Paradojas en un vuelo desde China

by Julen


Primero, solidaridad con el afectado. Seguramente nadie queremos malos rollos con el avioncito que te trae a casa, que allí está tu gente y quieres verla.

Funky Business a tope, para lo bueno y lo malo. Velocidad y consumo como fuentes de alimentación. Personas como consumidores y de ahí se derivan derechos y obligaciones. Derechos de quien recibe un servicio y obligaciones de quien lo presta. Son las reglas del desbocado mercado mundial, glocalizado hasta la extenuación.

¿Y si fuera distinto? La clase business separa a los elegidos. Hay una transacción económica en la que el dinero pretende pagar un poco más de comodidad/felicidad. ¿Y si no tuviéramos prisa? Hay que dar clase al día siguiente. La agenda va bien apretada. Una desviación -más o menos pequeña, más o menos grande, todo depende del color del cristal con que se mira- en este mundo just-in-time echa por tierra la felicidad.

Cuando te sientes con poder y no te alcanza para llegar donde querías, la caída duele más. Yo también vivo en este mundo de la presión. Cuantas más cosas a un click de distancia, mejor. Cuanta más información flitrada, mejor. Cuantas menos horas, más productivo soy. Es este mundo de principios del XXI, el mundo de las multitudes inteligentes. Un mundo en el que los que blogueamos podemos sentirnos con poder porque tenemos este medio. Un mundo en el que más de 2.000 millones de personas no tienen electricidad. El poder del consumo nos dirige al puerto de la reclamación de mis derechos como cliente. Pues faltaría más.

Yo también reclamaría si tuviera prisa. ¿Y si fuera distinto? ¿Y si aprovecho para hacer amistades?, ¿y si veo Moscú con una mirada distinta y lo flickreo?, ¿y si veo a otras personas compartiendo espacio y tiempo, ahí donde la comunicación interpersonal puede ser más intensa? Ya sé que esto es muy difícil pero la experiencia de cliente puede tener distintas caras. ¿Puede que la causa original esté en la presión de tiempo y espacio? Volver a casa siempre fue una cosa bonita, aunque ahora el regreso a casa haya sido como cliente apedreado por el sistema Air Europa.

Desde este rincón no creo que haya poder. Desde el poder se negocia. Son las reglas del consumo. Y hoy, para bien o para mal, nuestra conducta es de consumidor. Agarrándome a la paradoja, puede haber momentos donde la conducta como persona resulte más productiva, pero quizá hemos sido sepultados por toneladas de sistema.

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4 comentarios

Alorza 25/01/2006 - 12:21

Nom fotis, nen. Con prisa o sin ella, una mal servicio es un mal servicio. Siempre cabrea, especialmente cuando ni siquiera se diculpan. No hagamos como una antigua vecina, que estaba encantada de haber sido intoxicada con salmonella en un restaurante, porque había adelgazado un montón de kilos.

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Julen 25/01/2006 - 12:37

Vale, vale, lo entiendo y a nadie queremos que nos pasen estas cosas. El post sólo trata de hacer reflexionar sobre algo que está antes; tiene que ver con el sistema en el que suceden estas cosas. A mí me encantó Funky Business (de hecho lo suelo recomendar en mis clases de postgrados), pero es que el mundo esta homogéneamiente montado sobre un consumo desmedido y prefiero ser un poco crítico con estas cosas. Rodamos por él porque no queda más remedio y nos jode sobremanera que nos apedreen como clientes. De acuerdo.
Pero sigo pensando que un poco de slow movement no viene mal. No sé si me explico bien. David, si estás por ahí di algo de tus lecturas alternativas.

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Alorza 25/01/2006 - 21:43

A mí también me mola el slow movement, pero cuando lo elijo yo, no cuando me lo impone, por ejemplo la falta de organización de la consulta de mi médico.

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Julen 27/01/2006 - 06:55

Claro, mejor cuando uno lo decide. Pero, ¿cuándo no puedes hacer nada para modificar las condiciones? Quizá estamos cerca del concepto «relájate y disfruta», pero la alternativa, si no, es peor. La sangre sufre un recalentamiento global y puede que salga lo peor de cada casa.

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