Más de una vez ya lo he insinuado. El placer de estar solo. ¿Tiene sentido escribirlo en un blog? Cuantas más suscripciones se encaraman a mi bloglines, más creo que la soledad es el antídoto. Hay mucho de todo en este mundo contemporáneo, pero debes buscar la manera de que se deslice de vez en cuando sobre ti, sin penetrarte. Si no podemos reunirnos con nosotros mismos, fuera de los demás, es difícil caminar.

Nadie tiene tiempo para nada. La agenda gobierna la vida de muchos directivos. Viven por detrás de ella. Persiguiendo citas y reuniones que parecen haber sido concertadas por algún enemigo. Y mientras tanto, el interior se va vaciando. Miras tus novelas y siguen en la balda esperando un suspiro. Miras a las viejas amistades y cada vez son más viejas porque hace cada vez más tiempo que no saben de ti.

El interior de cada uno es algo que tenemos que recuperar. El diálogo con uno mismo es salud mental. Construir ese diálogo de forma fluida es un ejercicio obligatorio. Debería ser asignatura obligatoria desde que comenzamos la escolarización, con sus deberes y su seguimiento personal. Y qué felicidad cuando la calificación dice «progresa adecuadamente». Y es que el mundo se está haciendo demasiado explícito, ¿no? Se grita más que antaño, se invade más la superficie de nuestra percepción. Más Internet, más canales de televisión, más publicidad, más estímulos, más de todo. Más de fuera, ¿menos de dentro?

Fue de las cosas que pude aprender en su día. Cierra la puerta y coloca el cartel. Por favor, por favor, cierre antes de entrar. Estoy haciéndome amigo de mí mismo, tratando de comprender de qué va esta carrera. Mi agenda ha acordado un breve período de tregua y lo estoy disfrutando. Está frente a mí ese texto que ha esperado con paciencia en la balda de arriba a la izquierda. Ahora ha bajado hasta la mesa y está frente a mí. Ahí hay notas que debía haber repasado antes. Esta reunión conmigo mismo es un oasis. Aquí hay agua, hay sombra, aquí hay respiro intelectual y emocional.

Deberíamos colocar en nuestras agendas estas reuniones con nosotros mismos. Incluso en alguna de ellas podríamos cabecear y entornar los ojos, porque a veces los días se hacen duros. Estos breves instantes de ocupación interior son los que suelen marcar los lindes de la felicidad. Y debo decir que estos momentos son gratis, no requieren ningún tipo de inversión económica. Tu tiempo es tuyo y no mires cómo lo miden en tu empresa, no cometas esa torpeza porque entonces te asaltarán razones para no hacer lo que debes: cerrar la puerta. Hazlo no vaya a ser que pierdas el tiempo.

Technorati tags |

Artículos relacionados

7 comentarios

Telémaco 26/06/2006 - 21:47

¡Se te nota!. Cada vez alcanzas más sabiduría.

No sé si es desde que dijíste aquello de «que paren el mundo que yo me bajo» o si ya te venía de antes.. pero eres envidiable (por lo que eres, no por lo que tienes).

Responder
Germán 26/06/2006 - 23:38

Lo mismo opino.
Es fácil ver en los demás lo que no somos capaces de ver en nosotros mismos, entre otros motivos porque no sabemos dialogar en primera persona.
Tal vez podría ser una asignatura más, «técnicas para hablar con mi otro yo».

Responder
La Bailarina 27/06/2006 - 08:00

Enhorabuena, muy bueno tu comentario.

Responder
Enrique 27/06/2006 - 10:26

Unos tanto y otros tan poco.
Yo voy a empezar a pagar a ver si se me suscribe alguno.
O eso, o hacer huelga de «comentarios caidos» porque estoy casi más en casa ajena que en la mia propia.

Responder
Penélope Glamour 03/07/2006 - 13:12

¡Genial!

Responder
Virginia 30/07/2006 - 13:56

Lo comparto, me siento asi muchas veces, la soledad ya no es algo de lo que huir, es un placer poder reflexionar, poder releerte a ti mismo.

Y sobre todo Julen lo expresas tan bien, escribes muy muy bien y llega.

Responder
Julen 30/07/2006 - 16:30

Gracia, Virginia.

Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.