Con una simple conexión a Internet

by Julen


De las cuatro cosas básicas que uno sabe de este tecnológico mundo es que la conectividad está allá abajo haciendo de capa base. Bueno, quizá antes esté la electricidad, porque las baterías, de momento, mejor las de cocina. Así que, supongamos que aquí, en esta parte del sur de Islandia, tenemos electricidad. Previamente las eléctricas han retirado la pequeña parte de beneficios que les corresponde ($$, clink, clonk, money money, tío gilito). Así pues, loado sea el señor, hay electricidad.

El siguiente paso para pasarte al 2.0 es enchufarte a la red. Web como plataforma. Nada de instalar software. Microsoft es 1.0. No mola. Así que sólo tienes que conectarte a Internet. ¿Quién da acceso? Unas amables compañías, eficientes y customer oriented que se gestionan con criterios de transparencia y ética. Cliente, servicio, preocupación, servicio público (perdón, no, esto no). Bueno, todos conocemos a estas compañías que son ejemplo de gestión. Todas con su responsabilidad social corporativa bien enlatadita, con sus brillantes colores y su desbordante vitalidad. Porque te queremos, porque somos muchos, porque hacemos gracia con Patxi, poque son tu libertad. Hay que joderse.

Web 2.0 = trabajo desde Internet. Pero hay que conectarse. Y aquí hay negocio. Y el mundo occidental en que vivimos se hace cuello de botella con estas compañías de claro servicio público. Y todas inundan el mundo publicitario con sus excelencias. Yo te hago una oferta en la que te regalo una sartén de acero inoxidable en la que nada se pega por cada cuatro conexiones que contrates. Eso sí, tienes que quedarte en mi casita 18 meses, porque, si no… Nos demuestran confianza y nos imponen sanciones si nos queremos marchar de casa. La libertad tenía también un precio.

La conexión a Internet es es el gran chollo. Los de traje de marca que leen primero el marca y luego las páginas salmón tiran de movilidad. Gran avance, la movilidad, la movilidad enchufada a Internet. Lucen gemelos y conexión de banda ancha móvil. Bueno, el dinero está para gastarlo. Las compañías pagan a sus siervos. Así que todo es normal. Otra gente, en cambio, se enchufa… como puede. Sablea en casa, consigue migajas de banda ancha del vecino el de la moto, cada cual se busca la vida.

Enchufarse o no enchufarse. El mundo no lo hemos inventado nosotros. En esto hay negocio. Por eso quizá haya que pensar cómo son las nuevas barricadas digitales. Quizá sólo es una cuestión de asociacionismo y de dar duro en el mismo punto hasta conseguir un agujero por el que penetrar. Acceso a Internet, ¿no sirve con los impuestos que pagamos? Ah… se me olvidaba que las empresas son las que mandan, no los políticos. Ustedes perdonen, no quería molestar.

Visto lo visto, al que roba a un ladrón al menos le quedan 100 años de perdón, ¿no? Y para ladrones, ya están las de siempre. Lo siento, salía de dentro y yo no he podido detenerlo. Pregunta por mi conciencia, yo no he sido, no puedes problarlo (Burt Simpson). Con una simple conexión a Internet… lo que puedes hacer. Sólo tienes que pagarla.

Quizá podríamos intentar un modelo cooperativo y autogestionado, tomando la referencia de Nuenen y mejorándola si podemos. Quiero pensar que hay alternativas a dejarse robar. Supongo que otra son las foneras, pero no sé si es más de lo mismo. A fin de cuentas desde el principio te dicen que puedes hacer negocio. Y no es eso, joder. Estoy un poco desorientado.

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6 comentarios

Txetxu Barandiarán 10/10/2006 - 06:31

La clave está en el lenguaje y la conjugación.

A ti te gusta el «hay que enchufarse» (proactivo), pero esto funciona más bien con el «estoy enchufado» (cómodo-pasivo)

¿pillas?

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Julen 10/10/2006 - 07:55

Sí, probablemente sea cuestión de actitudes… como otras tantas cosas.

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Alorza 10/10/2006 - 11:05

También es una cuestión de derechos. Hay que empujar para que la conexión a la red sea vista como un derecho básico, tal como lo es hoy en día el agua corriente y el alcantarillado.

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Jaizki 12/10/2006 - 11:58

Los que más dinero hiceron en la fiebre del oro… fueron los que vendían picos y palas. Con Internet, lo mismo.

De todas formas, no entiendo bien la repulsa a que alguien que da un servicio quiera ganar dinero.

Y, como sugieres, siempre se puede crear una asociación de usuarios cansados de las grandes operadoras que ponga dinero de SU bolsillo para crear una operadora que regale la conexión. ¿Voluntarios?

Por cierto, la electricidad que tienes en casa o el agua, no salen de tus impuestos, también las pagas.

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alvizlo 13/10/2006 - 11:35

Otra herramienta a considerar es el sistema operativo. Puedes tener acceso a la electricidad, a un ordenador y a una conexión de banda ancha, pero se necesita algo que haga funcionar a la máquina de un modo que sea útil. El mercado no está dispuesto a dejarte elegir. Igual se trata de buscar otras opciones de forma activa en vez de consumir de forma pasiva. A ver si conseguimos enchufarnos.

Me gusta la idea de los derechos de Alorza, pero también es una cuestión de sostenibilidad. Tendremos que estudiar la forma en que mañana siete o diez mil millones de personas puedan enchufarse a internet (al agua corriente, alcantarillado, tener una vivienda decente, un empleo digno…) de forma que sus hijos puedan seguir haciéndolo después.

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Julen 13/10/2006 - 20:44

alorza, primero el derecho y luego la educación para usarlo bien.
Jaizki, se trata de que hay determinados negocios donde parece que engañar es algo corriente. No sé por qué, pero las oficinas del consumidor reciben más quejas de determinado tipo de empresas. Esas son las ladronas.
alvizlo, sea como sea, estoy de acuerdo en que tenemos que hacerlo sostenible.

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