Carlo M. Cipolla: estupidez humana

by Julen

En varias ocasiones he citado por aquí a Carlo M. Cipolla y su investigación sobre la estupidez humana. Adjunto un resumen que en su momento me pasó mi amigo Kepa y que he visto recogido en algunos otros sitios de la red de redes.
Comentarios interesantes en torno a la estupidez podéis encontrar también en:
http://gandalf.it/esp/estupid.htm

Las leyes fundamentales de la estupidez humana
(basado en Cipolla, Carlo M.: Allegro ma non troppo, 1998 )

Primera Ley Fundamental: Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación

A primera vista esta afirmación puede parecer trivial, o más bien obvia, o poco generosa, o quizá las tres cosas a la vez. Sin embargo, un examen más atento revela de lleno la rotunda veracidad de esta afirmación. Cipolla considera que por muy alta que sea la estimación cuantitativa que se haga de la estupidez humana, siempre quedaremos sorprendidos de forma repetida y recurrente por el hecho de que:

a. personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas;
b. día tras día, con una monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos.

La Primera Ley Fundamental impide la atribución de un valor numérico a la fracción de personas estúpidas respecto del total de la población. Cualquier estimación numérica resultaría ser una subestimación. Por ello en las líneas que siguen se designará la proporción de personas estúpidas en el seno de una población con el símbolo σ.

Segunda Ley Fundamental: La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.

No todos los humanos son iguales ya que unos son más estúpidos que otros. Según Cipolla, el grado de estupidez viene determinado genéticamente por la naturaleza pero no está asociado a ninguna otra característica de raza, sexo, nacionalidad o profesión.

El profesor Cipolla realizó amplios estudios demográficos con muy diversos sectores de la población. Inicialmente afirma haber comprobado que entre los trabajadores «de cuello azul» existía una fracción σ de estúpidos y que esa fracción era mayor de lo que esperaba, con lo que se confirmaba la primera Ley. Sospechando que podía deberse a falta de cultura o a marginalidad social estudió muestras de trabajadores «de cuello blanco» y a estudiantes, comprobando que entre ellos se mantenía la misma proporción. Más sorprendido aún quedó al medir el mismo parámetro entre los profesores de universidad. Decidió por tanto expandir sus estudios hasta la élite de la sociedad, los laureados con el Premio Nobel. El resultado confirmó el poder supremo de la naturaleza: una proporción σ de laureados con el Nobel son estúpidos.

Tercera Ley Fundamental (o de Oro): una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.

El análisis de costes y beneficios de Carlo M. Cipolla permite clasificar a los seres humanos en cuatro tipos de personas, cada uno de los cuales ocupa un cuadrante en un sistema de coordenadas. Si representamos en el eje de abcisas el beneficio, positivo o negativo, que obtiene el individuo y en el eje de ordenadas el beneficio (+) o coste (-) que causa a los demás, podemos definir y estimar las coordenadas de los siguientes tipos:

Desgraciado (D): aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás.
Inteligente (I): aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.
Bandido (B): aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.
Estúpido (E): aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.

Distribución de Frecuencia

La mayoría de los individuos no actúa consistentemente. Bajo ciertas circunstancias una persona puede actuar inteligentemente y en otras actuar como desgraciado. La única importante excepción a esta regla es la de las personas estúpidas que normalmente muestran una fuerte tendencia hacia un comportamiento estúpido en cualquier actividad o empresa. Para los demás, podremos calcular su posición en el eje de coordenadas del gráfico 1 como una media de los resultados de sus acciones en términos de costes y beneficios causados sobre sí mismos y sobre los demás. Esta posibilidad nos permite hacer la siguiente digresión:

Consideraremos un «bandido perfecto» aquel que mediante sus acciones obtiene para sí mismo un beneficio igual al coste que origina en los demás. Es el caso del ladrón que roba a otro cien euros sin causarle ningún coste adicional. Esta situación puede ser definida como un «juego de suma cero» en el que el conjunto de la sociedad ni gana ni pierde. El «bandido perfecto» quedaría representado en el eje de coordenadas del gráfico 2 sobre la línea OM que bisecta el cuadrante B.

Sin embargo los «bandidos perfectos» son relativamente escasos. Es más frecuente que haya «bandidos inteligentes» (Bi) que obtienen más beneficios que los costes que causan, o «bandidos estúpidos» (Be), que para obtener algún beneficio causan un coste alto a los demás. Desgraciadamente los bandidos que permanecen por encima de la línea OM son relativamente poco numerosos. Es mucho más frecuente el individuo Be. Ejemplo de este último puede ser el ladrón que destroza los cristales de un coche para robar su radio o el que asesina a alguien para irse con su mujer a pasar un fin de semana en Montecarlo.

