La maldición de Sísifo

by Julen


Pekka Himanen: La ética del hacker y el espíritu de la era de la información. Libro prologado por Linus Torvalds y Manuel Castells… en el que encuentro referencias a Sísifo. Lo tenía pendiente, recomendado por un incrédulo ;-). He empezado a leerlo y va en homenaje al blog que para tod@s es difícil clasificar.

Y es que la ética hacker (voy por la página 55 y ya me veo jáquer perdío) tiene mucho que ver con una forma de comprender el trabajo y de introducir pasión en nuestras actividades. Y he aquí que el colega Himanen antes de explicarnos la maldición de Sísifo se nos va al siglo VI, cuando la regla monástica de san Benito exigía a todos los monjes que consideraran un deber el trabajo asignado, y a los hermanos haraganes les alertaba de que «la inactividad es la enemiga del alma». Aparece el ejemplo antecesor de Sísifo en la figura de Juan Casiano, un antecesor de San Benito, un siglo antes.

De nuevo, cuando algunos otros estaban ansiosos de ser edificados por el ejemplo de su obediencia [la de Juan], el superior le llamó y le dijo: «Juan, corre y apresúrate tanto como puedas a hacer rodar aquella piedra hasta aquí»; y de inmediato, forzándola primero con el cuello y, luego, con todo su cuerpo, intentó con todas sus fuerzas y maña hacer rodar una piedra enorme que una multitud de hombres no habría podido mover, de modo que no sólo sus hábitos y extremidades quedaron inundados de sudor, sino que la piedra misma estaba húmeda por el contacto de su cuello; y todo ello sin sopesar nunca la imposibilidad de la orden y su valor, lleno de veneración hacia el anciano superior y movido por la genuida simplicidad de su servicio, pues tácitamente creía que el anciano no podía haberle ordenado algo vano o carente de razón».

Así que nada de poner en tela de juicio la honorabilidad del trabajo. Pero mucho antes en el Tártaro, mitología griega de por medio, teníamos a los peores seres humanos, que habían sido enviados allí para aplicarles los más severos castigos. Y allí teníamos a Sísifo con uno de los peores, condenado eternamente a empujar una roca enorme hasta lo alto de la montaña, pero siempre humillado a ver cómo caía de nuevo hasta el punto de origen. Y vuelta a empezar. Así que Homero explica:

Y ví a Sísifo, que soportaba pesados dolores, llevando una enorme piedra entre sus brazos. Hacía fuerza apoyándose con manos y pies, y empujaba la piedra hacia la cima, pero cuando iba a trasponer la cresta, una poderosa fuerza le hacía volver una y otra vez, y rodaba hacia la llanura la desvergonzada piedra. Sin embargo, él la empujaba de nuevo con los músculos en tensión y el sudor se deslizaba por sus miembros y el polvo caía de su cabeza». [Odisea, canto XI, 593-600]

Espero no abrir puertas que estuvieran quizá mejor cerradas. Mis mejores deseos.

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7 comentarios

Andres 23/04/2006 - 14:07

Te va a encantar. 🙂

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Telémaco 23/04/2006 - 17:40

Julen muchas gracias por el homenaje. Voy a tener que leerme el libro yo también.

En cuanto a la historia de Sísifo, como dicen en la Wikipedia, un día que estaban haciendo un recuento de existencias de almas en el infierno, se encontraron a Sísifo empujando su piedra como castigo por alguna ofensa cometida en la Tierra, y se inventaron varias razones para explicarla.

Seguro que sólo son habladurias.

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Alorza 23/04/2006 - 19:13

Es uno de los últimos libros que he leído. Coincido con Andrés: os va a encantar a todos. Por cierto, que en breve podrás leer un post al que pienso llamar «ciudadano hacker».

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pablojular 23/04/2006 - 23:47

Como siempre provocando (pro vocare), dando voz. Lo tuyo es lo radical, la irreverencia y el pensamiento divergente.

Me gusta porque me despierta, aunque, como ya sabes, no siempre esté de acuerdo con lo que escribes. De todas las formas me parece muy interesante.

Por cierto A.Dumas escribio:

«Cómo no sabian que era imposible lo lograron».

Quizá sea la forma de romper la maldición de Sísifo.

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Julen 24/04/2006 - 05:36

Andrés, Alberto: ya me gusta, ya me gusta esa ética de la que habla el libro.
Telémaco: ya sabes que somos unos cuantos los que seguimos tus puntos de luz.
Pablo, estaremos encantados de oír la discrepancia. Eso anima.

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Lula Towanda 24/04/2006 - 10:11

Habrá que leer el libro y refugiarse en ideales que viven en el submundo.
A los que en realidad mandan los ponía yo a picar piedras, como dicen los taxistas de Madrid.
El ejemplo de la obediencia ciega que se empeña en hacer algo imposible no me gusta. Hay que tener siempre un criterio para abordar las cosas.

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Nono 28/11/2006 - 17:30 Responder

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