Educación y tecnología, capas básicas

El viernes pasado tuvimos en la facultad una reunión con tres personas relacionadas con el United Nations Development Programme (UNDP) para contemplar una posible colaboración mediante el uso de «tecnologías que favorezcan la cooperación«. El caso tiene que ver con cooperativas sobre todo agrícolas que podrían utilizar la tecnología para mejorar la cooperación entre ellas, teniendo en cuenta las evidentes distancias geográficas con las que tienen que manejarse.

Desde luego que es en este tipo de situaciones donde percibes el avance que puede suponer el uso de determinadas tecnologías. En un rápido acercamiento al asunto, se me ocurrían dos actuaciones inmediatas: la puesta en marcha de un wiki para generar un lugar común de encuentro alimentado potencialmente por todos los cooperantes y la activación de suscripciones RSS (quizá mejor usando teléfonos móviles) para estar informado «al momento» de determinadas modificaciones relevantes. Y lo mejor es que son soluciones baratas, al margen de lo que sean capaces de robar los monstruos de las telecomunicaciones.

Claro que la cuestión es disponer de dos puntos de partida para que esto pueda ser real. El primero tiene que ver con la infraestructura. Depende de qué lugares estemos hablando pudiera ser el cuello de botella que impida todo lo demás. Por eso supongo que, además de la iniciativa privada, mucho tiene que ver con ese derecho (¿podríamos decir universal?) a las telecomunicaciones en su más amplio sentido. La segunda cuestión es mucho más soft: es la educación de las personas. Sin este segundo elemento ya puedes tener tecnología, que tienes un cero a la izquierda. Y si hay que comenzar por una de estas dos cuestiones básicas, la primera siempre será la educación. Ya sé que es un reflexión simple y que la hemos repetido mil veces. Pero no importa, que sea la vez número mil uno. Y que lo repitamos muchas veces más para ver si avanzamos.

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