Idea radical: despide gente

by Julen


Sí, has leído bien: despide personas. No… tranquilidad, tranquilidad. No me pasa nada. En realidad, es sólo el gancho. Lo reconozco. Despide porque quizá puedas cambiar la relación profesional que mantienes con tus trabajadores/as. ¿Y si en vez de personas contratadas por cuenta ajena fueran personas que trabajan por su cuenta?, ¿y si llegaras al acuerdo con ciertas personas de despedirlas para tratar de cambiar la relación que mantenéis? En realidad lo que propongo es la posibilidad de que se autodespidan. Pero eres tú quien debe plantearlo primero. Y tendrás que poner encima de la mesa argumentos. No obstante, ¿por qué no proponerlo?

Cierta parte del problema que tenemos en nuestras empresas pasa por el compromiso. Es evidente que una persona no se compromete tanto con algo que no le pertenece. ¿El trabajo que realizas te pertenece?, ¿sientes que es algo que forma parte de ti? Porque la relación está pervertida en su concepción: me das tu tiempo y te lo pago. Es decir, no eres propietaria de tu tiempo, me lo has alquilado y yo te pago en función de la cantidad que me dedicas. Es el cimiento del edificio que hemos levantado. Yo contrato, tú contradad@. Yo, el poder, tú la persona que lo acepta. Esas son las reglas del juego. Esas han sido durante mucho tiempo. Quizá demasiado.

Cuando hablamos de generar participación -ánimo, Alberto, vamos juntos- el problema es que, de entrada, ya sabemos que no quieren. ¿Por qué no quieren? Entre otras razones porque gran parte de las personas no mantenemos una relación sana con nuestra actividad laboral. Al hablar de participación, necesitamos cantidades mínimas para hablar de éxito. Pero esas cantidades son ridículas. Y desde no sé qué lado de la gestión tenemos que inventar artilugios que encadilen a las masas para que entren por el aro. Porque no tenemos hackers, ni mucho menos. Tenemos los pequeños monstruos que hemos construido. Cada parte haciendo lo que debía. Personas fuera, pero extraños seres que trabajan, aquí dentro.

Claro que explicarle a alguien que quieres cambiar tu relación contractual y pasarla a que sea autónoma, le puede provocar la carcajada (versión agradable) o el insulto (versión desagradable). Es lógico. Hay mucho que explicar y mucho que analizar. Pero estoy convencido de que una parte de la población trabajadora de este país puede decirnos que sí a independizarse de su empresa. Lo cual no significa que no sigan manteniendo una relación profesional con ella. Sí, pero de forma diferente. La cuestión es si tú, como empresa, quieres emprender ese camino de igual a igual.

¿Quién gana en el proceso de independencia? A simple vista pudiera pensarse que la empresa. Flexibiliza, reduce estructura, se hace más liviana. Con el diablo hemos topado. Pero, según en qué situaciones, puede haber profesionales que encuentren una salida a su aburrida situación profesional. Hay que tener en cuenta que «autonomizarse» supone un buen número de ventajas. Eso sí, cada cual tiene que mirar que ha introducido en su bagaje profesional y cómo esta el mercado de trabajo al que accede de acuerdo con sus competencias personales.

Y doy fe con mi ejemplo. Conste que no tiene por qué ser ni el mejor ni uno que haya que tomar, por supuesto, como referencia. Yo percibo ventajas evidentes:

  • El principal, para mí, es que recuperas una vinculación mucho más directa entre tu esfuerzo y los resultados de tu trabajo.
  • Flexibilizas tus horarios, tu distribución de jornadas de trabajo, mejora la relación entre tu vida laboral y el resto de tu tiempo.
  • Ahorras en desplazamientos a tu centro de trabajo, tensas tu estructura de costes, te haces consciente más consciente de la forma en que gastas dinero.
  • Tu competitividad profesional (sanamente contemplada) crece en tanto que tu estructura de costes está, la mayor parte de las veces, más contenida.
  • Percibes, desde tu individualidad, cómo es necesario colaborar con otras personas, redescubres el valor de compartir y de construir con los demás.
  • Desaparecen de tu agenda un buen número de actividades de escaso valor añadido, por no decir absolutamente inútiles.


Son ventajas que quizá algunas personas pongan por encima de las desventajas (riesgos de aislamiento, ingresos discontinuos, falta de disciplina con un@ mism@…). ¿Por qué no proponerlo? Charles Handy ya pronosticó en su día la organización trébol, un modelo donde veía mucha gente en la periferia, sin estar dentro pero estándolo, al mismo tiempo. Muy en línea con su pensamiento paradójico. Un modelo federal. Autonomía respecto a la empresa que te contrata es ganar en capacidad para decidir sobre tu propia vida.

