Uno de los castillos con más defensas: las metodologías que usan las consultoras. Tras largas horas de becarios y mileuristas, disponemos de «metodología».
Somos diferentes, somos capaces de hacer lo que nadie más es capaz de hacer. Es nuestro secreto. La METODOLOGÍA.

El mundo empresarial debe reconocer que tenemos talla intelectual. Podemos montar equipos autogestionados. Primero A, luego B, después B1, tras ello viene C, se revuelve con un poco de D y finalmente la criatura es niño = F. Por detrás hay mentes privilegiadas que han buceado en fuentes con copyright. Así que a mantener el sistema: nosotros también con copyright.

Y como hay otra gente que nos creemos que la metodología es proceso y que el proceso somos nosotros, pues como que no a lo del copyright. Es terreno delicado, es terreno fangoso. Pero todo sea por contribuir al progreso. ¿Por qué hay benchmarking? Porque alguien tiene algo que me interesa y quiero ver cómo es. Si no me lo enseñas no sé si es tan bueno como decías.

Cada vez que pregunto en mis clases qué pasa cuando dejas información en la plaza pública para que quien quiera la manosee, mucha gente me dice que se desvirtúa. Y yo digo que hay que tocar; si no, la experiencia no es completa. Pero, claro, en consultoría hay secreto profesional bajo ejecución sumarísima si desvelas el santo secreto. Lo dicen los códigos deontológicos. Callarás para siempre los secretos de tu cliente. Todos sabemos que es mentira, pero nadie se pone a cambiar estos principios trasnochados. Sssshhhhh… que no nos oiga nadie, ni de dentro ni de fuera, ni de arriba ni de abajo. Paranoia, eso es el copyright. te crees el santo gurú del managemén y por eso debes guardar silencio hasta la tumba.


Por un movimiento de copyleft en consultoría.

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