Dr. Jekyll y Mr. Hide

by Julen


Ayer pasé la mañana en la Gipuzkoa profunda, en una reunión de trabajo para implantar eso que llamamos 5S en una organización con un montón de centros de trabajo (y hasta aquí puedo leer). El caso es que notaba un ambiente pelín enrarecido. Me refiero a actitudes más o menos manifiestas de recelo, de hartazgo por cargas de trabajo, de suspicacia ante el mensaje de que vamos a trabajar mejor y más a gusto con las 5S… En fin, sensación. Digo sensación… de lo más habitual.

Después tuve la ocasión de recibir información por otra vía respecto a aquella gente. Me venían a decir que eso era sólo fachada, que en realidad había allí gente que incluso «se pasaba» de compromiso con la empresa. Vamos, que le dedicaban todas las horas del mundo y más. Me decían que no cabía ninguna duda de que aquella gente se pondría las pilas y trabajarían lo que hiciera falta para sacar adelante el proyecto.

Pues sí, ya me ha ocurrido otras veces. Esa curiosa circunstancia de comportamiento humano al más puro estilo Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Personas que, cuando forman parte de una colectividad y se encuentran reunidas, muestran el clásico papel de «estoy hasta las narices», «esto es una mierda», «aquí siempre igual», «no hay tiempo para nada»… Y, luego, cuando desaparecen de la escena colectiva y vuelven a sus íntimas moradas profesionales, son personas activas, comprometidas y que hacen lo que haga falta para currar bien.

¿Por qué ante el colectivo de una forma y como individuos únicos de otra? Supongo que tendrá que ver con que haya ciertos roles que no conviene modificar para mantener la salud laboral. Por una parte, hay que delimitar territorio y orinar en los lugares adecuados para dejar constancia de que «hay que meter caña». Por otro, la gente quiere, normalmente, hacer las cosas bien y ser eficiente. Quizá el territorio de «todos reunidos» es un territorio donde se entiende que cualquier concesión pública es un desprestigio al clásico enfrentamiento que uno tiene que tener con sus empleadores (en su más amplia acepción) «porque sí».

Cuando digo esto de «porque sí» quiero decir que «es lo que tiene que ser». El comportamiento de las personas en el trabajo ha sido esculpido durante años para generar este tipo de esquizofrenias. Las personas necesitan mostrar su lado Hyde para mantener una cierta cordura que mantiene a raya al enemigo. Si no actúan así, entonces son avasalladas por la maquinaria de la empresa, que arrasa con su obsesión por la eficiencia. Y no te engañes, que no hay piedad.

Sin embargo, no deja de ser curioso que la gente en su intimidad laboral, la mayor parte de las veces, trabaja bien. O, al menos, mejor de lo que sus jefes creen. Lo que pasa es que han sido muchos años de tener que defenderse del enemigo. Por eso, su trabajo no es quitar ramas. Es lógico, aunque resulte curioso.

Alguien podría pensar que conviene modificar estos comportamientos. En fin, ya lo planteó Eric Berne en su teoría del análisis transaccional: el yo niño es el yo niño y, según circunstancias, juega un rol importante para mantener un cierto equilibrio, por muy inestable que pueda parecer (un texto divulgativo sobre los estados del yo: revista Consumer). Parecería que tiene que ser de otra manera, pero puede entenderse como una válvula de escape que deja salir la mala uva acumulada y actúa como una terapia colectiva. Después, vueltos a la reflexión personal, cada cual quiere que su trabajo le satisfaga… a pesar de la maquinaria de la empresa.

Technorati tags |

Artículos relacionados

5 comentarios

Nice 18/01/2007 - 13:42

A la hora de entender la emocionalidad con la que dicho grupo fue a la reunión, de quién partió la iniciativa? En qué dirección vertical?

Toda esa mala uva en el fondo no es más que energía, que se puede convertir en oposición, o en compromiso cuando peleo por lo que me importa.
¡¡Qué difícil es encontrar esa bifurcación y accionar el cambio de vías!!

El bifurcador que lo bienbifurque buen bifurcafor será!

Responder
pablojular 18/01/2007 - 14:38

Julen, lo que cuentas de Dr. Jekyll y Mr. Hide creo que también se da en el lado del «empleador» y de muchos jefes de equipo:

.- «Se que esto es razonable, pero si se lo doy entonces se acostumbran y ver que me piden en el futuro…»

Como bien dices es un problema cultural que ejercitamos y sufrimos todos.

Responder
josemanuel 18/01/2007 - 15:58

A veces he pensado que esas posturas de desdén hacia todo lo que venga de arriba son poses no de cara al empleador, sino de cara al propio compañero. Después en la intimidad, y cuando ya has quedado bien y como muy de vuelta de todo, te acuerdas de la hipoteca, el colegio, las vacaciones que no te podías permitir pero como ibas a faltar, lo barato que le resulta a una empresa el despido… y al final sacas tiempo de dónde no lo tienes y tiras «pálante». El miedo es lo que, en muchos casos, mueve los resortes.

Responder
.melo 18/01/2007 - 17:34

Es posible que lo vieran como «pufffffffff, …, otro marronazo, …»

La gente suele tener miedo a los cambios, aunque les digan (y parezca razonable) que son a mejor.

Es lo de «virgencita, virgencita, que me quede como estoy».

Responder
Julen 18/01/2007 - 17:50

nice, cómo me gustaría ser capaz de reorientar esa energía que, evidentemente, existe.
pablo, puede ser que se trate de simples defensas ante la falta de confianza entre las partes. Cada cual hace lo que tiene que hacer.
jose manuel, esos dos planos sitúan a las personas en contextos diferentes donde prevalecen objetivos distintos, por supuesto.
carmelo, lo de mejor malo conocido que bueno por conocer es de aplicación en muchos casos, desde luego.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.