Alfabetización digital y desaprendizaje

by Julen

De vez en cuando descubro situaciones delirantes. Personas cultas, seres inteligentes con trabajos en consonancia que fracasan estrepitosamente en el manejo de las tecnologías de información. Vamos, que «el ordenador se les resiste». Me ha venido de nuevo a la cabeza al leer a Antonio Fumero en El abecé doscero, quien cita las II Jornadas de Alfabetización Digital, y también a Tíscar Lara, que nos aporta un inteligente -como siempre- análisis en su blog: Alfabetización digital, una asignatura pendiente.

Suelo impartir un módulo denominado «Conocimiento y participación» en varios cursos de postgrado. Mi enfoque arranca de las personas pero pasa obligatoriamente por hacer mención a las TICs. Debo reconocer que cuando entro en este territorio dos son las reacciones más frecuentes:

  • eso es un lío
  • pero lo importante son las personas, ¿no?

La primera reacción pone el énfasis en la desquiciante oferta digital. Mi alfabetización (nada digital) allá a finales de los años 60 del siglo pasado tuvo que ver con secuencias pausadas: abcd, 123, lunes martes miércoles, primavera verano otoño invierno… Hubo un orden y mi hemisferio izquierdo lo captó. Me entrenaron y ahora me cuesta mucho menos leer colores que ver colores (hay tu mismo el ejemplo con la imagen). Así estamos.

Ese mundo secuencial se fue rompiendo en pedacitos conectados: los famosos hiperenlaces. Y ahí debió producirse alguna crisis neuronal en buena parte de nuestra culta -o no tanto- clase directiva. Las empresas tienen allá en la cumbre cierto número de personas bloqueadas por su incapacidad para regenerar neuronas. Se han acostumbrado a ser usadas en determinada forma y desaprender cuesta tanto que desisten.

La segunda reacción, la de la importancia de las personas, introduce un argumento perverso. Claro que las personas primero. Pero las TICs debieran potenciar nuestra capacidad, no simplemente suplantarla. Sin embargo, demasiadas veces éste ha sido el objetivo: no despliegues tu capacidad, la máquina lo hará por ti.

A veces pienso que las TICs han golpeado demasiado duro y han lesionado cierta parte del potencial de aprendizaje de los humanos. El fenómeno del dumbing down es un ejemplo. La tecnología también subnormaliza. ¿Quién va a hacer operaciones matemáticas con rapidez si dispones de una calculadora que hace el trabajo sucio por ti? Así que es fácil: la comodidad de que sea una máquina quien «piense» por ti es un argumento irrefutable. Adiós a pensar, adiós a calcular.

Pero hoy estamos de acuerdo: la alfabetización digital es crítica para nuestra eficiencia personal y profesional. Cuidado, cuidado, que también hay otro argumento: lo digital también es fuente de ineficiencia. No debemos olvidarlo. Aprender a usar y a vivir lo digital requiere un cierto proceso de aprendizaje acompañado. Casi siempre estamos pensando en que hay una mejor manera de aprender o de enseñar TICs. Pero si vamos al origen, a la diversidad de humanos que poblamos este planeta, encontramos que hay diferentes estilos de aprendizaje.

Es decir que cuando compramos una cámara digital, podemos aprender a usarla:

  • leyendo primero el manual
  • quedando con una amistad para que nos enseñe
  • experimentando en primera persona y asumiendo errores
  • acudiendo a un curso
  • observando a una persona experta en el manejo

Somos diferentes y quizá haya que desplegar diferentes tácticas para conseguir una alfabetización digital digna. No está de más, recordar los estilos de aprendizaje que también describió hace muchos años David A. Kolb. No es tan importante quien enseña sino quien aprende. Así que mejor le damos la vuelta al asunto. Mis directivos tienen que desaprender primero y recuperar la confianza. Y no va a ser fácil. Necesitan volver a un punto cero, a un punto origen donde recuperar la sensación de propiedad sobre su aprendizaje. Hay que empezar por el principio: esto es un balón. Y, como dice Tíscar, «la alfabetización digital es algo más que ratones y teclas». Más, mucho más. Y quizá ni siquiera tengamos que empezar por ahí, sino por la información. Porque primero fue la información y luego fue digital.

Y no quiero terminar sin algo que me asalta cada vez que escribo de estas cosas. No hay que olvidar que la alfabetización digital no tiene demasiado sentido para más de 2.000 millones de personas de este planeta, con necesidades mucho más básicas y prioritarias en la pirámide de Maslow. Jodida contradicción, ¿verdad?

Artículos relacionados

4 comentarios

Tíscar 26/06/2007 - 09:29

Ver cómo se utiliza la pirámide de Maslow en la retórica de la publicidad es también un buen ejercicio de análisis crítico ;-)(http://artesaniaenred.blogspot.com/2006/10/autorrealzate-con-gasolina-maslow.html)

Mañana me pasaré por las jornadas de Alfabetización Digital. En el programa está Alfonso Gutiérrez, autor del libro «Alfabetización Digital, algo más que ratones y teclas». Ya os contaré.
Saludos.

Responder
ADMC 26/06/2007 - 22:32

Lo siento, pero por pròpia circunstancia, que no priápica, no puedo creer en la Pirámide de MASLOW..
Mira que soy raro..eihn?

Saludos, Julen , eres un genio currando y fabricando la story,);DD

Responder
Julen 27/06/2007 - 07:27

Tíscar, seguiré lo que contéis de las jornadas.
admc, las teorías están para saltárselas. Anda que no da gusto rebatir con hechos personales los dogmas de fe.

Responder
Yoriento 17/07/2007 - 17:14

«Eso es un lio», «lo importante son las personas»…
También las ciencias de la conducta se encuentran con estos problemas cuando intentan mejorar la vida de las personas.
Si el ser humano es libre y toma sus decisiones, ¿como se va a poder sistematizar el conocimiento sobre las «leyes» que rigen el comportamiento humano? Además, si se consiguiera, ¿no sería eso inhumano? Sería como decir que las patatas no deben ser cultivadas porque el producto seria antinatural, o los niños no debería ir a la escuela porque así no desarrollarían su propio yo sino el que la sociedad les impone…

Como en psicología, cuando queremos introducir en las tecnologías, debemos hacerlo sin ponerles nombre, alfabetizar sin hablar del alfabeto, porque a la gente no nos preocupa que las herramientas nos ayuden pero sí tener la sensacion de que nuestra vida la hacen ellas.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.