Potencia alemana

by Julen


Llevamos ya un tiempo recorriendo Alemania. Hemos pasado unos días en Berlín y allí la explotación turística del muro es todo un motor económico. La ciudad gira en torno a su inmediato pasado y la forma en que en noviembre del 89 todo se vino abajo. El 9 de noviembre de ese año separa el antes y el después de esta ciudad. El muro cayó y se abrió otra frontera política y cultural relacionada con esa fecha mítica: el 9 de noviembre de 1989. Hay un antes y un despúes de esa fecha.

Hemos visitado algunos barrios alejados del centro de Berlín buscando la imagen de la época comunista de la República Democrática Alemana DDR. Parece que Goodbye Lenin se hace presente. Bloques, amplias avenidas con carriles centrales para los tranvías, zonas verdes asalvajadas en parte…Y junto a esos restos del pasado el McDonalds de turno. Sí, todavía 15 años después puedes comprobar que hubo otra forma de entender la vida. No sé cómo sería estar ahí en aquel momento, pero ahora todo parece más triste. Estaría bien venir por aquí en pleno invierno. Quizá sea la forma de comprender la frialdad del diseño de barrios y ciudades.

Mientras tanto, por todos lados puedes volver a recordar que hubo un tiempo en la historia de los alemanes que los tiene atormentados. Berlín muestra muchos detalles de homenaje a quienes se fueron de este mundo por aquellas ideas. El respeto y la explotación turística tratan de darse la mano en un complejo equilibrio. Las bombas aliadas de 1945 también se llevarían por delante a quien no debían. Todo ello es el fondo de un supuesto milagro económico alemán. Pero hace poco la reunificación se pagó cara. Así que ese milagro desapareció y ahora, sin más, salen a flote como pueden tras la crisis.

En fin, aquí seguimos ahora por Sajonia, con Chequia a escasos kilómetros. Aquí en Alemania con una industria que tiene que bucear en sus fuentes de productividad para continuar viva. Mientras, ahí en Chequia todo parecen ser inversiones extranjeras para explotar, de momento, un coste de vida que no alcanza el de los vecinos. Pero tiempo al tiempo…

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