St Alban-sur-Limagnole resultó ser un auténtico pueblo francés. Los indígenas machos metidos en el bar con su Ricard y sus Gitanes. El bar, por supuesto que solo para hombres, y blindado con ofertas diversas de loterías y apuestas. Y digo auténtico francés porque hay tantas boulangeries como bares en Bilbao: una media por habitante digna de Guiness. Además, ese aire rancio de las tardes desiertas de cualquier pueblo francés. Así es St Alban-sur-Limagnole, un pueblo francés como Dios manda, hundido en sus costumbres. Un tipo de pueblo que se repite día tras día en esta vía Podiensis que conduce a Compostela.

Hoy me lo he tomado como una jornada de cierto descanso, aunque no de menos kilómetros. Han sido 94, pero partiendo de más de 900 metros de altitud y para acabar a unos 350. Si ayer subimos hasta las tierras altas de Gevadain, donde corre la leyenda de una bestia desde hace mucho tiempo, hoy hemos disfrutado de las planicies del Aubrac, herbosas, onduladas y sin apenas árboles. Las aprovechan en invierno como pistas de esquí de fondo.

Al final de la jornada hemos llegado al valle del Lot, en un descenso desde los 1.300 metros de Aubrac hasta los 300 metros de St-Come d’Olt. Tras llegar al valle del Lot, enseguida he notado la bocanada de bochorno. De nuevo hasta los 40 grados.

He comido en Espalion y tras ciertas dudas he decidido avanzar hasta Estaing, a algo más de diez kilómetros. Este es un pueblo turístico, con su castillo, su puente de cuatro ojos, sus calles empedradas y una evidente sobreabundancia de consumidores. Mis dudas tenían que ver con el alojamiento, pero como soy chico con suerte, parece que en la oficina de turismo me han conseguido la única habitación disponible, en un Logis de France, el Hotel aux Armes d’Estaing. Mientras escribo —a boli— veo desde la ventana el puente y los últimos rayos de sol que flirtean con los árboles de la ladera de enfrente. Una vista agradable.

Hoy no habrá Internet porque el único lugar desde el que podía conectarme tiene el ordenador estropeado. Estaba en panne, o sea, out of order. Casi que mejor, porque el asunto eran seis euros con una tarjeta reutilizable en otros centros concertados a lo largo del camino. Negocio, para qué te he visto, a la caza del peregrino digital. Así que, como diría Fernando Fernán Gómez, ¡a la mierda! Mejor.

Bueno, os dejo, que en esta vida de martirio y sufrimiento constante del ciberperegrino ciclista, hoy toca crêperie.

Distancia de la etapa: 93,4 Km

 

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12 rutas por Salamanca, Cáceres y Ávila | Consultoría artesana en red 02/08/2012 - 06:03

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