De acuerdo en que hay muchas personas que no se sentirán con los recursos ni las ganas de emprender un camino que pueden ver arriesgado. Pero hoy el riesgo -como ayer- puede estar en que tu empresa no consiga los pedidos que tenía previstos. Y lo va a repercutir de la peor forma posible: tragándose su falta de competitividad mediante recortes de plantilla. Es una realidad y ejemplos tenemos a cientos. ¿Por qué no pensar de otra manera?, ¿por qué no comenzar un camino diferente? Ya sé que este tipo de propuestas pueden parecer destinadas sólo a la gente «top», con cualificación y esas cosas. Seguro que lo tienen más sencillo, pero no descartéis la iniciativa escondida que se oculta en vuestras empresas. Esa que sólo aparecerá si no es para tí… porque es para cada un@ de nosotr@s.

Las empresas deberían pensar que pueden tener tienen personas con actitudes proclives a la iniciativa. Y que el corsé de las relaciones laborales actuales es un factor que limita extraordinariamente su capacidad. Hay muchas personas que no se sienten cómodas con el modelo de relación que la empresa, por pura inercia, les propuso. Unas horas, un dinero, unas responsabiliades, unos derechos, unas obligaciones. Eso es todo. Firma ahí abajo. Y, tú -como yo- muchas veces firmamos sin mirar, sin la reflexión que requeriría ese acto a veces involuntario: me han contratado, he firmado un contrato. ¿Qué ponía? Lo de siempre. ¿Por qué no proponer a tu gente una alternativa?

Habla con tu gente. Busca un modelo diferente con algunas de esas personas. Claro que a ti, si estás en la gerencia o en el equipo directivo, te da miedo este nuevo escenario. Porque es un escenario donde no vas a poder controlar a las personas como hemos estado acostumbrado a hacerlo durante muchos años. Tendrás que aceptar que pueden hacer otras cosas para otras empresas. Tendrás que aceptar que tú también entrás en un vía de cierto riesgo. ¿Vas a ayudar a esa gente a que sea realmente emprendedora? ¿No dices que estás montado en el vehículo de la innovación? Busca esta nueva forma de relacionarte con tu gente: de igual a igual. Tú eres empresa, ell@s son sus empresas. Cada persona con la suya. Practica P2P real y efectivo con tu gente. Entiendo, es complicado. Pero, bueno, nadie dijo que no lo fuera.

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14 comentarios

Jaizki 27/12/2006 - 13:10

A mí la idea me parece genial, pero requiere un cambio completo de mentalidad para ambas partes.

Mi experiencia me dice que no son siempre las empresas las que están más cómodas con el modelo de tiempo por dinero.

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David 27/12/2006 - 14:04

Me añado al comentario que ha hecho Jaizki. No es únicamente miedo: normalmente la empresa es la primera que no entiende el modelo de tiempo por dinero. Además, esto exigiría que todo el mundo implementase esta política, porque si no estaríamos creando dos clases de trabajadores.

Además hay una serie de interacciones en la empresa (por ejemplo reuniones) que a simple vista pueden parecer inútiles y una pérdida de tiempo, pero que a veces actuan como spillovers, aunque no se perciba así.

Un experimento que habrá que tener en cuenta es el que está llevando a cabo Renault en sus oficinas centrales: ha decidido dar la opción de teletrabajar a una parte del personal, pero requiere que como mínimo un día a la semana asistan a la oficina. La relación laboral sigue siendo la misma. A ver cómo funciona el experimento.

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Julen 27/12/2006 - 15:31

jaizki, ya sabía que te iba a gustar…
david, no creo que el ejemplo de Renault nos sirva. En los casos de teletrabajo normalmente veo más una cuestión de que, sobre todo, es «más barato para la empresa». Me parece que el paso del «trabajo en oficina» al «trabajo en casa» no es tan radical como que la gente se haga autónoma. Me parece que está un grado por debajo de lo que es mi propuesta.
Conozco, no obstante, una experiencia cercana de paso a teletrabajo que está resultando exitosa. Es una opción complicada, pero que puede abrir puertas a la iniciativa de las personas.

