Proyecto fin de carrera

by Julen


Ayer estuve en un tribunal para evaluar un proyecto fin de carrera en la universidad. Ya antes había pasado por experiencias similares. Todo muy serio, todo muy formal. Una chica de pie, con su pouerpoin bien limpito y reluciente. Hay un esquema, hay una carretera que seguir y cuanto menos te desvíes, mejor será la nota. Dime cómo me vas a evaluar y esa será la forma en que me comporte. Un proyecto fin de carrera, la culminación de 5 años de sacrosanta universidad.

Tres profes en una mesita de juicio acusador. Tablas con puntuaciones para evaluar diez aspectos de lo que allí acontecía. Venga, chica, empieza a sudar y procura que tu tono de voz no parezca excesivamente nervioso. Transparencia va y transparencia viene. Colores y letra tamaño 20 puntos por lo menos. Cordura, mesura, raciocinio, cada uno en su papel. Real como la vida misma.

Ya sé que en buena parte es fácil criticar. Supongo que un proyecto fin de carrera debe ser un cajón capaz de dar cabida a un montón de diferentes actividades en diferentes empresas. Y hay que buscar una vara de medir útil para todos ellos. Pero la situación es la de una vaquilla en el humilladero. O, si eres optimista, una bien preparada dramatización que puede conducirte a ver en ti una futura actriz.

Vamos desgranando cada diapositiva con un rigor y un método cartesiano digno de elogio. Tiempos controlados, introducción, desarrollo y conclusiones; pregunten lo que quieran, por favor. Nos mira, aguanta explicaciones remitidas al texto de las transparencias. Allí está la verdad, allí está el resultado del trabajo. Es una forma de comparar actuaciones. Preguntas sin contexto con un aparente juego pseudoamañado.

Luego llega el momento cumbre. Hay que evaluar. Columna uno, criterio A. El veredicto es 0,32. Real como la vida misma. El jurado, tras repasar las 10 columnas, te declara inocente. Traducido a lenguaje académico es 9,24. Los nervios quedan atrás. Es un paso adelante en tu vida académica. Había que pasar por allí, por aquel mal trago y allí estuviste. Es tu proyecto fin de carrera.

Dame respuestas, no te hagas preguntas. Las preguntas las hago yo; tú estás para articular respuestas. Eso sí, en la vida, antes que las respuestas hay que hacerse las preguntas. Este viejo drama continua por los siglos de los siglos. ¿Qué preguntas te haces ahora que has terminado tu proyecto fin de carrera?

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1 comentario

Josu Orbe 13/07/2006 - 07:38

Pues hoy me voy a estrenar yo, lo pones muy gris y creo que es la antesala de lo que el alumnado se va encontrar en la empresa o ya lo ha vivido mientras ha estado haciendo el proyecto.

Yo tengo una teoría para sobrevivir en el día a día de la empresa. Yo le llamo la «teoría de las dos MOR» (A y HU). AMOR por lo que haces, cariño en el equipo de trabajo y HUMOR, ver el lado positivo aún en las mayores adversidades, una sonrisa puede facilitar mucho las cosas.

Ya os contaré como me ha ido mi primer tribunal. Dicho así suena muy serio no?

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