El poder de la estupidez

Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un bandido. Las acciones de un bandido siguen un modelo de racionalidad. El bandido quiere obtener beneficios. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener beneficios para sí procurando también beneficios a los demás, deberá obtener su beneficio causando pérdidas a su prójimo. Ciertamente, esto no es justo, pero es racional, y siendo racional, puede preverse. En definitiva, las relaciones con un bandido son posibles puesto que sus sucias maniobras y sus deplorables aspiraciones pueden preverse y, en la mayoría de los casos, se puede preparar la oportuna defensa.

Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Tal como está implícito en la Tercera Ley Fundamental, una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.

Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, es lógico pensar que tienen todas las de ganar porque:

a. generalmente el ataque nos coge por sorpresa.
b. incluso cuando se tiene conocimiento del ataque, no es posible organizar una defensa racional porque el ataque, en sí mismo, carece de cualquier tipo de estructura racional.

El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales, no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Y hay que tener en cuenta también otra circunstancia: la persona inteligente sabe que es inteligente; el bandido es consciente de que es un bandido y el desgraciado incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Pero al contrario que todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido y esto contribuye en gran medida a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su poder devastador.

Cuarta Ley Fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

No hay que asombrarse de que las personas desgraciadas e incautas, es decir, las que en los gráficos 1 y 2 se sitúan en el cuadrante D, no reconozcan la peligrosidad de las personas estúpidas. El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión. Pero lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni los bandidos consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez. Es extremadamente difícil explicar por qué sucede esto. Se puede tan sólo formular la hipótesis de que, a menudo, tanto los inteligentes como los bandidos, cuando son abordados por individuos estúpidos, cometen el error de abandonarse a sentimientos de autocomplacencia y desprecio en lugar de preparar la defensa y segregar inmediatamente cantidades ingentes de adrenalina ante tamaña situación de peligro.

Uno de los errores más comunes es llegar a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto no es más que confundir la estupidez por la candidez de los desgraciados.

A veces hasta se puede caer en la tentación de asociarse con un individuo estúpido con el objeto de utilizarlo en provecho propio. Tal maniobra no puede tener más que efectos desastrosos porque:

a) está basada en la total incomprensión de la naturaleza esencial de la estupidez y
b) da a la persona estúpida la oportunidad de desarrollar sus capacidades aún más allá de lo originalmente supuesto. Uno puede hacerse la ilusión de que está manipulando a una persona estúpida y, hasta cierto punto, puede que incluso lo consiga, pero debido al comportamiento errático del estúpido, no se pueden prever todas sus acciones y reacciones y muy pronto uno se verá arruinado y destruido sin remedio.

A lo largo de los siglos, en la vida pública y privada, innumerables personas no han tenido en cuenta la Cuarta Ley Fundamental y esto ha ocasionado pérdidas incalculables.

Macroanálisis y Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.

Las consideraciones finales de la Ley cuarta nos conducen a un análisis de tipo «macro», según el cual, en lugar del bienestar individual, se toma en consideración el bienestar de la sociedad, definido, en este contexto, como la suma algebraica de las condiciones del bienestar individual. Es esencial para efectuar este análisis una completa comprensión de la Quinta Ley Fundamental. No obstante, es preciso añadir que de las cinco leyes fundamentales, la Quinta es, de largo, las más conocida.

El corolario de la ley dice así: El estúpido es más peligroso que el bandido.

La formulación de la ley y el corolario son aún del tipo «micro». Sin embargo, tal como hemos anunciado anteriormente, la ley y su corolario tienen profundas implicaciones de naturaleza «macro». Si todos los miembros de una sociedad fuesen bandidos perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres. Todo quedaría reducido a transferencias masivas de riqueza y bienestar. Pero cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente. La personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas y, por consiguiente, la sociedad entera se empobrece.

El gráfico 3 muestra un sistema de clasificación simple entre las acciones que causan beneficio o perjuicio a la sociedad como un todo. Toda actividad representable a la derecha de la línea NOM implica una redistribución con beneficio social neto, mientras que las actividades que caen a la izquierda o debajo de dicha línea implican pérdidas sociales netas.

El profesor Carlo M. Cipolla, erudito historiador que ha investigado intensamente la sociedad clásica romana, la sociedad medieval y muchas otras de la antigüedad, está perfectamente cualificado para afirmar, como hace, que el coeficiente σ es una constante histórica. ¿Por qué entonces unas sociedades prosperan y otras entran en decadencia? Depende exclusivamente de la capacidad de los individuos inteligentes para mantener a raya a los estúpidos.