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Alorza 27/12/2006 - 17:29

Sí, pero no y no, pero sí. He conocido algún defensor de tu idea, que coincide que era un tiburón de los de quedarse con el último de tus despojos. Por lo demás, estoy de acuerdo con el fondo de tu idea. ¿Es posible ponerle red a este salto en el trapecio?

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Julen 27/12/2006 - 17:38

Precisamente es por lo que lo pongo del lado de la empresa hacia sus trabajadores. La empresa tiene -también y sobre todo- la responsabilidad de generar relaciones sanas con las personas que trabajan para ella. En este marco es donde creo que habría personas que aportarían mucho más bajo un nuevo paraguas de relación con su empleador.
En cualquier caso es muy complicado, lo reconozco. Pero es algo así como no conformarse con el lloriqueo constante que refuerzo un círculo vicioso en el que cada parte hace lo que tiene que hacer para mantener la pasividad.

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Jose del moral 27/12/2006 - 18:51

Jajaja. Julen, que se nota que tú no eres asalariado.

Mira, el asalariado que eligiera lo que propones sería gilipollas. Con lo bien que se vive con un sueldo fijo a final de mes!!!

Y no lo digo de coña. Es lo que pienso, que yo, que también soy autónomo, soy el mayor gilipollas de este mundo 😉

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jose 27/12/2006 - 20:53

Creo que la idea que planteas es el futuro, quizás muy a largo plazo, pero creo que en futuro, los verdaderos profesionales, la gente extraordinaria, sera autonoma, y eligirá donde trabajar, y no será solo el dinero lo que te mueva, seran otras muchas cosas, el proyecto, el medio ambiente, el impacto en la sociedad.
Yo he propuesto a mi jefe ser autónomo, y me quita la idea de la cabeza, no sé si es porque quiere tenerme atado por el dinero o porque, el caso es que no quiere.
Yo, que como Jaizki, quiero salir de la carrera de la rata, necesito hacer algo así, necesito salir de un negocio donde nunca voy a tener activos, porque le pedí acciones en vez de dinero y tararí.
A mi me gusta mucho la idea, y aunque jose del moral diga que es «gilipo…», creo que ser autonomo representa un reto que se ha perdido en la sociedad, y es el de superarse día a día, el de dar lo mejor de tí, porque no hay nada seguro.

Creo que como sociedad sería algo extraordinario, y a nivel personal es un reto profesional alucinante.

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Julen 27/12/2006 - 22:23

jose del moral, cómo se nota que no eres del centro de Bilbao. Esa moral, hombre. Presume al menos de apellido, ¿no? En serio, hay gente que a veces te sorprende. Sólo tienes que acercarte y proponerlo. Es delicado, pero se puede hablar.
jose, yo también pienso que puede haber momentos más adecuados en la carrera profesional. Quizá más adelante pueda ser buen momento. Y si el jefe no lo ve, pues adiós al jefe. Lo despides y se acabó.

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fernando mh 28/12/2006 - 00:16

Como otras «ideas radicales», Julen, en primer lugar quiero agradecerte la frescura con la que nos despiertas las neuronas gerenciales. Se agradece el revulsivo, aunque como casi siempre, tengo mis «peros» que aportar.

Al igual que en otras ocasiones, la radicalidad de la propuesta está muy bien para reflexionar sobre posibilidades extremas, pero dudo que una alternativa tan, tan radical sea factible en nuestro sistema sin destrozarlo. Incluso suponiendo que los gerentes estuvieran -yo lo estoy- dispuestos a cambiar el chip, perder el miedo a «perder control», y cambiarlo por confianza en la relación, el problema mayor que veo a este cambio es la posibilidad que proporciona, como decía Alorza, al tiburón medio, de aprovecharse de la coyuntura para, en terminología tiburonística, «soltar lastre». ¿Me explico, verdad? ¿Sabéis a qué me refiero?

Yo también echo en falta esa RED que permita el doble salto mortal, con triple tirabuzón y doble txarapándula.

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Julen 28/12/2006 - 09:35

fernandomh, creo entender los argumentos. Pero insisto en lo de por qué no probarlo con ciertas personas. Eso te obligaría a pensar en la propuesta: qué red colocas, qué límites estableces (si es que los estableces), propones un mínimo de facturación… Hay mucho donde hurgar.

