Si lo puedes decir en dos palabras, no lo digas en tres. Sea lo que sea lo que quieras comunicar, el numerador tiende a ser el mínimo imprescindible. En una economía que magnifica la eficiencia veo demasiada obsesión por mirar al numerador y no tanto al denominador. Y… en fin, quizá fuera mejor romper los techos y no tanto mirar a reducir los recursos… o quizá las dos cosas a la vez, ¿no?
En el numerador va el tiempo. En el numerador va el espacio. Hay que ahorrar tiempo, hay que ahorrar espacio. No me molestes con información innecesaria. Y Nonaka diciendo que para generar conocimiento hay que crear redundancia. ¿Habrán leído a Nonaka los avanzados del spam?
O sea que menos tiempo. Aunque el tiempo es igual para todos, ¿no? Ya, claro, el tiempo puedes percibirlo de distinta forma: se puede pasar deprisa o se puede pasar lento. Up to you, que dirían los ingleses. Muchas veces lo quieres sólo si no lo tienes. Humanos que somos.
O sea que menos espacio. Pisos enanos, suelo vertical, cosas de esas. Claro que cuando miras desde Torrecuadrada de Molina de Aragón no tiene ningún sentido. Hay espacio, pero parece estar en el lugar inadecuado. Lo quieres si no lo tienes, otra vez lo mismo.
Por tanto, y es por lo que me venía a la cabeza, tiempo y espacio valen dinero dentro de un paradigma, el de la empresa, el del primer mundo ¿civilizado?, el de la eficiencia. Cuando «no tienes tiempo para nada» y el metro cuadrado cuesta su espacio en oro, quizá haya que buscar otro paradigma. Porque moverse en éste, empieza a no tener gracia.
Termino por ir a nuestra sacrosanta gestión de la información. Hay que parar este desvarío de datos en que nos movemos. Cuando hay muchos, al final es como si no tuvieras nada de información. Y, además, genera desasosiego.

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2 comentarios

Alorza 19/07/2005 - 08:50

Breve + escaso = triste.

Yo también observo esa obsesión por minimizar los numeradores, por la eficiencia desligada de la eficacia. Cuando hablamos de procesos productivos desempeñados por máquinas, puede estar bien, pero si nos referimos a la comunicación humana, vamos mal encaminados.

Ahora que estamos celebrando la grandeza lingüística del Quijote, la exhuberancia verbal de Shakespeare, es hora de arrinconar al pesado de Gracián. Démosle vuelta al lema: lo breve, si bueno,dos veces breve.

He comprobado que la comunicación funciona de otra forma. Es eficaz (no sé si eficiente) transmitir pocos mensajes de muchas maneras diferentes. Es inútil, en cambio, saturar con información descarnada. Tanta píldora de información empieza a provocarme infoxicaciones.

Por otra parte, si queremos construir una economía sobre la innovación, deberemos impulsar el despilfarro creativo. Hay que pensar a lo grande.

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Ali 11/07/2006 - 10:37

Se me ocurre que confundes información con conocimiento, que puede parecer pero no es, la misma cosa.

Para generar conocimiento hay que redundar. Claro, porque enunciar una idea, como si fuese simplemente la variable de una ecuación, no sirve de nada si no explicas con un poco más de sosiego el resto de los términos. Por seguir con el paralelismo, es como si dieras solo una ecuación de un sistema complejo.

El paradigma salvaje este en el que nos movemos, tiene que ver con esa manía del capitalismo de fagocitar a las personas y destruir riqueza para producir money. La eficiencia de una máquina se le exige a un humano porque cuando éste flaquee se deshecha y se compra otro. Poco valor para el capital intelectual….

Uff! Vaya desvarío de martes

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