Más aún: en las sociedades en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual a σ; sin embargo, en el resto de la población Cipolla observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de bandidos con un elevado porcentaje de estupidez. Y entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los desgraciados incautos. Tal cambio en la composición de la población de los no estúpidos es el que refuerza inevitablemente el poder destructivo de la fracción σ y conduce al país a la ruina.

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28 comentarios

Alorza 29/12/2005 - 11:22

Hay un viejo adagio que resume el corolario de esta ley: «Es más dañino el estúpido que el malvado, porque el malvado comete maldades cuando tiene ocasión, mientras que el estúpido lo es a tiempo completo».

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mimetist 09/01/2006 - 12:43

«la capacidad de los individuos inteligentes para mantener a raya a los estúpidos.»

Creo que en esta sociedad ya nos han ganado. La televisión les pertenece. La política siempre fue suya.
Y van abriéndose paso en internet a través de los chats y el MSN… pronto no quedará nada U_U’

Genial el artículo. Enhorabuena.

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Guillermo 02/03/2006 - 23:52

…espectacular. Muy bien artículo 🙂

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franquito 03/03/2006 - 05:33

mmmm, parece que en este blog se respiran aires de superioridad….
cuidado….

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Julen 03/03/2006 - 08:31

Pues no creas, franquito porque con una frecuencia que uno no desearía se descubre haciendo y diciendo cosas realmente estúpidas. Lo importante es darte cuenta de ello.
Un saludo,

Julen

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Anonymous 03/03/2006 - 10:18

El profesor Cipolla no ha descurbierto nada nuevo «Nihil novum sub sole». por que ya los romanos habían llegado a las mismas conclusiones, y lo resumían así:» Numerus estultorum infinitus est» es decir, el número de tontos es infinito»

Saludos

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Luisin 03/03/2006 - 17:20

Never underestimate the power of stupid people in large groups

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yulbeast 16/03/2006 - 10:03

¿Soy un estupido neto?
En atención a que se formulen o no esta pregunta los lectores del artículo podemos definir dos clases de personas: Los que cuestionan la posibilidad de la propia estupidez y los que no.
Este tipo de autocontrol o «autoconciencia» se ha demostrado que está reñido con la propia naturaleza del pesado clásico: Por definición, el pesado nunca se cuestionará si lo es o no, luego el que se lo cuestiona, no es un pesado.
Ahora bien … ¿Puede trasladarse esta ley, válida para el pesado, al estúpido? … por decirlo de otro modo … ¿Atenta la ley de la incompatibilidad de la autoconciencia en el pesado clásico contra la segunda ley fundamental de la estupidez?

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Anonymous 21/03/2006 - 16:46

Yo si que conozco a un estupido con letras mayusculas! Mi ex jefe… Hace el mal sin ganar nada. Es más, se decica a perder todo lo que tiene (o tenia…) Tendrías que leer cosas de las que escribimos entre trabajadores y ex-trabajadores. Más de uno pensaría que mentimos

Un saludo

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Anonymous 25/03/2006 - 16:19

Desde luego la estupidez es realmente interesante, porque en cierto sentido todos podemos llegar a ser estúpidos en cualquier momento, ante cualquier circunstancia que sorteemos mal, por lo que es bueno saber cuándo actúas y cuándo no de forma estúpida, para tratar de corregir.

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Anonymous 12/04/2006 - 13:38

EXCELENTE!!!! Muy clarificadores los conceptos y una prosa notable!!!!

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DAVID VASQUEZ AGUAYO 12/04/2006 - 18:24

BUENO EL TEMA DEL ARTICULO.ME PARECE Q TODOS EN ALGUN MOMENTO LLEGAMOS A PARECERNOS A LOS DISTINTOS TIPOS DE PERSONAS QUE MENCIONAN,PERO SIEMPRE NOS PARECEMOS MAS A UNO , LA CUAL HABLA DE NUESTRA PERSONA ;SI SOMOS INTELIGENTES ,BANDIDOS,DESGRACIADOS O ESTUPIDOS . DAVID VASQUEZ AGUAYO

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ESE 10/07/2006 - 07:58

Añado una de las leyes de Dilbert: «Todos somos estúpidos, sólo que en momentos diferentes y con respecto a cosas distintas».

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joe di castro 13/07/2006 - 00:06

[…]Muy interesante articulo sobre la estupidez humana que se basa en las investigaciones de […]

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Al Marqz 19/07/2006 - 19:34

Un comentario estùpido: En Mèxico hemos creado (¿hemos?)toda una apologìa de la estupidez humana sòlo que no usamos la palabra estùpido en su correcta acepciòn sino PENDEJO, PENDEJEZ y sus variaciones en diferentes tonos hasta hay clubs y tratados ligeros al respecto.

