No sé si es casualidad o si es un encuentro fortuito de 
reflexiones comunes acá en los comienzos de 2006. Mi concepto artesano está peor o mejor explicado en un post anterior, con más emoción que razón quizá. También escribí otro post a partir de otra decisión de supervivencia profesional. Y ahora conozco ya a otr@s cuatro consultores «amig@s» que han cambiado de acera.
Salen de negocios colectivos para entrar en dimensiones unipersonales. Y al volver al principio, todo está más claro. Sientes la necesidad de la red. Ves al cliente más directamente; está frente a ti y de ti va a depender que la relación sea satisfactoria para las dos partes. Y, al mismo tiempo, entras de lleno en la colaboración con tus iguales.
Y empiezo a ver una coalición de personas. Un p2p transversal que genera energía y que enciende la mecha de una forma más tranquila, no me atrevo a decir que nueva, de ofrecer consultoría. Nadie tiene que perseguir una facturación conjunta, nadie tiene que perseguir objetivos de tu equipo de indios de diferentes rangos, nadie va a preguntarte por qué esta mañana has ido al monte en vez de hacer una reunión de trabajo. Nadie exige hacia tus adentros. Sólo nos exigimos ante el cliente.
¿Por qué volver a la soledad? Quizá para disfrutar más de la compañía. No sé hasta dónde llegará, pero hay una coalición de personas -profesionales de la consultoría- en ciernes. Y si no la alcanzamos, recorrer el camino habrá sido suficiente regalo.
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4 comentarios
Fantástica reflexión. ¿Crees que será la norma o la excepción? Yo espero que lo primero.
Te deseo que la coalición llegue a buen puerto. Aunque, como bien dices, llegue donde llegue, la travesía por si sola ya merece la pena.
Como ya te dije una vez, sólo siendo libres podremos encontrar el verdadero sentido de juntarnos.
Si os falta alguien en la pata de la informática y las comunicaciones, aquí tenéis un grumete dispuesto a enrolarse.
¡Buen viento y buena mar!
La consultoría unipersonal puede ser una buena forma de organizar la vida, ya que no somos solo currelas. El tiempo es necesario para comer, para dormir, para amar, para escuchar música o para leer una novela. Y también para trabajar.
Gestionar bien el tiempo es la única forma de ser una persona multidimensional, y a veces esa gestión del tiempo es difícil en las organizaciones grandes, donde puede confundirse la dedicación temporal con la calidad del trabajo realizado.
Por alusiones, je je.
Pues en este rato que aprovecho para comerme un plátano y dejar de leer curriculums (Descanso cuándo y como me dá la gana, no Julen?), os diré:
Si nos pasamos en día con la «importancia» de las personas (Como la de llamarse Ernesto, que decía aquél) en las organizaciones, … pues digo yo, … por qué no de una vez liamos algo, con el apretón de manos entre las personas que queremos a las personas, desde la libertad e independencia individual (Como bien decía un compi por aquí), … haciendo al revés, no es la organización la que potencia a las personas, seamos las personas las que potenciemos la estructura que nos de la gana, o ninguna, …
Llegando hasta dónde?, no sé, … lo sabes tú, pues cuéntamelo, igual me gusta, … demos ejemplo al mundo de lo que preconizamos para los demás, partamos de lo que nos une para aprender de las diferencias, … otra forma de cambiar el mundo?, … dios!, … a mis «taitantos» idealismos, …
¿Chocheo?