Obviamente – II Festival de blogs Aprendices

Este artículo responde a la petición de escribir en torno a lo que nos resulta obvio en esta vida. Puedes leer más sobre el asunto en el II Festival de Blogs Aprendices.

Obviamente es delicado verlo todo tan claro. Tan evidente que nunca llegaste a comprenderlo. Lo obvio, si lo exageramos, nos impide una percepción fiel. Lo que es obvio, muy obvio, es probable que ni siquiera lo percibas. Es un oscuro laberinto en el que al entrar sabes que vas a acabar fundido con su interior.

Es obvio que el planeta está lleno de contrasentidos. Respeto y tolerancia son dos palabras que viven una junto a la otra. Quizá mejor «respeto» porque tolerancia presupone que uno tolera y eso rompe los esquemas de igualdad. Y es que es obvio que somos iguales, todos personas. Y es tan obvio que es falso. Que la igualdad es un constructo imposible. Es obvio que la igualdad no existe y es obvio que todos somos iguales.

Vía diferencias hacia consensos. Bonita frase barata de marco barato para las paredes calladas de tu empresa. Desde la diferencia encontrar puntos de encuentro. Es obvio que el consenso es deseable porque ayuda a que la acción sea más consistente. Pero es obvio que demasiadas veces las diferencias son la mecha que enciende diferencias aún mayores. Es tan obvio que no sabemos si la diferencia es la semilla de su propio envilecimiento o si aceptarla es el cimiento de la solidaridad.

Las contradicciones son obvias. El relativismo en que habitamos tiene sus ventajas. Pero, cuando profundizas, nos llega a amargar la existencia. No parece haber anclas asentadas. No hay faros que guíen la navegación. Argumentos que van y vienen, al antojo de las corrientes y con peligro de perecer en el mar de los sollozos. Es obvio que quienes nos precedieron disfrutaron de un mundo más reducido en tiempo y espacio. Menos referencias, menos alternativas. Y aún así hubo quienes, quizá muchos, generaron vidas felices.

Es obvio que es un derecho el acceso a la información. Tan obvio como que a veces acelera el proceso degenerativo. ¿Quién le dice al enfermo que tiene cáncer? Es obvio que tiene derecho a la información, pero ¿quiere ejercerlo? Depende. Pero ese «depende» sólo puedes comprenderlo a posteriori. Esa es la tragedia. Sólo cuando dispones de la información, sabes si la hubieras querido.

No, no es tan obvio; porque los humanos sabemos somatizar desde el cerebro y desde el corazón.

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