Mundos paralelos, mundos podridos

by Julen


Clasificado X. El texto que se muestra a continuación puede herir tu sensibilidad. Estás en tu derecho de irte a cualquier otro sitio, esté fabricado con bits o con átomos.

En 1997 me di cuenta de que el mundo empresarial en parte estaba podrido. Tuve la ocasión de asistir a un glorioso «cazo», que me dejó un poco trastocado. Pero a los 33 años ya iba siendo hora de que cayera del árbol, ¿no? El cazo se llevó a cabo en una relación cliente-proveedor con auditoría oficial de por medio, sistemas de calidad en regla certificados por entidades de lo bueno lo mejor de lo mejor lo superior, no crea usted. Con dinero se solucionó. Si no hizo la felicidad, contribuyó a que no hubiera más infelicidad.

Hace unos pocos meses, ya en 2006, tuve ocasión de que alguien cercano me explicara un «cum laude» pactado al comienzo de una tesis doctoral. Bueno, no hay de qué asustarse. Aquí tenemos Marbella y en Corea tienen científicos pillados en complejas tramas investigadoras. Son las dos caras de una misma moneda. Ser humano, ser capaz de hacer cosas abominables dentro de una amplísima campana de Gauss. El problema puede ser meramente estadístico y espero que esté contenido, aunque no sé no sé…

Pero yo quería hablar de la investigación, de la ciencia, de la revista científica, del ISI Web of Knowledge, del Google Scholar, ahora que tenemos versión alemana y estamos todos ya más contentos. La investigación tiene un circuito para publicar. Lo coges o lo dejas. El mundo está donde tiene que estar y la ciencia… en otro lado. El mundo se mueve día a día, la ciencia año a año o cada dos años. Investigamos ahora, se publica dos años después. Salvo que uses las vías extremas de la campana de Gauss. Decrece la infelicidad y publicas por vías alternativas. Como soy un recién llegado, digo burradas y que corrija quien tenga más conocimiento de causa.

Google Scholar son los mundos de Yupi. Es el plano paralelo a la realidad. La realidad es amateur, dospuntocero total. Porque los científicos son pocos y necesitan distanciarse del mundo amateur. Pueden utilizar a Nicholas Carr allá lejos o a Julio Alonso acá cerca. El material académico no se puede ensuciar con manchas de chorizo que dejan un rastro CSI-sable total. No, el material académico debe circular por un plano paralelo, sin contaminación alguna del lugar de los hechos. Sólo es interpretable por concienzudas mentes bien densas de materia gris engrasada con bechamel.

En las empresas, más idiotas e incapaces de comprender el plano paralelo del mundo académico, no leen revistas científicas. Qué te ibas tú a creer. Esas cosas sólo las lee quien tiene delirios de grandeza y tiene un hijo doctorcumlaude. La empresa no lee -no sé si poner punto aquí o seguir la frase-… ciencia. Lee algo más ameno o que interpretan como más digerible para su materia gris sin bechamel. Leen la revista de Harvard (bueno, vale la que está en español) o la de APD o las del sector donde estén enchufados u otras que ni dios sabe allí dentro por qué se leen. Son revistas emergentes. Los directivos en realidad, como todo el mundo sabe, leen el Marca y tratan de comprender con símiles complejos la relación entre la subnormalización que produce el fútbol y lo que le pasa en su empresa.

Mientras tanto lo académico necesita las tres páginas de referencias al final del artículo. Son tres páginas que nadie lee y en las que puedes incluir alguna referencia de Ibáñez. Si eres fino y considerado incluyes Anacleto, si eres más bruto colocas la referencia de Agamenón. Es cuestión de sutileza. Te puede ocurrir que alguien te pille o te puede ocurrir que alguien piense que había mucha ciencia tras las simplezas de Agamenón. Anacleto tiene más miga y requeriría otro artículo completo.

Por eso alguien me puede preguntar qué puñetas hago yo con un pie en el campo académico e investigador, y otro en el de la empresa. Esta bicefalia provoca ciertas migrañas, pero se lleva bien cuando tienes por norte que en estos dos mundos paralelos hay gente estupenda. Más allá de las leyes explícitas y de las leyes ocultas, hay personas que merecen la pena. Sus investigaciones merecen la pena. Sus empresas merecen la pena. Y entre tanto, mientras las descubres y tratas de conversar con ellas, no dejas de encontrar que en ambos mundos hay demasiada, demasiada mierda.

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