Idea radical: comparte conocimiento con tu competencia

by Julen


Avanzamos un paso más con nuestras ideas radicales sobre gestión. Hasta ahora muchas de ellas han estado mirando sobre todo al interior de la organización. Ya va siendo hora de que dirijamos la mirada a lo que nos rodea. Comenzamos con la idea de orientarnos menos al cliente y más al sector. Ahora vamos directos a compartir lo que sabemos con nuestros competidores.

Por ahí, malas bestias, están nuestros competidores. Sí, esos que son capaces de robarte una oferta que pensabas que tenías en el bolsillo. Esos que hacen sufrir a tu cuenta de explotación. Sí, a esos me refiero. Estás tonto… ¿cómo voy a compartir lo que sé con quién me puede robar parte de mis habichuelas? Bien, escucha, luego ya decidirás.

En mis clases de gestión del conocimiento suelo terminar repasando lo que llamo los vectores del conocimiento. Se trata de una serie de elementos en torno a los cuales debemos generar nuevo conocimiento. Claro que primero hay que compartirlo. Y ahí, entre mis seis vectores, cito a la competencia. Sí, con la competencia se puede compartir y aprender. Normalmente será con quienes más puedas aprender. A fin de cuentas saben de lo que tú sabes.

Compartir lo que sabemos con un competidor. ¿Por qué? ¿No es una idea de bombero?

Pues nos une la misma pasión. Si no supiéramos que «son de la competencia» probablemente serían estupend@s colegas con los que compartir una animada conversación. ¿No te parece suficiente motivo que estén en el mismo negocio que tú? ¿Te gusta tu negocio? Pues a ellos probablemente también. Encontrarás muchas más cosas en común con ellos que con tus clientes.

Las relaciones de fuerzas en un sector van modificándose con el tiempo. A veces son pequeños cambios y a veces grandes terremotos con epicentros en muy diversos lugares: un cliente que integra verticalmente a un proveedor de cierto tamaño, un nuevo competidor que surge con una oferta diferente, un acuerdo entre diferentes compañías proveedoras… Los cambios son constantes dentro de un sector. ¿Quién los provoca? Demasiadas veces escucho en las empresas un discurso resignado: los cambios los provocan otros. Algo así como «yo bastante tengo que seguir vivo en este sector tan complicado». Muchos piensan que su sector es el peor. Y que hay seres malignos que lo cambian… a peor.

Pero los sectores los construimos entre quienes trabajamos dentro de ellos con actitud hacker. Nosotros los hacemos mejores o peores, más habitables o más inhóspitos. Claro que el asunto tiene su riesgo. Pero, ¿qué quieres? Los negocios son así. Si lo que prefieres es vivir sin riesgo en el mundo empresarial, elige otro planeta. Aquí hay cierto vértigo en las relaciones. Si me ves por dentro y yo te veo por dentro, los dos ganamos.

En el fondo no deja de ser una práctica sencilla de la famosa ventana de Johari (bueno, la casa de Johari, en versión que adaptó en su día Charles Handy). Maduramos como personas -también como empresas- en la medida en que la habitación de lo mutuamente compartido es mayor. La tradicional tendencia a ocultar a los demás, pero tratar de sonsacarles todo lo que podemos, además de incómoda, es sinónimo de vivir mal, de aceptar un mundo un tanto malvado y que quiere lo peor para ti. Es actitud defensiva.

Los secretos militares que guardamos en nuestras empresas son cada vez más dañinos para la moral. En la medida que encierras tu conocimiento, tu gente se hace también «encerradora de su conocimiento». Donde fueres haz lo que vieres. Si tapas como empresa, no te extrañe que tu gente tape como persona. Compartir es una actitud y es difícil muchas veces deslindar terrenos. Es difícil no compartir aquí y compartir allá.

Una vía tradicional para compartir con la competencia son las asociaciones sectoriales. Puede ser una forma de medir la salud de una organización. Sí, me refiero a la forma en que es capaz de liderar la apertura de un sector hacia sí mismo, hacia sus propias organizaciones. Una empresa referente en un sector y con capacidad de transformarlo tiene que ser necesariamente aperturista. Quien comparte con sus competidores está en mejor posición para alcanzar el liderazgo de su sector.

Si el MIT comparte su Open Course Ware con la competencia -con el mundo- los contenidos de su saber hacer, entonces está consiguiendo reforzar una posición de liderazgo. Compartir es, no me cabe duda, una actitud que engancha con el modelo Open Business que estamos propugnando. Pero compartir es también una actitud que tenemos que generar en quienes comparten viaje con nosotros. Si tenemos empresas en nuestro sector que compiten con nosotros, esas empresas son las primeras con las que compartir conocimiento. Los clientes van a ganar, desde luego. Pero nuestro futuro también. Vamos a tener muchas más alternativas de desarrollarnos tecnológica y empresarialmente.

¿Y qué compartir? Lo primero son formas y estilos de funcionamiento en la gestión. Que nadie se engañe: la tecnología viene después. Cuando hablas de compartir enseguida aparece la idea de ver sus instalaciones, sus máquinas, su organización productiva, sus desarrollos de ingeniería. A la mierda, que diría el malahostia Fernando Fernán Gómez. Antes hay otras cosas más importantes. Vamos a compartir primero nuestra idea del negocio, de las personas, de dónde estamos y hacia dónde queremos ir con esas personas. Vamos a tratar de sentar cimientos. Vamos a establecer relaciones de largo plazo. Después ya hablaremos del hardware. Pero primero no nos avalancemos sobre la idea de compartir el resultado, primero vamos a compartir los cómos.