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andrea 03/08/2006 - 17:35

a ver genial pasaba por aki y lei tu articulo… bueno bueno mis felicitaciones

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Josep Burton 30/05/2008 - 19:55

Cipolla no ha descubierto un filón de reflexión nuevo, pero lo ha abordado de manera deliciosa, muy italiana.
¿En que categoría ubicaría al comentarista que dice que en este «blog se respiran aires de superioridad»?
Hace muchos años tengo el “Allegro ma nos troppo” y nunca dejo de leerlo. Las lecciones del profesor Cipolla -un historiador notable- me son útiles para afrontar los «idiotas» del cada día. De modo que no tengo otra cosa que agradecerle que haya accedido hacer público este admirable librito dirigido en principio para sus íntimos.
óleo

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franklan 18/01/2012 - 18:09

Los idiotas son aquellos que tienen un problema orgánico, tal como lo señala Sabater: » No hay que confundir a los estúpidos con los tontos, con las personas de pocas luces intelectuales, los cuales pueden ser estúpidos, pero su escasa brillantes les quita la mayor parte del peligro».

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Silvia_ncuentra 03/12/2009 - 18:41

Post del 29 de diciembre de 2005. Hoy, 03 de diciembre de 2009, y tras linkar en tu post de hoy, puedo concluir y concluyo que las Leyes de la Estupidez Humana siguen hoy vigentes.
La evolución humana ha hecho un kit-kat en los últimos cuatro años. Qué tristura…

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enriqueotero 09/12/2009 - 21:26

Maravilloso…
Concuerdo absolutamente
¿Puedo reproducirlo? creo que lo enviare en algunos correos….

Saludos

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Consultoría artesana en red » Reinventar la ciudadanía en Innosfera 27/11/2011 - 10:45

[…] humana es terca. La vulgaridad de lo que somos va en el código genético de la excelencia. La estupidez humana, siguiendo a Carlo Cipolla, sigue terca repartiéndose por igual en todas las capas sociales. Sí, […]

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Consultoría artesana en red » La estupidez colectiva de Internet 30/11/2011 - 06:08

[…] ¿Qué me evocó? La cosa que hoy es Internet y cómo refleja la sabiduría de las multitudes. Porque es evidente que Internet se nos está presentando como un potenciador de la inteligencia de mucha gente toda junta y a la vez. Eso sí, sin cumplir al menos una de las condiciones que Suroweicki explicaba en The Wisdom of Crowds: la independencia de unas personas respecto a las otras. Aquí, hoy, en nuestro mundo, todo es interdependiente. Los presupuestos de Suroweicki son inviables en nuestra sociaedad suciedad actual. Porque pudiera ser que la estupidez humana, de nuevo, la subestimemos en Internet. […]

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¿De verdad te fías de la gente? | Consultoría artesana en red 02/10/2013 - 05:05

[…] quieres verlo por el lado feo, las leyes de la estupidez humana de Carlo M. Cipolla son también una buena referencia para esta “normalidad”. Da igual de qué profesión, […]

Responder
Cinco características del cliente estúpido | Consultoría artesana en red 23/06/2014 - 06:13

[…] Más detalles en Carlo M. Cipolla: estupidez humana. […]

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Estupidez humana: esos clientes que es mejor no tener – Consultoría artesana en red 14/01/2020 - 11:55

[…] Sin embargo, de vez en cuando las cosas no van como uno quisiera. Y sí, como en cualquier distribución de la población, en la curva normal aparecen los clientes indeseables. La regla es más o menos universal. Quizá nos conviene, por si acaso, recuperar las leyes de la estupidez humana que formuló en su día Carlo M. Cipolla: […]

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Mi vida vale (mucho) más que mi trabajo – Consultoría artesana en red 23/03/2020 - 06:02

[…] contaminados por el bombardeo mediático, hay que ponerlos en cuarentena y observarlos con rigor. Carlo M. Cipolla ya nos advirtió de que la estupidez humana se reparte por igual en cualquier colec…. Y nos dijo, además, que acostumbramos a infravalorar su poder. No quiero decir que quienes tengan […]

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Ada Colau, Twitter y la estupidez humana – Consultoría artesana en red 16/04/2021 - 06:28

[…] Carlo M. Cipolla nos avisó hace mucho tiempo sobre este asunto: la estupidez humana. Sus leyes se refrendan día sí y día también: […]

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¿Quién quiere ser CEO y por qué? – Consultoría artesana en red 14/09/2023 - 07:05

[…] Dicho lo dicho, quizá haya que recurrir a Carlo M. Cipolla y sus leyes de la estupidez humana: […]

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