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tic616 28/12/2006 - 16:05

Julen, de todas tus propuestas radicales ésta es que ¡se sale! – no por descabellada, sino por lo transgresora que es contra la mentalidad actual de empresas y trabajadores (por cuenta propia o ajena)

La veo muy difícil de implementar en estructuras ya establecidas pero posible en estructuras por establecer y me explico con nuestro propio ejemplo: en nuestra empresa estamos definiendo ahora la estructura del «segundo nivel» (el nivel actual es de «gerentes» y el nuevo es el de «consultores, … sí ya se que no es muy original la nomenclatura de puestos). Pues para este segundo nivel – en proceso de construcción (por cierto penosa construcción como vengo explicando en el blog) – ofrecemos dos posibilidades al candidato: o se incorpora con contrato indefinido o se incorpora como autónomo.

En ambos casos el coste empresa ha de ser el mismo con lo que en la segunda opción, el «sueldo» (en realidad es una facturación pactada) es lógicamente más alto. Las reacciones son diversas pero os aseguro que hay gente dispuesta a ello – incluso hay gente que sólo está dispuesta a aceptar la segunda opción

Por último quiero decirle al compañero de «barrio» Jose del Moral (cada día me gusta más esta metáfora de Julen) que eso de que el sueldo a final de mes te «llega» es así hasta que deja de «llegarte» – la propia sintaxis de la expresión ya refleja pasividad y dependencia – o dicho de otra forma, hasta que alguien decide por ti y te «deja de hacer» llegar ese sueldo.

El de empleado por cuenta ajena es cada día que pasa una opción de mayor riesgo, en todos los sentidos, individuo a individuo y colectivamente.

Excelente post Julen – felicidades

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Telémaco 28/12/2006 - 20:31

Julen quizás allí en nuestro maravilloso mundo radical funcione, y no negaré que me parece un modelo muy atractivo.

Quizás en esa sociedad radical donde la empresa y el trabajador tiene una relación de igual a igual basada en la confianza, donde la información fluye sin barreras y las jerarquías de poder hace tiempo que han desaparecido sustituidas por ágiles y dinámicas redes de artesanos … funcionaría.

Aunque ya puestos, porque no eres un poco más radical y propones que cerremos las empresas, ¿para que las queremos?. ¿Porque nos autoorganizamos los que tenemos vocación de artesanos en cada proyecto y tiramos pa’lante?. ¿Que aportan las empresas al mundo laboral?.

Pero.. (si, por desgracia tengo algunos dolorosos «peros» y la confianza suficiente para exponerlos sin miedo a molestar) lo que propones ya lo hacen aquí en el mundo en que me muevo. Hace más de 10 años que despidieron a los electricistas, a los fontaneros y a otros cuantos profesionales «commodities», les ayudaron a hacerse autónomos, incluso a algunos a crear sus propias empresas y desde entonces.. nada ha cambiado.. son exactamente igual que antes, unos compañeros más (tengo que aclarar que bajo ningún concepto se les permite trabajar para fuera de la empresa) excepto cuando llega el mes de vacaciones (derecho que ellos obviamente perdieron), cuando tienen la mala suerte de coger una gripe (esos días no ingresan) o cuando algún mes sus servicios no son considerados necesarios (esos meses tampoco ingresan).

Claro que toda esta gente no son un ejemplo significativo, porque soportan todo esto y siguen aquí porque «quieren» (¡por supuesto!, que nadie me muerda, nadie les pone una pistola en el pecho 🙁 ).

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Julen 28/12/2006 - 21:31

tic616, quizá en un sector como el vuestro puedes jugar más con esta alternativa. Puede que sea de los que mejor pueden aceptarlo.
telémaco, una de las condiciones «de igual a igual» es la de libertad de elección. Mi idea va en la línea de proponer, no de imponer. Ya sé que este tipo de armas las carga el diablo y sirve para que las empresas subcontraten de la peor manera actividades antes integradas. Desde luego que esa es la parte jodida del asunto. En un planteamiento abierto yo no creo que una empresa pudiera pedir a una persona autónoma exclusividad…a no ser que ésta la acepte o le convenga. Con todo, es asunto delicado.

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tic616 28/12/2006 - 23:32

Telémaco ha sacado uno de los puntos débiles de la propuesta: los abusos que se podrían perpetrar. La clave está en que nadie debería aceptar un cambio así si no hay unos mínimos cubiertos (que cada uno ponga las suyos) y una serie de contrapartidas que compensen los «privilegios perdidos».

El punto aquí es es que esos «privilegios» están dejando de ser tales cada vez más fácilmente por lo que cada individuo debería buscar la manera de blindarse de decisiones de otros – una manera es la de ganar independencia frente a la empresa tradicional: no depender de un jefe sólo, de una actividad, no estar atado a una empresa, un sector, …

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