Si abrimos la empresa a la competencia, casi con toda seguridad que la competencia te va a abrir su empresa. Raro será que no ocurra de esta forma. En la cooperación una estrategia que funciona es la reciprocidad: te doy lo que me das. Ya lo dijo hace mucho tiempo Robert Axelrod y otros teóricos de los juegos. Además, es una estrategia que genera cierta satisfacción (además de los mejores resultados).

Así que vuelve a tu oficina. ¿Quién es tu competidor más feroz? ¿Quiénes conforman ese mapa de competidores? Empieza a trazar líneas entre ellos. Conforma un mapa conceptual con todos ellos. Y sí, levanta el teléfono. Por algún sitio tienes que empezar. Si ya formas parte de una asociación sectorial, mucho mejor. Aunque a veces, demasiadas veces, en esas asociaciones surge un espíritu corporativo de lo más rancio y repelente… pero entre todos nos lo hemos ganado.

Comparte tu conocimiento. Ganarás en salud.

Nota.- Parte de estas ideas me surgieron a partir de una jornada de trabajo con SeFarBlin allá por el mes de septiembre. Es una asociación que agrupa a fabricantes de resistencias eléctricas blindadas con los que tuve la ocasión de compartir discusión hace un par de semanas. Fue estimulante y debo agradecerles que me dejaran compartir con ellos algunas de estas ideas.

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9 comentarios

Nono 21/12/2006 - 11:01

Acabo de imprimir tu entrada dos veces y se la he dado al gerente y al comercial de grandes cuentas, ya circula por la planta «noble» aún no oigo los gritos… te cuento mas tarde.

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Julen 21/12/2006 - 11:04

Ja ja ja. Si luego falla, siempre podrás decir que fue aquel tipo chalado del blog. Conste que me decidí a escribir el artículo después de que ayer una empresa se negara a un «intercambio» de conocimiento con otra empresa simplemente por aquello del «por si acaso». Bueno, suerte. Si gritan mucho, no hay problema, todo se cura con Prozac.

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Alorza 21/12/2006 - 11:39

Se te escucha alto y claro. Creo como tú que son muchos los que desean acabar la etapa de guerra fría entre empresas.

Recuerdo una experiencia que tuve tratando de unir al sector del troquel vizcaíno, especialmente fracturado. No sé si conseguimos mucho, pero en las reuniones quedó claro que estaban deseando cambiar la lógica de sus relaciones, que querían empezar a hacer cosas juntos, con menos desconfianza.

Lo malo es que las personas que no estuvieron en las reuniones no se empaparon del espíritu navideño. ¿Cómo convercerles? Infinitos son los caminos del cambio cultural.

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Mercurio 21/12/2006 - 19:46

Esta vez estoy de acuerdo contigo 😀

Quizás al final es un matiz de profundidad pero tengo muy claro que al menos debes colaborar con la competencia.
Nos movemos en un mismo sitio y con unas dificultades similares porque no colaborar entre nosotros.

Depende | De Salud

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Jaizki 21/12/2006 - 23:43

No es competencia todo lo que reluce…

Sin llegar a lo que propones, es curioso ver como, muchas veces, se considera competencia a empresas que están en el mismo sector pero cuya oferta es completamente complementaria.

Hay demasiado miedo. Supongo que debido a una escasísima confianza en la propia capacidad. ¿Será eso lo que hace falta para compartir conocimiento con la competencia?

Los de Bilbao deberíamos tener mucho ganado. 😉

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Julen 23/12/2006 - 10:59

En cualquier caso, creo que es de los cánceres más extendidos en la empresa promedio: el miedo a que la competencia sepa lo que estás haciendo. No es fácil desmontar esquemas con raíces tan profundas.

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Virginia 24/12/2006 - 07:02

¿Y si lo tienes prohibido? Yo soy funcionaria y me hacen jurar silencio, es una cosa muy dura. Muchas veces ves que las cosas van mal y tú sabes por qué y no puedes decir ni mú. Acabaría en la carcel.

El secretismo en la Administración es terrible, todo corre en rumores de aquí para allá, ya no hago caso de ninguno, algunos se confirman, otros no.

Creen eso de que el que domina la información domina la situación, y sólo nos hacen a los demás ir dando palos de ciego.

Se me olvidaba, Feliz Navidad.

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Gustavo Adamovsky 25/12/2006 - 01:09

Que difícil!!!
De todas formas, ya se hace. Hay muchas alianzas entre competidores (aerolíneas, biotecnología, etc.)
El temá es: ¿hasta qué punto compartir?
Un tema atractivo para analizar y desarrollar.
te felicito por el blog, hoy lo conocí y me pareció muy interesante.
Saludos

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Finlandia y China están dispuestas a desarrollar la sociedad de la información del futuro |Blog de Alfonso Romay 02/05/2014 - 18:16

[…] mañana procesos de innovación y desarrollo sostenible. El mismo planteamiento que hacía Julen en “Idea radical: comparte conocimiento con tu competencia” (a menor […]

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