Actualización.- Como quiera que Bloglines murió en su día, si quieres aquí tienes una lista de lectores de RSS actualizada para elegir 😉

Es viernes y mi primera semana con cierto nivel de dedicación a actividades lucrativas tras las trabacaciones. Todavía no creo estar ni de lejos al 100% de mi limitada capacidad. Ya llegaremos. En este aterrizaje se ha instaurado cierto desasosiego en mi vida intelectual. Me explico.

Tengo Bloglines con mucho por leer, marcado y a la espera. Bloglines crece, como todo el mundo sabe. Se reproduce cual conejo semental y difunde texto aquí y allá. Se traduce en un número en negrita entre paréntesis. Instaurado en tres cifras significa inundación informativa. Los diques de contención están tensos. Pero tampoco me preocupa tanto. Influye, pero no creo que sea la raíz de la cuestión.

El asunto sobre el que gustaría dialogar es la forma en que aprendemos. Hace muchos años que tengo la referencia de los estilos de aprendizaje de David A. Kolb. Me han servido para comprender que los humanos -variados como somos- aprendemos de forma diferente. Unos somos más de manual de instrucciones, otros más de «déjame probar primero», otros más observadores… hay de todo. Pero resulta, fíjate por dónde, que el buzz marketing es lo que mola en el acelerado technological world de principios del XXI. Y buzz marketing es word-to-mouth y en castellano de esta parte del sur de Islandia es boca-oreja, es contacto entre personas. Otra cosa es que nuestra boca y nuestra oreja sean en buena parte digitales.

Y lo comento porque empiezo a llorar un poco. Tengo este blog desde hace más de un año. Unos 200 suscriptores que soportan mis delirios (quién me lo iba a decir). Y la tecnología que soporta todo esto me empieza a picar. Por supuesto que la necesito, la seguiré usando y trataré de me sea amable. Pero ¿está dispuesta ella a ser amable?

Me gustaría usar tecnologías amables. En «amable» reuniría: suave, poco a poco, con humor contenido, accesible, nada invasiva, capaz de comprenderme, capaz de no desbordarme, capaz de adaptarse a mi nivel. Ya sé que me repito y que no hago más que pedir imposibles aunque había quien daba ánimos y dicía que no estamos tan lejos. ¿Imagináis un bloglines que se autorregulara, que cuando empiezas a cruzar una peligrosa frontera incremente su nivel de filtraje y deseche texto que en otras circunstancias admitiría?

Hasta ahora tengo claro que el aprendizaje amable sólo me lo proporcionan las personas. Ni este blog ni ningún otro, ni el mejor wiki o la mejor entrada de la wikipedia se acercan de lejos al aprendizaje amable. Sencillamente están ahí para una multitud. La tecnología sigue sin ser amable, aunque supongo que iremos a mejor. Por eso creo que el contacto de la persona con la persona para el caso concreto de aprender supera bestialmente lo que la tecnología nos ofrece a día de hoy.

Me gustaría abrir una línea de diálogo en torno al aprendizaje amable. Tecnologías por detrás, los humanos debemos aplicarnos en no perder el contacto directo a través del cual las posibilidades de aprendizaje son inmensas. Imitación, diálogo, simple observación, preguntas directas e indirectas, sonrisa en los labios, estas son las bases del aprendizaje amable. Estoy un poco desencantado porque me parece que me está constando demasiado aprender cosas. Y tengo la sensación de que si soy capaz de estar una mañana con determinadas personas (tienen que tener el tiempo suficiente para dedicármelo, lo cual es el gran problema) aprenderé en forma amable lo que me costaría desagradables esfuerzos vía tecnología.

Lo contrario de amable puede ser rudo o antipático. ¿Cuantas tecnologías entran en este redil? Desde el mando del video hasta las funcionalidades no usadas de cualquier megaaplicación ofimática o el indescifrable mundo acronímico en que vivimos, muchas parecen ser las tecnologías rudas.

Nota.- En parte, sólo en parte, me ha surgido la reflexión al hilo de conocer mejor cómo funciona Sharepoint. En breve cuento la experiencia.

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1 comentario

Telémaco 08/09/2006 - 10:33

Recuerdo que en mi etapa de diseñador de videojuegos, por desgracia hace ya muchos años, que durante el desarrollo de un videojuego recibiamos un par de visitas de un grupo de chavales (los hijos del jefe y sus amigos) a los que dejabamos a solas con el videojuego. Ademas de controlar cuanto tardaban en salir les preguntabamos por lo que les había gustado o les gustaría que cambiasemos.

Después, cuando desarrollamos software de ofímatica, perdimos esa buena costumbre.

La tecnología la desarrollamos tecnólogos pensando como tecnólogos e intentando que sea admirada por tecnólogos.

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