personas. A veces tecnologías. Los proyectos son la forma en que combinar acciones para cambiar. Pero el cambio es fruto de la convicción del cliente. Y de vez en cuando ves que falta convicción. Lógico. Yo tampoco la llevo conmigo todo el tiempo.

Me siento cómodo en mi egoísmo. Porque desde él comprendo que no tiene sentido. Paradoja tremenda, pero potente motor de cambio. No soy nadie sin mi gente. No soy nadie sin mi blog. ¡Quién me lo iba a decir! De vez en cuando descubro que alguien me lee. Alguien que está en clase, alguien que está en otra universidad, alguien que es un cliente. Están ahí, leen. A veces en diagonal, a veces ni siquiera eso. A veces leen con interés. Gracias.

Yo fragmentaría la actividad empresarial en millones de pedazos. Pedazos que adquieren sentido porque son personas. Y las personas se enchufan vitalidad cada mañana. Porque no tiene sentido caminar sin energía cuando el lugar por donde caminas es tu sendero. Te pertenece. No tienes que buscar a nadie más para mantenerlo. Es el sendero que conduce tu actividad. Cuídalo, mira con qué otros senderos se entrelaza. Pero no delegues su gestión. Verás que de vez en cuando se une a otros en pequeñas plazas. Todo un goce para cuerpo y alma.

Son cuatro años y mis ciclos son de seis. Me quedan dos años para un imaginario cambio. De momento miro con respeto un par de cosas que me asustan. La primera es que mi tiempo de trabajo se ha disparado. Muchas horas, muchos frentes abiertos, muchos intereses. Necesito aplicar embudo. No llego a tanto como quisiera. La segunda tiene que ver con mis errores. Ya tengo inventariados unos cuantos. Ahora tengo que ver cómo los gestiono. Me he equivocado con mi tesis. Me he equivocado en algunos proyectos de consultoría. Me he equivocado aceptando algunas clases. Me he equivocado dejándome llevar. Seguiré equivocándome.

Y no voy a seguir más allá. El día está nublado. Curioso que aquí pasen estas cosas. Mis trabacaciones de junio, cuatro años después, me están haciendo pensar algunas cosas. Pero la que me queda más clara de todas ellas es que la artesanía es una profesión con mucho futuro. En breve espero ordenar mis pensamientos tirando de fabbing, con permiso de David de Ugarte, un tipo que, maravillas de las blogosferas, me hace pensar. Artesanía en red, fabbing de los nuevos tiempos.

No os preocupéis, es sólo una mañana de finales de junio.

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7 comentarios

Josu 27/06/2007 - 08:06

Bien, pero ¿dónde están las palmeras? ¿donde siempre?

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Olas 27/06/2007 - 09:58

Venía buscando información sobre la gestión del cambio y llegué aquí. Nunca pensé que alguien le había puesto ya palabras a mis pareceres.

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jfreire 28/06/2007 - 01:27

Sigue equivocándote, es la única forma de avanzar, aprender y divertirse. La clave está en acertar en los errores que debemos cometer 🙂

Y esas palmeras no engañan, yo estoy en el trópcio y no para de llover …

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Julen 28/06/2007 - 08:19

josu, están en el sur.
olas, bonitas palabras. Gracias.
juan, no veas la de equivocaciones que tengo que analizar. Menos mal, menos mal.

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irulau 28/06/2007 - 08:33

Zorionak Julen,
No se pude estar en todo, mas quisiéramos.
El caballero errante sube a Triano y sentado en el viejo banco de piedra de la ya difunta taberna de Segundo divisa por donde entran los invasores de un cerebro globalizado.
Tómate unas jigavacaciones y …. vuelve a tu taller artesano. We need you, teacher¡¡¡

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Germán 28/06/2007 - 14:58

Se puede, es posible trabajar haciendo cosas divertidas. Es solo cuestión de ganas y perseverancia.
A seguir,

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Andresa Guareschi 29/06/2007 - 16:08

Julen, desde Argentina te agradecemos por tus reflexiones. Tus aportes nos ayudan a compreender mejor este cambio de paradigma. En una nota aparte, bienvenidos sean los puntos y las pausas porque marcan el final de una sentencia y el comienzo de la que sigue.

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